Castillo de Santa Olalla del Cala (Huelva)

Información general

Tipología
Arquitectura defensiva
Provincia
Huelva
Municipio
Santa Olalla del Cala
Protección
Bien de Interés Cultural, Categoría Monumento.
Observaciones

Incluido dentro del Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía (P.A.D.A.).

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Descripción del bien

Con planta alargada e irregular orientada en sentido N-S y una superficie total amurallada de 4.610 m2, el castillo de Santa Olalla del Cala se asienta sobre el «Cerro del Castillo» en cuya falda existen vestigios de una necrópolis del Bronce. Consta de 10 lienzos y 10 torres, cuatro cúbicas semicirculares y seis de planta poligonal. De estas últimas, tres disponen de cubierta abovedada. El patio de armas dispone de un desnivel superior a 16 metros, descendente de norte a sur.

Su construcción es de muros mixtos con mampostería careada de piedra riolítica del lugar y núcleo de argamasa de abundante cal, ripios y piedra menuda. Los adarves tienen anchura variable entre 1,92 y 2,40 m, conservando parte del parapeto defensivo exterior -con almenado rematado en piramidón- e interior en la zona de la poterna. Algunas torres presentan sillares graníticos en las esquinas, a veces formado una cremallera.

En la arquitectura mudéjar del castillo de Santa Olalla están presentes rasgos característicos de una raigambre anterior almohade. Sin embargo, como consecuencia del amplio periodo de edificación de sus murallas entre los siglos XIII y XV, otros elementos podrían encuadrarse en el periodo ojival o gótico, como los arcos seudo-apuntados de dovelas graníticas de las entradas. Algunas de las características más revelantes del vasto arraigo cultural son:
- Fortificación roquera adaptada a la orografía del lugar resultando una geometría poligonal irregular, apoyada directamente sobre la roca.
- Colocación de torres cuadrangulares en los ángulos, macizas y salientes de la cortina defensiva, con plataforma almenada simple o con una dependencia abovedada de entrada angosta, sirviendo de paso entre adarves en el caso de dos torres. Por regla general, en estas torres se utilizan basamentos de nivelación, plataformas que amplían la base de asiento sobre la roca madre.
- Disposición de entrada principal en recodo, situada en la Torre Mayor, y entrada directa o Poterna situada en lugar escarpado y flanqueada por una torre para defender el acceso.
- Sobriedad y simplicidad formal de las torres donde el gusto por la decoración es patente en la incorporación de impostas de ladrillo marcando niveles de suelo o arranques de bóvedas, en los revocos de cal con grafismos imitando sillares o las dovelas en los arcos, en almenados rematados en piramidones con listelos de ladrillo en saledizo o en el uso del alfiz en la fábrica rehundida de la poterna rematada en simple nacela o enmarcando el segundo arco de granito de la Torre Mayor. Sobre el arco de la entrada principal se puede observar un motivo decorativo a modo de hornacina, todo en ladrillo, con arco de herradura y alfiz.
- El uso del ladrillo, igualmente más tardío, en los arcos apuntados de las puertas y las bóvedas de las torres o formando parte de las fábricas de éstas reforzando las esquinas. Las bóvedas son variopintas: de directriz arco apuntado, de cañón ligeramente peraltado y/o rebajado, formando esquifa y de crucería.

Muy probablemente, a partir del s. XVI hasta mediados del s. XVIII, cuando se abandona la tenencia de las fortalezas por no haber causa que las justificara, la adecuación a las nuevas armas de fuego supuso en el castillo de Santa Olalla la eliminación de los remates almenados de los lienzos norte y oeste, así como el recrecido de suelo de varias torres.

En su interior, las edificaciones castrenses desaparecieron con el uso funerario, si bien los muros localizados en las campañas arqueológicas se adosaban a la muralla en una crujía paralela a ésta encontrándose, en algún caso, una estrecha galería añadida. El acceso al paseo de ronda se realizaba a través de tres escaleras, dos de ellas adosadas a las murallas norte y sur y una tercera a mitad del lienzo Este, próxima a la Torre de Acceso, con un tramo perpendicular al lienzo.

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Datos históricos

El castillo de Santa Olalla del Cala fue mandado construir por Sancho IV el Bravo en 1293, mediante albalá firmado en Toro el 4 de noviembre. Su construcción, coetánea a la del castillo de Cumbres Mayores, supuso la consolidación de una línea defensiva de frontera en las estribaciones occidentales de Sierra Morena, conocida como la Banda Gallega.

Levantado en pleno periodo de revueltas sobre la llamada «cuestión del Algarve», el castillo se refuerza posteriormente en varias ocasiones: en 1386-87 a consecuencia de las invasiones territoriales de las Ordenes Militares por Extremadura y la histórica cuestión fronteriza hispano-lusa; y en 1466-67 ante la inestabilidad política del Reino de Sevilla y la guerra civil castellana de Enrique IV y el infante Alfonso y los constantes ataques de los golfines, malhechores de la Baja Edad Media que deambulaban por la sierra asaltando propiedades y castillos. En 1653 el castillo pasa a ser propiedad de D. Juan Ventura Tirado Leiva, señor del Castillo de las Guardas, quien compra a Felipe IV la villa de Santa Olalla y sus aldeas (El Real de la Jara y El Ronquillo) para convertirlas en señorío. Este será recuperado por el Concejo de Sevilla en 1794 al hijo de aquel mediante expropiación.

Atravesada por la Vía de la Plata -histórica ruta de comunicación norte-sur y de trasiego de minerales, mercancías y ganados- el sitio de Santa Olalla ha representado un hito milenario de asentamiento, de dominio y defensa del territorio, incluso durante la invasión francesa cuando en 1809 ocupa el castillo un Regimiento de la Infantería de Marina para defender esta vía de penetración a Andalucía.

Las diversas campañas arqueológicas realizadas han documentado un periodo de ocupación del cerro donde se asienta el castillo desde el Paleolítico hasta el periodo Alto Imperial romano, de forma continua. Ocupado en la Edad del Bronce (1700-1100 a.C) destacan también los materiales de la Edad del Hierro I y fundamentalmente del Hierro II que evidencian la existencia de un castro de la Beturia Céltica. Igualmente, están presentes otras culturas como la turdetana, romana, almohade y por supuesto, la cristiana desde el s. XIII. La disponibilidad de recursos hídricos y la fertilidad de la tierra, la presencia de minerales de hierro y cobre, una orografía dominante y la situación geográfica de Santa Olalla (uno de los pasos naturales de comunicación entre la Meseta y el Valle del Guadalquivir) han sido las claves para que el lugar represente hoy día un histórico enclave geoestratégico y un notable yacimiento arqueológico.

Durante el siglo XIX y principios del XX, el castillo se convierte en Cementerio Municipal ante la falta de otro lugar donde trasladar el carnero de la Iglesia Parroquial Ntra. Sra de la Asunción situada a escasos metros. En 1917 se clausura el Camposanto y el castillo entra en un periodo de abandono y constante expoliación que generará su ruina hasta finales del pasado siglo XX.

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Estado previo

A finales del s. XX, el castillo de Santa Olalla del Cala se arruina definitivamente con el desplome de la Torre X y los paños contiguos de la muralla NE, a consecuencia de las fuertes lluvias y la caída de un rayo sobre dicha torre. Las transformaciones ejercidas en las murallas para el alojo de nichos funerarios en el s. XIX -a veces en sentido transversal a los núcleos-, las exhumaciones durante casi 40 años desde su clausura como Cementerio Municipal en 1917, la consecuente colmatación de tierras y escombros a pie de muro y los constantes expolios de materiales -sobretodo en los años de posguerra-, supusieron un estado lamentable de ruina y la preocupación de las Autoridades locales y vecinos por más pérdidas irreparables, a finales de la década de 1980.

Por este motivo, entre 1989 y 2002, se llevarán a cabo varias fases de estudios previos arqueológicos y las primeras obras de consolidación y restauración -aprobadas por la Comisión Provincial de Patrimonio y realizadas mediante programas de EE.TT.-, dirigidas por la arquitecto Dª Inmaculada Jiménez Aguilar, cuyo cometido sería el atajar la ruina en aquellas zonas más inestables tanto para la edificación como para la población asentada a las faldas del castillo, siendo además la fachada de mayor entidad volumétrica. Se restauran así las cortinas Norte y Este, incluyendo las Torres I y X con mayor peligro de desplome. A finales de 2005 comienzan las últimas labores de restauración que culminarán en febrero de 2007 con la actuación promovida por la Consejería de Cultura a través de la Delegación Provincial y la Dirección General de BB.CC., donde se pone definitivamente en valor la entidad y capacidad defensiva así como los elementos más notables del castillo localizados tras los estudios previos y el seguimiento arqueológico de la obra.

Exteriormente, las fachadas fueron anteriormente intervenidas en la segunda mitad de la década de los años ´70 por la D. G. de Bellas Artes, siendo su restaurador D. Rafael Manzano Martos. Su actuación consistió en consolidar bases perdidas a modo de parcheos con piedra menuda y lajas, todavía visibles en numerosas zonas, así como la restauración del pretil defensivo y la torre de la fachada sur que mira a la iglesia. A pesar de ello, la pérdida generalizada del revestimiento y del mortero de agarre de las fábricas, unido a la proliferación de especies vegetales silvestres, árboles y arbustos en las coronaciones de los muros, supuso la caída de numerosos mampuestos y nuevos socavones en las bases de apoyo a los pocos años.

El castillo contaba en el siglo XV con parapeto dentado en todo su perímetro, compuesto por merlones con piramidón de remate, pero había desaparecido a excepción del lienzo sur y algún resto en los paños Norte y Este. Las escaleras de acceso a los adarves o paseos de ronda ya no existían y los escasos restos localizados fueron sepultados con las fosas bajo posteriores rellenos. Los paños interiores del castillo se encontraban horadados perdiendo gran parte del núcleo de argamasa y, en muchos casos, la cara externa de la pared de sillarejos. La torre mejor conservada era la Norte (Torre IX) pues aún mantenía en pie la bóveda de ladrillo y terraza superior.

A pesar de las diversas intervenciones de finales de siglo, el estado previo a la restauración de 2005-07 aún era de ruina, siendo lo más relevante el mal estado de los muros sur y oeste horadados por el interior, la pérdida de niveles de adarves, la colmatación de rellenos, la existencia de catas arqueológicas abiertas, la falta de acceso a las cortinas defensivas y las patologías de las fachadas incrementadas por la vegetación arraigada.

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Descripción de la intervención

El proyecto tendrá como objetivo la restauración de las murallas y torres en mal estado de conservación, completar las intervenciones anteriores así como la puesta en valor del emplazamiento y castillo a través de algunas actuaciones de carácter singular. La operación proyectada afectará, de esta forma, a la totalidad del BIC.

Como paso previo a la formalización del proyecto y la intervención, se realizaron estudios previos arqueológicos, de patologías constructivas y de materiales (argamasas de fábricas y revocos). La propuesta intervencionista trataba de restaurar no sólo la configuración formal y constructiva del castillo en su última etapa edificatoria recuperando niveles, volúmenes, características poliorcéticas y el recorrido del paseo de ronda, sino reflejar su posterior función, igualmente histórica, en uno de sus lienzos.

El perímetro amurallado del castillo se restaura así recuperando los suelos del último reforzamiento medieval del s.XV, manteniendo la estructura de las torres hasta su última elevación practicada (en el caso de las Torres III y IV de la muralla sur se sobreelevan posteriormente). Pero la puesta en valor del recinto fortificado no tendría sentido si no fuese posible su recorrido completo, cierto grado de seguridad al visitante y la propia salvaguarda del monumento para su conservación y mantenimiento. Por ello, se dota de nuevas escaleras de subida a los adarves y de elementos de seguridad como barandillas y puertas, tanto en las torres como en los accesos al castillo.

Las actuaciones, llevadas a cabo con seguimiento y control arqueológico durante la obra, se resumen en:

1.- Rebaje de tierras a pie de muralla para posibilitar la consolidación y restauración de los lienzos y la eliminación de empujes, dejando un nivel de protección fiable de los restos arqueológicos existentes bajo la rasante final.

2.- Recuperación del paseo de ronda al nivel histórico del último reforzamiento de mediados del s. XV, mediante la consolidación de los muros profundamente horadados, la restauración de escalonamientos, rampas y pretiles y la incorporación de 3 escaleras con similar desembarco que las históricas, si bien de diseño y materiales modernos.

3.- Limpieza y restauración de fachadas, consolidando las bases y las oquedades, resanando las fábricas de mampostería con mortero de cal previa eliminación de las especies vegetales arraigadas en juntas y núcleos, respetando el estado inicial (revocos, parcheos de los ´70...) para no generar una falsedad histórica.

4.- Restauración generalizada de las torres tanto en su interior como exterior, respetando los sucesivos recrecidos, la existencia o no de merlonado y los revestimientos de cal como el de la Torre I de acceso con un grafiado decorativo de las juntas entre sillares característico del s.XV.

5.- Actuación en los accesos, recuperando los niveles de suelo y umbrales, las puertas y sus mecanismos de apertura con materiales similares a los históricos, consolidando los arcos, las bóvedas y los revestimientos de éstas. Asimismo, se pavimenta y restaura el camino de acceso a la Torre Mayor.

6.- Restitución de elementos de la poliorcética del castillo como el parapeto interior o paradós, el ámbito de cobertura de la poterna por el interior del recinto con sendos muros laterales (uno de ellos sobre el histórico, sirviendo de contención de las tierras no rebajadas) y las escalinatas de tránsito entre las cortinas oeste y norte-sur.

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Ficha técnica y planimetría

Entidad/es promotora/s
Junta de Andalucía. Consejería de Cultura. Dirección General de Bienes Culturales
Adjudicatario/s
Geotecnia y Cimientos, S.A.GEOCISA
Dirección y ejecución
Proyecto: Inmaculada Jiménez Aguilar. Arquitecto. Dirección de obra: Inmaculada Jiménez Aguilar. Arquitecto. Irene Fernández Delgado. Arquitecto Técnico.
Periodo de ejecución
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Inversión
1.036.545,49 €

Fotografías

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