Consolidación y puesta en valor del recinto amurallado y castillo de Belalcázar, Córdoba

Información general

Tipología
Arquitectura defensiva
Provincia
Córdoba
Municipio
Belalcázar
Protección
Bien de interés cultural, por Decreto 62/2009, de 10 de marzo (BOJA n.º 63, p. 78)
Cronología
Siglo IX (alcazaba islámica); siglo XV (castillo); siglo XVI (palacio)
Bibliografía relacionada

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Descripción del bien

El castillo de Belalcázar, también denominado de los Sotomayor o de Gahete, en la comarca de los Pedroches, en Córdoba, está constituido por dos construcciones diferenciadas, al establecerse, a mediados del siglo XV, un castillo cristiano en el interior del recinto amurallado de una anterior alcazaba musulmana. Es uno de los ejemplares más relevantes de la arquitectura defensiva medieval castellana tanto por su carácter emblemático como por su monumentalidad y sus valores paisajísticos.

La fortificación está enclavada en un estratégico cerro pizarroso que domina la localidad y todo su entorno. El cerro, a su vez, se ubica en el interior de un meandro del arroyo Caganchas, que constituye una valiosa defensa natural. El edificio cristiano, dotado de foso y con una espectacular silueta, en la que destaca la monumental torre del homenaje, responde a la tipología clásica de fortaleza señorial castellana de época bajomedieval. En el siglo XVI se adosó a él, por su costado oriental, el palacio renacentista de los Zúñiga-Sotomayor, de estilo plateresco. Dentro del recinto amurallado de la alcazaba, entre la muralla exterior y el foso del núcleo cristiano se localizan, adosados a un caserío de carácter tradicional que fue vivienda de los guardas, los posibles restos de la ermita de Villacerrada, nombre con el que se conocía a la población asentada intramuros. Cruza el recinto un antiguo camino empedrado que formaba parte del camino histórico entre Córdoba y Toledo.

El conjunto de la fortaleza tiene una superficie aproximada de 2,5 hectáreas, delimitada por una muralla exterior de forma irregular que se adapta a la topografía del cerro. En su construcción se emplean diferentes materiales y técnicas edilicias fruto de las distintas fases constructivas, reformas y ampliaciones. Las torres que posee corresponden mayoritariamente al modelo de torre-contrafuerte. Se identifican hasta veintiuna torres, entre las que destacan dos. La primera de ellas, conocida como Torre de los Vargas, es una torre de coracha situada junto al curso del arroyo. La segunda, una torre albarrana unida al recinto mediante un gran arco de medio punto que cubre una luz de 8 metros a modo de puente. Ambas se datan a mediados del siglo XV.

En la parte más alta del cerro se alza el castillo señorial cristiano, de planta cuadrangular, con torres macizas en las esquinas y otras con estancias interiores en el centro de los lienzos. Fue construido en sillería de granito. La Torre del Homenaje domina el espacio con sus 47 metros de altura. Se inicia con una planta cuadrada que en su tercio superior evoluciona a formas redondeadas, decorándose con ocho escaraguaitas o garitones semicilíndricos escalonados adornados con el escudo de los Sotomayor sobre elementos góticos.

Datos históricos

La alcazaba musulmana de Gāfiq aparece citada por diversos autores a partir del siglo X. Durante el Califato desempeñó un destacado papel defensivo frente a las incursiones cristianas. En el siglo XI la ciudad de Gāfiqqueda situada en un territorio de frontera entre reinos de taifas. Durante ese tiempo el recinto amurallado es objeto de obras de refortificación. A partir de la conquista de Toledo, en 1085, se intensifica la presión de las tropas castellanas sobre la comarca defendida por Gāfiq. Los estudios documentan nuevas reformas en la cerca, tanto en época almorávide como almohade, hasta la caída definitiva de la plaza, producida en torno al 1240.

Durante los siglos XIII y XIV la fortaleza se mantiene mediante obras de reparación de la cerca con forros de mampostería. Tras la conquista cristiana, la Gāfiq musulmana pasó a recibir el nombre de Gahete y a depender del Concejo de Córdoba, perdiendo progresivamente su valor estratégico militar. Sus dominios, ricos en pastos para el ganado, se los disputan distintas familias de la nobleza urbana cordobesa hasta que, en 1444, Juan II concede su posesión al maestre de la orden de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor, vinculado a la nobleza extremeña. A su hijo don Alfonso y a su esposa, doña Elvira de Zúñiga, hija del conde de Plasencia, se atribuye la construcción del nuevo castillo, que obedece a la necesidad de defender el señorío frente a los intentos de la nobleza cordobesa por recuperarlo. En 1464, a la muerte de don Alfonso, su viuda doña Elvira se hace cargo del señorío, que comienza una larga etapa de estabilidad gracias a la falta de unidad entre los nobles cordobeses y al apoyo de la familia Zúñiga.En 1466 Enrique IV concede a don Gutierre II, hijo de doña Elvira, el título de conde de Belalcázar, nombre que recibirá la población desde ese momento. El linaje de los Sotomayor terminará de consolidarse en el señorío bajo el reinado de los Reyes Católicos.

Durante los años de administración de doña Elvira (1464-1483) la fortaleza es objeto de una amplia remodelación para convertirla en un edificio de carácter palatino. Se construye un patio porticado, se labran ventanales exteriores y se recrece en dos plantas la torre del homenaje, dotándola de un bello cuerpo de remate en cuya decoración destacan los escudos de la familia Sotomayor.

A mediados del XVI, el sexto conde de Belalcázar, don Francisco de Zúñiga, hace construir una nueva residencia palaciega adosando una doble crujía al lienzo originario del castillo en el ángulo sureste. En esta reforma pudo haber intervenido el arquitecto Hernán Ruiz I, quien en otras obras emplea modelos escultóricos afines a los usados en la decoración plateresca de las ventanas.

En 1605 Miguel de Cervantes dedica la primera edición del Quijote al octavo conde de Belalcázar, lo que revela la importancia de los Sotomayor en esta época. A través de esta familia el castillo permanece ligado durante su historia a grandes títulos de la nobleza española, como los ducados de Béjar o de Osuna.

En 1810, durante la guerra de la Independencia, el edificio se habilita para alojamiento de tropas francesas. Al año siguiente sufre el ataque de la artillería inglesa, aunque sin grandes consecuencias. Sin embargo, tras la salida de los franceses en 1812, es parcialmente desmantelado y buena parte de sus materiales se aprovechan en la construcción de algunas casas de la villa. En 1868 pasa a manos de don Feliciano Gallego Mayoral, cuyos descendientes han mantenido la propiedad hasta la compra del inmueble por la Junta de Andalucía el año 2008.

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Estado previo

Antes de esta intervención, el castillo permanecía cerrado, dado su precario estado, fruto de la falta de uso y mantenimiento y del continuo expolio durante años. Principalmente fueron objeto de expolio la cantería de granito y elementos decorativos como escudos, jambas y dinteles de huecos, alfarjes, balaustradas, etc. A este hecho se debía en gran medida que las fábricas y muros presentaran un alto grado de inestabilidad estructural. Tanto en exteriores como en interiores, los numerosos derrumbes ocasionados habían producido grandes acumulaciones de escombros.

En el recinto amurallado exterior se tienen documentadas continuas actuaciones de reforma y ampliación a lo largo de todo su tiempo de uso, desde el siglo IX hasta el XVI. La altura media de los lienzos debía de ser de unos 8 metros, aunque en la actualidad presentan en su mayoría entre 2 y 6 metros de alzado. Algunos tramos han desaparecido prácticamente en su totalidad, al igual que alguna de las 21 torres que posee. Al inicio de la actuación, el deterioro continuaba avanzando y seguían produciéndose derrumbes de más tramos de muralla.El estado en que se encontraba esta muralla podía resumirse en los siguientes puntos:

    Pérdida de la cara exterior de los lienzos en gran parte del recorrido, quedando a la vista el relleno interior (argamasa, mampostería, tapial), expuesto a la acción de la erosión.

    Pérdida generalizada de los elementos de remate de lienzos y torres, favoreciendo los efectos negativos de la erosión y entrada del agua de lluvia.

    Presencia de elementos constructivos en situación inestable por la pérdida del forro exterior en las zonas bajas de lienzos y torres.

La situación del castillo propiamente dicho era también grave pese a la mayor solidez de la fábrica empleada en su construcción. El granito, que es prácticamente la única piedra utilizada tanto en la cantería como en la ornamentación (la pizarra se utiliza exclusivamente en los rellenos de muros), se muestra, pese a su inicial resistencia al desgaste, erosionado y debilitado. Esto ocurre en ocasiones por la utilización previa de granitos no sanos (material previamente degradado).

En 1979-80 el Ministerio de Educación y Ciencia realizó una primera intervención de urgencia de consolidación y refuerzo, aunque claramente insuficiente.

Los lienzos murarios entre cada una de las torres se veían afectados con carácter general por la apertura de huecos, la desaparición de mortero en juntas y la pérdida de los remates superiores, patologías extensibles al resto de la edificación.

Las torres del castillo han perdido prácticamente en su totalidad las bóvedas y los techos de sus distintos pisos, salvo la bóveda de cubierta o terrado. Especialmente urgente, por la inestabilidad estructural de algunos elementos, era el estado de las torres intermedias, ya que las torres esquineras, por el hecho de encontrarse macizadas en sus primeros pisos, presentaban una mejor conservación.

La torre del homenaje mostraba igualmente un mejor aspecto exterior, por el mayor espesor de sus muros. Sin embargo, su interior también había sufrido la desaparición de los cuatro niveles de pisos, de los que solo quedaban algunos de los arcos de apoyo. A destacar, una importante fisura vertical en el lienzo interior este y, ya exteriormente, el elevado grado de erosión que, de manera generalizada, afectaba –y aún afecta– a sus fábricas y elementos decorativos.

Torres y adarves, al haberse perdido su pavimentación, presentaban vegetación parasitaria y acumulaciones de tierra. Esto incidía directamente en la impermeabilidad y por tanto en la seguridad estructural de bóvedas y muros.

El patio de armas ha llegado a nuestros días en un estado lamentable, con la totalidad de sus edificaciones derruidas y expoliadas. Solo quedan en pie, pero con un alto grado de deterioro, los muros que delimitan exteriormente el palacio renacentista. La campaña arqueológica previa a la intervención permitía, al menos, recomponer el espacio central, al aparecer las cimentaciones de los soportes de apoyo de la galería que lo conformaba, niveles de pavimentación, zaguán, acceso a la caballeriza, etc., elementos todos que posibilitan una recreación de la volumetría interior del castillo y palacio renacentista.

En una situación similar a las torres del castillo se hallaban las dos construcciones del siglo XV que forman parte del recinto exterior, es decir, la torre albarrana y la torre de coracha. En esta última era preocupante la pérdida de apoyo provocada por la pérdida de fábrica en sus esquinas exteriores.

El caserío que había servido de vivienda a los guardeses de la finca estaba en estado de ruina. En cuanto al camino de acceso al recinto, delimitado por un vallado construido con muros de piedra en seco, se encontraba interrumpido por el derrumbe de varios tramos de este vallado.

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Descripción de la intervención

El inmueble fue adquirido por la Junta de Andalucía el año 2008. Desde entonces y hasta la presente intervención, la Consejería competente realizó diversos estudios: de materiales, topografía, fotogrametría, planimetría y fotografía, y desarrolló trabajos de desescombro, limpieza y desbroce, consolidaciones puntuales y algún apuntalamiento urgente.

El proyecto que aquí se reseña tenía por objeto la consolidación y conservación del bien, contemplándose la intervención sobre la totalidad del conjunto: recinto amurallado, castillo y elementos interiores, si bien de forma estratégica y puntual, al objeto de dar respuesta a los aspectos más urgentes, dado el mal estado del inmueble. Igualmente contemplaba la puesta en valor de la torre del homenaje, la adecuación de sus caminos y accesos y la transformación de la casa de labor anexa en un centro de recepción de visitantes.

Consolidación estructural de los muros

La principal intervención fue procurar la consolidación de los huecos y muros tanto de las murallas como de las torres, mediante la estabilización de su estructura y la reintegración de las zonas desplomadas.

Se han realizado trabajos masivos de consolidación, rejuntado de los diferentes tipos de fábrica, cosido y relleno de grietas, recuperación de núcleos perdidos y creación de cimientos en las zonas de muralla debilitadas. Las reconstrucciones puntuales en la torre del homenaje se limitaron a las zonas perdidas de aspecto conocido, como bóvedas interiores, dinteles y mochetas de huecos, matacanes y el arranque de los garitones.

De mayor complejidad fue la reintegración de huecos con derrumbes en los muros y torres del castillo, para la que se empleó el criterio de diferenciación material y retranqueo de las nuevas superficies construidas, de manera que su diferencia con el original fuera clara y permitiera futuras intervenciones de reconstrucción.

Tratamiento de cubiertas y adarves

Otra parte ineludible de intervención para la conservación del conjunto fue la protección de las cubiertas, tanto de las torres como de los adarves, con hormigón de cal, estableciendo pendientes que ayudaran a la correcta evacuación del agua de lluvia, protegiendo la superficie con morteros impermeabilizadores.

Restauración y puesta en valor

El principal objetivo ha sido la restauración interior y exterior de la torre del homenaje. Con esta actuación los visitantes pueden acceder a la terraza superior y contemplar el paisaje de la comarca y del pueblo de Belalcázar. Los sistemas de iluminación instalados recuperan la visibilidad en el interior de la torre, dando un aspecto natural y enlazando los diversos espacios arquitectónicos y niveles de la misma.

Igualmente se ha intervenido en la casa de labor que se hallaba en ruina para adaptarla como centro de recepción del recinto monumental, si bien se ha mantenido su aspecto exterior para asegurar su integración en el entorno. El interior consta de una zona de recepción y venta de entradas, una sala de vídeo y aseos.

Por último, se ha realizado la adecuación de caminos con objeto de permitir el recorrido tanto por el recinto amurallado como por el perímetro del castillo. En el interior del castillo se ha creado una pasarela para acceder a la torre del homenaje, el elemento más emblemático del conjunto.

Gracias a estas intervenciones se culmina una primera actuación arquitectónica, que permite continuar con la musealización del recinto y la mejora en la visita pública. Se prevé asimismo la continuación de la investigación arqueológica para proseguir con la restauración y la ampliación de las zonas visitables.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico
Dirección y ejecución
Proyecto: Pedro Peña Amaro; dirección de las obras: Pedro Peña Amaro y Antonio Peña Amaro; dirección de ejecución: Joaquín Montilla Cardeñosa; coordinación de seguridad y salud: Arturo Merchán Torralbo; director de la actividad arqueológica: Manuel Cobo Aguilera. SALSUM TUR SL; contratista de la obra: LORQUIMUR SL.
Periodo de ejecución
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Inversión
1.009.239,80 €.
Financia
Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental de la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía y Fondos Europeos de Desarrollo Regional-Feder
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Fotografías

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