TEMPORADA
Decía el poeta que no era la impaciencia del buscador de orgasmo quien le tiraba del cuerpo hacia otros cuerpos a ser posible jóvenes.
Decía el poeta que no era la impaciencia del buscador de orgasmo quien le tiraba del cuerpo hacia otros cuerpos a ser posible jóvenes. La recuperación de estos versos así como la visión de conjunto de la propuesta artística que hoy presentamos me hizo reflexionar y concluir que —por impagable regalo de la vida— tampoco es la impaciencia del buscador de novedades quien ha dirigido nuestra atención hacia determinados creadores, hacia determinadas producciones o hacia determinadas miradas al mundo en detrimento de otras muchas que, junto a estas, sin duda con pleno derecho, han solicitado nuestra atención.
Tampoco la juventud, al menos la cronológica, ha sido el vector que nos ha llevado a priorizar unos espectáculos frente a otros. Aunque lo cierto es que tenemos el convencimiento, de que la juventud está en la mirada, en esa mirada demorada con la que todos los artistas que forman parte de nuestra oferta contemplan y nos cuentan su presente —el nuestro— y lo hacen con lenguajes de hoy. En este sentido podemos certificar la juventud de todos los que nos acompañarán a lo largo de los nueve meses de la temporada 21/22. Nuestra programación está trufada de “jóvenes eternos y nuevos eternos jóvenes”.
La impaciencia en la búsqueda de la novedad a tout prix, así como la tentación de caer bajo el embrujo de la juventud no son, a nuestro juicio, premisas para la elaboración de un relato que nos proyecte hacia el futuro. De lo contrario, nos veríamos arrastrados a una secuencia interminable de nuevos comienzos como decía Zygmunt Bauman y caeríamos sin remedio seducidos por la aceleración de los ritmos de cambio, lo siempre nuevo, lo que se denomina la obsolescencia programada (Gilles Lipovestky).
UNA PROGRAMACIÓN COMO REFLEJO DEL MOMENTO SOCIAL EN EL QUE SE PRODUCE Y EL ESPACIO GEOGRÁFICO EN EL QUE SE SITÚA
La programación que proponemos esta temporada nace del convencimiento de que la relación entre “moderno” y “clásico” ha perdido una referencia histórica fija. Así pues, hemos atendido a lo que afirmaba Harold Bloom: El deseo de hacer una gran obra es el deseo de estar en otra parte, en un tiempo y un lugar propios, en una originalidad que debe combinarse con la herencia, con la angustia de las influencias.
Si hacemos un recorrido, si viajamos a lo largo del trayecto escénico que hemos dibujado, nos encontraremos justamente con esa tensión que nace del deseo que anida en el acto creativo como único y la “angustia” de la que habla Bloom.
Se trata de un viaje artístico que va desde los géneros establecidos —el teatro o la danza— hasta las creaciones contaminadas.
A lo largo de ese viaje se desplegarán ante nosotros una gran variedad de paisajes, horizontes que funcionarán como marcos en los que convivirán la Elektra de Ricardo Iniesta, el Pérez Galdós protagonizado por Pedro Casablanc y dirigido por Juan Carlos Pérez de la Fuente, el realismo sucio de Raymond Carver dirigido por Andrés Lima, los verdiales malagueños reinterpretados por Luz Arcas, el mundo escénico híbrido de Jan Lauwers o el diálogo entre la sintaxis del cuerpo y la que escribe la tecnología bailada por Sharon Fridman.
Pero, si los dos ejes que acabamos de nombrar pueden, de alguna manera, funcionar como principio y fin de viaje por aquello de que los nombrados en primer lugar puedan “etiquetarse” de géneros escénicos reconocibles o sancionados por el canon (los dirigidos por Lima, Pérez de la Fuente o Iniesta) y los que citamos tras estos (los de Lauwers, Arcas o Fridman) de propuestas contaminadas, tampoco dejamos al margen propuestas que sirven de sustrato a ambas escalas del viaje artístico que proponemos a lo largo de la temporada y que gozan de una singularidad contrastada. Espectáculos como los de La Zaranda, Rhum & Cia, Mucha Muchacha o Marie de Jongh son buena prueba de ello.
ACOMPAÑAMIENTO
Por otra parte, la presencia de compañías andaluzas como El Espejo Negro, Da.Te Danza, Isabel Vázquez, Teatro a la plancha, Pata Teatro o Malaje Sólo junto a muchos otros, no hace más que reafirmarnos en nuestra labor de acompañamiento de unos artistas que, desde nuestra comunidad, luchan día a día para afirmarse explorando nuevos universos sonoros, corporales, textuales y plásticos para contarse y contarnos.
En definitiva, todo lo anterior nos lleva a afirmar junto al catedrático Javier Aparicio Maydeu que Lo que sucede cuando se crea una nueva obra de arte sucede simultáneamente a todas las obras de arte que la precedieron. De ello quiere hacerse eco esta programación.
Una programación que continúa, como en temporadas anteriores, construyéndose en tiempo real, que vive instalada en la idea de proyecto porque está en tránsito permanente, nunca se consolida, porque siempre habrá un artista dispuesto a ponerla en cuestión. Una programación que nunca parte de ideas preconcebidas. En definitiva, una programación realizada desde un estado de vigilia permanente que nos hace reconocer a cualquier creador o creadora que nos asalte con algo que decir y expresado de forma distinta.
Ese espacio es el que queremos para Granada.
Agencia Andaluza de Instituciones Culturales
Manuel Llanes
Director de Espacios Escénicos
Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico.
Junta de Andalucía