Duración de cada pase: 40 minutos.

Edad recomenda: adultos y público juvenil a partir de 12 años.

Aforo: 12 personas por pase

Durante los noventa y ocho días del estado de alarma solo podíamos recorrer ciertas distancias: hasta el mercado para comprar comida, un corto paseo para sacar al perro, el camino al trabajo si eras trabajador esencial, o ir a los contenedores a tirar la basura. Los menores no tenían derecho a recorrer ninguna distancia: no había escuela, no había parques, no había posibilidad de pisar la arena.

Las distancias no recorridas eran las que se hacían más difíciles: la distancia hasta la casa de tus padres, hasta el colegio de los niños, hasta el abrazo de tus amigos, hasta el beso de tu pareja.

De pronto el tiempo también se convirtió en distancia: veinte días para ir al teatro, setenta días para volver a oler su jersey, treinta y cinco días para terminar esa partida de billar que quedó a medias, cincuenta y cuatro días para ver a los abuelos en el patio de la residencia, los días que quedan hasta volver a bailar en un concierto de música.

Algunas distancias se han hecho infinitas, como las que hay hasta los seres queridos que han muerto; y otras se han acortado, como la que te separa de los vecinos del edificio de enfrente. Quizás ahora tengamos que repensar nuestras distancias; hacerlas a nuestra medida, acortando unas y alargando otras, para acercarnos más a la medida de nuestros anhelos.

El espectáculo te hará transitar por una zona de acogida: un lugar para el sosiego, para bajar la energía de la calle. Una zona de cápsulas de memoria en la que vivirás una experiencia íntima y única al confrontar tus propias vivencias con las propuestas poéticas, audiovisuales y dramáticas contenidas en las cápsulas de memoria y, por fin, una zona relacional, un espacio colectivo, de encuentro, donde reflejarse en el otro, interpelándose, reconociéndose en comunidad.