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Los andaluces acudieron a su cita con las urnas de forma masiva el 28-F de 1980. (Foto: Archivo EFE)
El tiempo se anunciaba desapacible. Muy nuboso o cubierto en la mayor parte de la región, con chubascos frecuentes y abundantes en la zona oriental. Finalmente, no llovió tanto como se temía. Las nubes se fueron disipando aquel 28 de febrero, como el optimismo que habían exhibido los días previos los partidarios del "sí" en el referéndum.
El periódico costaba 25 pesetas. Los españoles se desayunaban con las aventuras de Segismundo Porreta, que le ponía voz a la clase media española en el final de la época dorada de los seriales radiofónicos, y se iban a dormir con Kunta Kinte, el esclavo negro protagonista de la serie Raíces, antes de las Últimas Noticias en aquellos años de cierre y carta de ajuste, con tardes de Félix Rodríguez de la Fuente, familias numerosas y nidos de Robin en televisión.
La prensa de la mañana destacaba las escasas posibilidades de éxito del "sí" en el referéndum. Andalucía había sido abstencionista en todas las votaciones celebradas tras la muerte de Franco y los requisitos para alcanzar la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución exigían una participación masiva en la cita de ese día. Los analistas daban casi por imposible la victoria del "sí".
El 28 de febrero de 1980, año bisiesto, estaban convocados a participar en las urnas un total de 4.468.979 electores, que habrían de depositar su voto en alguna de las 5.846 mesas repartidas por un total de 761 municipios. Sevilla era la única provincia que superaba el millón de electores (1.001.336). Le seguían Málaga (679.354), Cádiz (664.109), Granada (535.288) y Córdoba (521.127). Y en el otro extremo, Almería era la provincia con menor número de personas en el censo (284.139), seguida de Huelva (314.357) y Jaén (469.269).
Era jueves de resaca futbolera. Sólo dos equipos andaluces permanecían vivos en los octavos de final de la Copa del Rey y ambos habían quedado emparejados en la eliminatoria. La noche anterior se disputaron los partidos de ida, y el Betis venció por 2 goles a 1 al Almería. En la vuelta volverían a ganar los sevillanos, que caerían en la siguiente ronda.
Los periódicos de ese día contaban que, fuera de España, Jimmy Carter y Ronald Reagan se habían impuesto en las primarias de New Hampshire, el primero en el bando demócrata y el ex actor de Hollywood, que un año más tarde se convertiría en presidente de los EEUU, en el lado de los republicanos. En Yugoslavia, la enfermedad de Tito hacía presagiar su inminente final en una larga agonía, que se prolongaría hasta mayo. Entretanto, las negociaciones para rescatar a los cuarenta rehenes retenidos en la embajada norteamericana en Teherán parecían atascadas y se preveían también agónicas. Y en Rodesia, rebautizada como Zimbabue, se celebraban las primeras elecciones en las que pudo participar la mayoría negra, que terminaría alzándose con el poder.
El Seat Ritmo había sido elegido Coche del Año en España, por robustez, fiabilidad y economía, en dura competencia con el Talbot Horizon, en el que patrullaban policías de uniforme marrón y boina, y con el que se repartía los emplazamientos publicitarios de los periódicos. La cartelera anunciaba los estrenos de Y al tercer año resucitó, de Rafael Gil sobre la novela de Fernando Vizcaíno Casas, y El proceso de Burgos, de Imanol Uribe, junto a alguna que otra película clasificada 'S', las únicas que entonces se emitían en versión original en España.
En Sevilla y Córdoba se vislumbraba un claro éxito del "sí" en el referéndum andaluz, con una amplia mayoría, claramente por encima de la mitad del censo en cada una de las provincias. Pero había muchas dudas sobre si se superaría esa barrera en el resto del territorio. Los partidarios del "no" confiaban en que éste se impusiera en al menos la mitad de las provincias. Y a pesar de ello, en el ambiente flotaba el augurio de una derrota del Gobierno, con independencia del resultado que se obtuviera en el referéndum, por la gestión que había hecho de la cuestión autonómica.
Las crónicas del día siguiente contarían que la jornada del referéndum se había desarrollado con unos índices de participación muy elevados y con algunos incidentes. La mayor parte de ellos, relacionados con errores en el censo y alguna que otra denuncia por amenazas o agresiones hacia algunos interventores y apoderados de la UCD. Los periódicos también contaron que habían faltado papeletas del "sí" en algunos colegios y que en otros se habían sustituido por papeletas invalidadas, en las que la pregunta impresa hacía referencia al artículo 143 y no al 151.
Habían desaparecido del censo o cambiado de colegio electoral personas que habían votado en las anteriores citas electorales y a las que no se les había comunicado ningún cambio. Y en su lugar había niños que no podían votar y personas que habían fallecido. Los periódicos del día 29 contarían que, entre otras muchas personas, le había ocurrido al propio Rafael Escuredo, presidente de la Junta de Andalucía preautonómica, que no aparecía en un censo en el que, paradójicamente, sí estaba su hija de 5 años, que figuraba como si tuviera 35 años.
Miles de personas se vieron obligadas a deambular durante todo el día de un colegio a otro buscando su nombre en los listados. Algunos matrimonios aparecían en los censos de colegios diferentes, pese a compartir domicilio y mucho más. Se formaron larguísimas colas en los ayuntamientos de personas que necesitaban un certificado de empadronamiento para poder ejercitar su derecho al voto en esa jornada tan especial. Algunos casos se solucionaron. Otros no.
Los resultados definitivos no se conocerían hasta bien entrada la madrugada del viernes. Los rotativos cerraron sus ediciones con poco más que unas meras impresiones y el anuncio, sin datos, de un portavoz del Gobierno que aseguraba que el referéndum había fracasado en varias provincias. Los partidarios del "sí" recopilaron en los días posteriores cuantos certificados de defunción encontraron para reducir, vía recursos, los inflados censos y así escalar en el porcentaje de votos favorables.
¡Qué cosas! Aquel 28 de febrero TVE emitió el sainete La difunta, de Miguel de Unamuno, en el programa Teatro Breve, justo a la misma hora a la que en la UHF ponían la tragedia clásica Antígona, sobre la dignidad y la muerte, mientras se procedía al recuento de los votos.
Al final, sólo en Almería no se alcanzaría la mitad del censo a favor del artículo 151 por unos pocos miles de votos. Aun así, el triunfo del "sí" había sido clamoroso. Los nubarrones sobre Andalucía habían desaparecido.