Recomendaciones generales para protegerse frente al frío

Recomendaciones generales frente al frío

En este apartado incluimos las recomendaciones generales de protección y prevención frente a las bajas temperaturas (fuente: Ministerio de Sanidad):

  • En el exterior, respire por la nariz y no por la boca, ya que el aire se calienta al pasar por las fosas nasales y así disminuye el frío que llega a los pulmones.
  • Extreme la precaución en caso de hielo en las calles. Un elevado porcentaje de lesiones relacionadas con el frío tiene que ver con caídas al resbalar sobre placas de hielo. Utilice calzado antideslizante si es posible.
  • Conviene tener en cuenta que varias capas de ropa fina protegen más que una sola gruesa, al formar cámaras de aire aislante entre ellas.
  • Si utiliza braseros en casa o chimenea, ventile la estancia con frecuencia para evitar la acumulación de CO. Ventile la casa al menos dos veces al día, durante 15 minutos cada una de las veces, para asegurar la renovación del aire. Apague las estufas eléctricas y de gas durante la noche.
  • No tome medicamentos sin receta médica, ten en cuenta que algunos medicamentos precipitan los problemas derivados de la exposición al frío.
  • Tome una alimentación variada, consuma diariamente fruta. Beba líquidos, aunque no tengas sed, sobre todo agua y bebidas calientes y evite el consumo de alcohol, ya que disminuye la sensación de frío.
  • Manténgase siempre bien informado sobre las previsiones meteorológicas antes de salir de casa.
  • Aunque cualquier persona puede sufrir un problema relacionado con las bajas temperaturas, procure prestar mayor atención a las personas que puedan estar en situación de vulnerabilidad ante el frío. En caso necesario, contacte con su profesional sanitario.
  • Se recomienda la vacunación contra la gripe en personas mayores de 65 años y en las que padecen alguna enfermedad crónica (cardiopulmonar, metabólica e inmunodeprimidos).

En caso de hipotermia o de padecer una temperatura corporal anormalmente baja, las señales de padecerla son: en la población infantil, la apariencia de falta de energía, como síntoma general, y la piel roja, brillante y fría; y en la población adulta, los temblores atribuibles al frío, el agotamiento, la dificultad para hablar, la torpeza en las manos, la somnolencia y la confusión.

En caso de congelación, con resultado en forma de lesiones en el cuerpo, las señales que avisan del congelamiento son adormecimiento de la piel, piel blanca o amarillenta y piel entumecida y firme. Para afrontar esta situación se recomienda evitar caminar si tiene los pies o los dedos congelados, puesto que puede agravarse la lesión existente, introducir la zona lesionada en agua tibia, pero no caliente, e incluso, también puede usar el calor de su cuerpo para calentar la zona afectada, por contacto y tener en cuenta que las zonas lesionadas tienen menos sensibilidad, están entumecidas y se pueden quemar sin que se note.

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