Programa de control de la Información Alimentaria Facilitada al Consumidor 2018
Para lograr un alto nivel de protección de la salud de los consumidores y garantizar su derecho a la información, se debe velar porque los consumidores estén debidamente informados respecto a los alimentos, materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos que consumen y/o adquieren.
Un principio de la legislación alimentaria es ofrecer a los consumidores una base para elegir con conocimiento de causa los alimentos que consumen y evitar cualquier práctica que pueda inducir a engaño al consumidor, especialmente en cuanto a las características de los alimentos o sus efectos o propiedades, o atribuir propiedades medicinales a los alimentos.
Como norma común, las etiquetas de los alimentos y de los materiales y objetos destinados a entrar en contacto con alimentos deben ser claras y comprensibles para ayudar a los consumidores a tomar sus decisiones respecto a la alimentación y la dieta con mayor conocimiento de causa. Una buena legibilidad es un factor importante para potenciar al máximo la influencia que la información del etiquetado pueda tener en el público, siendo una de las principales causas de descontento de los consumidores, la información ilegible en la etiquetas de los productos.
La presentación obligatoria de la información nutricional en el envase debe ayudar a actuar en el ámbito de la educación de los consumidores en materia de nutrición, como parte de la política de salud pública.
Hay tener en cuenta, además, todas las formas de suministrar alimentos y productos, mediante venta directa al consumidor, a las colectividades y la venta de alimentos mediante técnicas de comunicación a distancia. Asimismo hay que tener en cuenta la presentación del alimento, envasado o sin envasar y las especificaciones relativas al contenido, forma y ubicación de la información que han de revisarse en cada caso.
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