Tras el exitoso estreno del ‘Concierto de Aranjuez’ para guitarra y orquesta, que convirtió a Joaquín Rodrigo (1901-1999) en uno de los más importantes embajadores de la música española en todo el mundo, el maestro valenciano decidió atender el encargo del pianista y fiel amigo Leopoldo Querol, dando como resultado el ‘Concierto para piano y orquesta’.
Conocido originariamente como ‘Concierto Heroico’, previamente a la revisión del maestro Rodrigo junto al pianista Joaquín Achúcarro, el ‘Concierto para piano’ está inspirado en las ruinas de Sagunto (Valencia, España), ciudad natal del compositor y célebre por su resistencia a las tropas de Aníbal en tiempos remotos. Su estreno tuvo lugar en Lisboa en 1943 con un rotundo éxito y alzó a Joaquín Rodrigo con el Premio Nacional de Música por la partitura.
75 años después, el Concierto regresa a los escenarios de la mano de Conrado Moya, que ha realizado la transcripción para marimba con la autorización en exclusiva de los herederos del compositor.
Esta nueva versión nace como homenaje al maestro en el 20 aniversario de su fallecimiento, con la finalidad de dotar a la marimba de un nuevo reto técnico e interpretativo, un verdadero salto cualitativo en este joven instrumento, pero también para poner en valor la música de Joaquín Rodrigo desde una nueva perspectiva, desde un nuevo instrumento, tal y como hizo el propio Rodrigo años atrás en su apuesta por posicionar y reivindicar la guitarra española como instrumento solista en la orquesta.
En la segunda parte del concierto la Orquesta Ciudad de Almería interpreta la Segunda Sinfonía de J.Sibelius.
El origen de esta composición se halla tras el éxito de la gira que culminó en la Exposición Universal de París, cuando el barón Axel Carpelan, amigo y mecenas de Sibelius, le consiguió una suma de dinero para que se tomase unas vacaciones en Italia en las que inspirarse, aunque el compositor se retrasó de vuelta en Berlín. Al final, a comienzos de 1901 alquila un pequeño estudio en Rapallo, y comienza la composición de un poema sinfónico, el Don Juan. De vuelta en Finlandia, continuó la obra, pero había abandonado la idea del poema sinfónico, y parte del material temático pasó a formar parte del segundo movimiento de una sinfonía, la segunda del compositor. El progreso de la misma está documentado gracias a la correspondencia con Carpelan (a quien está dedicada la obra), en la que le mantenía al tanto de sus avances. A finales de año, concluyó su trabajo, que fue cedido a un copista en enero del año siguiente.
La obra se estrenó el 8 de marzo de 1902 en Helsinki, acompañada de dos piezas más compuestas para la ocasión, el Impromptu Op. 19 y la Obertura en La menor, JS 144. Robert Kajanus escribiría poco después de su estreno que se trata de una protesta contra la situación política del momento, y relacionaba la estética de cada movimiento con una impresión patriótica y de oposición. El director finés Georg Schnéevoigt dirigió en Boston la Sinfonía en los años treinta, y en las notas al programa tomó algunas de las ideas de Kajanus. En 1939, Sibelius le escribió desmintiendo que hubiese ninguna intención programática. Esto no impidió que el musicólogo Ilmari Krohn apodase a la Sinfonía como la de “la Liberación”, sobrenombre que aún puede escucharse a día de hoy.
Notas al ‘Concierto para piano y orquesta’ de Joaquín Rodrigo, en su versión para marimba, por Conrado Moya
La idea de realizar la adaptación para marimba del ‘Concierto para piano y orquesta’ de Joaquín Rodrigo -conocido como ‘Concierto Heroico’ previamente a la revisión del Maestro junto al pianista Joaquín Achúcarro- surge después de años de búsqueda de un repertorio con el que pudiese presentar mi instrumento de manera decisiva y contundente en las salas de concierto y orquestas de todo el mundo. Teniendo en cuenta la juventud de mi instrumento y su repertorio -menos de un siglo-, es fácil encontrar aún cierta incertidumbre respecto a las posibilidades del instrumento y la calidad compositiva del repertorio, y es por ello que durante años busqué un concierto con el que despejar absolutamente cualquier duda.
De manera casi casual, el ‘Concierto para piano’ de Rodrigo llegó a mis manos y, ya desde ese primer momento, fui consciente de la clara relación idiomática que compartía en
esta obra el piano con respecto a la marimba: por ejemplo, las distribuciones de los intervalos, donde el maestro Rodrigo hace un amplio uso de las octavas, algo muy frecuente en la marimba, e incluso crea figuraciones rítmicas y patrones interválicos muy parecidos a los que se emplean en la escritura para marimba, un instrumento que se toca principalmente con dos baquetas en cada mano.
Fue entonces cuando me puse en contacto con la familia del maestro Rodrigo para trasladarles mis ideas al respecto y también mi asombro al ver que este fantástico concierto estaba casi eclipsado por el famosísimo ‘Concierto de Aranjuez’, cuando en realidad el ‘Concierto para piano’ es igualmente fascinante en cada uno de sus movimientos. Surgió entonces la idea de realizar la adaptación de este concierto a la marimba, como celebración del 75 aniversario de su estreno -que tuvo lugar en Lisboa en 1943-, pero también como homenaje al compositor en el vigésimo aniversario de su fallecimiento, que se conmemora en 2019.
Para mí, este concierto tiene una doble finalidad: por un lado, ofrecer a la marimba la posibilidad de tener un concierto con orquesta de tan alta calidad musical, que suponga un reto tanto técnico como interpretativo, e impulsar la marimba hacia un futuro más prometedor, generando así una mejor y más elaborada concepción de éste; por otro lado, poner en valor el ‘Concierto para piano’ como una de las grandes obras del Maestro -de hecho, esta composición le sirvió para alzarse con el Premio Nacional de Música- y redescubrirlo al público, dar a conocer de nuevo esta maravilla compositiva y ayudar a que se reconozca en España, pero también de manera internacional.
Conrado Moya
