Antigua Cárcel de Mujeres de Málaga

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El conocido “Caserón de la Goleta” de Málaga sirvió de sede principal de la antigua cárcel de mujeres de Málaga, por la que pasaron hambre, miseria, hacinamiento y penurias más de 4.000 presas republicanas, desde la ocupación de la capital por las tropas franquistas en febrero de 1937. Más del 60% eran de la provincia y el resto procedía de la capital o de otras ciudades.

La mayor parte de las malagueñas encarceladas eran jóvenes entre 21 y 40 años, aunque la represión se extendió a todos los grupos de edad. La violencia no entendía de edades sino de actitudes ideológicas. Las que procedían de la provincia, en su inmensa mayoría, y un tercio de las residentes en la capital, firmaban con el dedo. Prácticamente todas aceptaban el defensor que le asignaban y ninguna recurría a profesionales para su defensa en los consejos de guerra y en los juicios sumarísimos, sino a pliegos de firmas de los vecinos o avales.

El aislamiento, las escasas oportunidades de visitas, la desesperanza y la enfermedad caracterizaron la rutina de estas presas. Su vida cotidiana estaba marcada por un fuerte ejercicio de limpieza psicológica por parte de las autoridades franquistas, ya que eran calificadas como seres inferiores y perversos. Así lo destacaba en los informes de aquella cárcel Antonio Vallejo-Nájera, jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del aparato franquista. De su experimento con reclusas arrojaba que eran “libertarias congénitas, revolucionaras natas que impulsadas por sus tendencias biopsíquicas constitucionales desplegaron intensa actividad sumadas a la horda roja masculina”.

La parafernalia del régimen de Franco las obligaba a cumplir con una serie de obligaciones de acuerdo a las creencias de recato y sumisión del “Nuevo Estado”. Por ejemplo, tenían que asistir obligatoriamente a misa, bautizar a sus hijos e intervenir en todos los actos oficiales que fueran de orden prioritario. Las llamadas conversiones al catolicismo y las señales de arrepentimiento entre las presas eran aireadas por la prensa local malagueña con un importante foco de propaganda que intentaba borrar toda la ola de laicismo republicano.

La cárcel tenía como dependencias principales un patio, como lugar de encuentro, además de los corredores y habitaciones del penal. Los familiares se acercaban a diario haciendo largas colas desde las cinco de la madrugada para llevar a las mujeres cestos de comida, una tarea que resultaba agotadora al tener que esperar horas y horas a que regresaran de nuevo los centinelas con los cestos de mimbre vacíos.

Las presas hacían una vida comunitaria en el patio donde cosían, elaboraban objetos que vendían sus familias posteriormente, correteaban junto a sus hijos pequeños compartiendo la pésima comida, la angustia de las ejecuciones, los malos tratos y las vejaciones de las que eran objeto. Algunas presas con cierta formación, enseñaban a otras internas analfabetas a leer y escribir.

1941 fue un año especialmente cruel con una cifra de 720 internas para una capacidad que ligeramente superaba el centenar. El racionamiento, la escasez de productos alimenticios y sanitarios, la epidemia de tifus o los familiares varones encarcelados, son factores que empujaron a las mujeres al mercado negro y a la prostitución para sobrevivir.

La cárcel de mujeres de Málaga recibió el mayor número de reclusas de 1941 hasta 1944 con motivo de la implicación de estas en actividades socio-económicas perseguidas por la justicia del franquismo.

En la mayoría de las fichas el motivo de la detención parece tener relación directa con la situación como huidos de maridos e hijos, aunque también las razones iban desde delitos contra la seguridad del Estado, contra la moral, relacionados con la propiedad, contra el orden socioeconómico, y otros delitos. En un tercio de las sentencias se podía ver como una de las principales causas se ignora, sin alegar motivo alguno.

Fuentes y Bibliografía

  • BARRANQUERO TEXEIRA,  Encarnación. Mujer y orden público en la Málaga de la retaguardia. En: BALLARÍN, Pilar y ORTIZ, Teresa. La mujer en Andalucía. I Encuentro Interdisciplinar de Estudios de la Mujer. Granada: Universidad de Granada, 1990, pp. 357-368.
  • BARRANQUERO TEXEIRA,  Encarnación, EIROA SANFRANCISCO, Matilde y NAVARRO JIMÉNEZ, Paloma. Mujer, cárcel, franquismo. La Prisión Provincial de Málaga 1937-1945. Editado por Grupo de Investigación Consolidado de la Junta de Andalucía, SEJ 156.
  • BARRANQUERO TEXEIRA,  Encarnación.Las mujeres ante la justicia militar. El caso de Victoria Merino. Málaga, 1938. En: Mujeres en la Guerra Civil y el franquismo: violencia, silencia y memoria de los tiempos difíciles. Málaga: CEDMA, 2010, pp. 73-90.
  • BARRANQUERO TEXEIRA,  Encarnación. Mujer, cárcel y franquismo en Andalucía. En: GÁLVEZ BIESCA,  Sergio y HERNÁNDEZ HOLGADO,  Fernando. Presas de Franco. FIM Y CEDMA, 2007, pp. 79-84.
  • VALLEJO-NÁGERA. Psiquismo del fanatismo marxista. Investigaciones en marxistas femeninos delincuentes. Revista Española de Medicina y Cirugía, año II, nº 9, mayo 1939. El estudio pionero en este tema fue el ya citado de NADAL, Antonio, Experiencias psiquiátricas sobre mujeres marxistas malagueñas. Málaga, 1939.  Baetica. 1987, nº 10, pp 365-383.
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