Personas fumadoras, con dificultades en el horario laboral o distancias geográficas que les impiden acudir a las terapias de deshabituación de su centro de salud, conforman el perfil más habitual de la Quit Line, donde los hombres, con un 52,11%, son el sexo que más llamadas ha realizado, y las edades comprendidas entre los 25 y los 44 años (con un 49,7% del total), cobran especial protagonismo.

Esto indica que, en Andalucía, las poblaciones más jóvenes son las que más están utilizando el servicio de deshabituación tabáquica por teléfono, lo que sitúa a la Quit Line como un complemento idóneo de los recursos ya existentes en los centros de salud, a través de las terapias individualizadas y los grupos creados para el abandono del tabaco.

En torno a una decena de personas se acerca cada día a la Quit Line para inscribirse en el programa, y son más de 400 las que cada semana reciben la llamada de una voz experta que le recuerda por qué decidió un día dejar de fumar y que le muestra el camino más fácil para alcanzar el éxito.