La ganadería extensiva y el pastor o ganadero-pastor, como su eje principal, tienen un destacado papel en la conservación del medio ambiente y el paisaje, además de ser un motor económico para el medio rural. Con una demanda cada vez mayor de actividades agrícolas y ganaderas que ayuden a la conservación del medio ambiente, apoyadas por las políticas de la Unión Europea, la ganadería extensiva supone una apuesta segura.

A través de esta actividad se obtienen productos de mayor calidad que de otros sistemas de explotación, valiéndose del rico patrimonio genético y la tradición ganadera de Andalucía. Un ejemplo emblemático de este aprovechamiento ganadero es la dehesa, que cuenta en esta región con uno de sus mayores exponentes.

En cuanto a cifras, en Andalucía hay unos 12.000 pastores y alrededor de 2,7 millones de hectáreas de pasto. Tradicionalmente, la ganadería andaluza se ha basado casi exclusivamente en el aprovechamiento directo de pastos y pastizales naturales, y aún hoy, se puede decir que la mayoría de la cabaña regional se mantiene dentro de estos sistemas de producción (aproximadamente el 65%).

Actualmente el oficio de pastor en España (donde hay unos 90.000) cuenta con una importante demanda como demuestra la experiencia de las escuelas en otras comunidades autónomas. En 1997 se puso en marcha la primera Escuela de Pastores en el País Vasco. Posteriormente se han ido implantando iniciativas similares en Asturias, Cataluña y Aragón, mientras que otras comunidades están ultimando su creación.