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Salud

El Centro Andaluz de Teleictus atiende a más de 2.600 personas

El CATI ha logrado que el 95% de la población tenga acceso, en menos de media hora, al tratamiento del ictus

El Centro Andaluz de Teleictus (CATI) ha atendido, desde que se implantó en enero de 2019, a más de 2.600 pacientes con ictus isquémico y, en más del 30% de los casos, se ha realizado un tratamiento de reperfusión de la corriente sanguínea que ha quedado interrumpida.

El CATI permite dar atención de calidad en el manejo del ictus a una gran área dispersa de la población, incrementando así los tratamientos de reperfusión que se inician en hosptales de alta resolución y comarcales. Dada la dispersión geográfica de Andalucía, el 30% de la población se encontraba a más de media hora de un centro en el que pudieran aplicar tratamientos de reperfusión si fuera necesario. Al implantar el sistema de Teleictus en los hospitales seleccionados, prácticamente todas las personas residentes en Andalucía quedan a menos de una hora de un centro donde poder administrar tratamiento indicado por un neurólogo vascular (y hasta un 95% de la población a menos de media hora).

Gracias al CATI, el paciente que llega a un hospital remoto es valorado por vía telemática por un neurólogo vascular y gracias al sistema de radiología PACS que permite consultar las pruebas diagnósticas de imagen complementarias. En función de estas pruebas se decide el mejor tratamiento para el paciente.

De esta forma, el especialista, en el menor tiempo posible, podrá dar indicaciones al profesional médico que atiende al paciente en el hospital sobre qué tratamiento hay que aplicar y a qué centro hospitalario va a ser trasladado el paciente en ambulancia, dependiendo de cómo se vaya a actuar, según el caso.

La atención y la coordinación del CATI es realizado por neurólogos especializados en patología vascular centralizados en el Hospital Macarena de Sevilla y un equipo de casi 20 neurólogos vasculares de toda Andalucía garantizan la asistencia todos los días del año.

Nuevas mejoras

Para continuar avanzando en la accesibilidad de los profesionales a las pruebas diagnósticas, recientemente se ha integrado en el CATI un software (e-ASPECTS) que permite recibir las imágenes del cerebro del paciente con sospecha de ictus directamente en el móvil del neurólogo de guardia. Con todas estas mejoras se está configurando una red que hace posible que en Andalucía se cuente con casi 35 centros comarcales que se conectan al teleictus, once unidades de ictus y otros seis centros de referencia donde se hacen trombectomías mecánicas en caso de que haga falta sacar el trombo de la arteria ocluida. Tal y como destaca el director del Plan Andaluz de Ictus, Joan Montaner, "somos la comunidad autónoma con más camas de ictus de toda España y se está trabajando en aumentar más aún estas infraestructuras".

Hace unas semanas el CATI recibió además el prestigioso premio Profesor Barea 2021 de la Fundación Signo, en la modalidad 'Transformación de procesos y progreso tecnológico' como reconocimiento al trabajo de todo el equipo que lo compone y de los resultados en salud obtenidos.

Sobre el ictus

El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. La sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria y, como consecuencia, las células nerviosas no reciben oxígeno, dejando de funcionar. Al ictus también se le conoce como accidente cerebro vascular, embolia o trombosis. Aunque puede producirse a cualquier edad, su riesgo aumenta con la edad, siendo más frecuente a partir de los 55 años.

En el Día Mundial del Ictus, que se conmemora el 29 de octubre, se subraya la importancia de identificar precozmente los síntomas (dificultades para hablar o entender, pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo o alteraciones de la coordinación o visión).

El ictus representa un problema de salud grave, con gran impacto sociosanitario, siendo el problema neurológico grave más frecuente. A pesar de los enormes avances realizados en el manejo del ictus en nuestra comunidad, la incidencia del ictus es de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año; es decir, en Andalucía sufren un ictus cada año más de 17.000 personas. Esto lleva a que, a lo largo de sus vidas, uno de cada cuatro andaluces sufrirá un ictus. La Organización Mundial de la Salud prevé un incremento de la incidencia de ictus del 27% hasta 2025, debido al progresivo envejecimiento de la población.

Uno de los principales problemas del ictus es las secuelas que produce en términos de discapacidad física y cognitiva (es la primera causa de invalidez permanente en el adulto). Además, es la primera causa de mortalidad entre las mujeres y la segunda entre los hombres, provocando el 10% de la mortalidad total (13% mujeres y 8% hombres).

Los tratamientos más avanzados actualmente para el abordaje de un evento agudo se basan en la reperfusión de la corriente sanguínea que ha quedado interrumpida y son tiempo dependiente, lo que significa que existe una ventana de tiempo tras el episodio agudo en el que los tratamientos son eficaces para la reducción de las secuelas y la mortalidad, pero si se pasa de este tiempo, dejan de serlo.

El 90% de los casos de ictus se podrían evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable, evitando el consumo de tabaco, alcohol y drogas; aumentar la actividad física diaria y reducir el sedentarismo; seguir una dieta rica en verduras y frutas; reducir el consumo de sal, azucares, grasas saturadas y comidas procesadas.

Código ictus

El ictus es una dolencia en la que la supervivencia de quien se ve afectado por ella depende de una rápida actuación, así como su posterior recuperación sin secuelas. Es por ello que, en la cadena asistencial del ictus, es fundamental establecer sistemas que favorezcan una interconexión precisa entre los servicios de emergencia extra e intrahospitalarios. Para ello, el Código Ictus permite la puesta en marcha de forma inmediata de los componentes y estructuras implicadas en el diagnóstico y tratamiento en fase aguda del ictus. De este modo, puede ponerse en marcha el proceso intrahospitalario de diagnóstico definitivo y el potencial tratamiento mientras se traslada al paciente con ictus hasta el Servicio de Urgencias.

La correcta aplicación del Código Ictus enlaza con las recientes recomendaciones internacionales que tienen el máximo nivel de evidencia científica en el abordaje del ictus agudo. Se trata de cuatro medidas que son: las Unidades de Ictus, la Trombolisis, la Trombectomía y la Telerradiología/Teleictus. Cuatro prestaciones sanitarias básicas que el Servicio Andaluz de Salud ofrece al conjunto de la ciudadanía y que están orientadas a conseguir que el mayor número de personas que han sufrido un evento agudo puedan beneficiarse del tratamiento adecuado.