Antonio Martín Flores
Antonio Martín Flores es profesor de Filosofía según sus palabras —“El mayor hito profesional en la docencia, desde el punto de vista personal, es asistir al centro diariamente pensando maneras de hacer que esa jornada no sea normal”— piensa que algo debe ocurrir en las aulas, en la Biblioteca, desde otros proyectos o iniciativas, para que el alumnado tenga la sensación de que lo normal es vivir de manera extraordinaria su educación. La pasión por su labor le ha llevado a desarrollar diversos materiales educativos para la Consejería, como el enfoque de la Poesía Visual en el Aula de Filosofía, a pesar de autodenominarse "un triste profesor de Filosofía". Además, ha colaborado con el Equipo Pedagógico de Creatividad Literaria y ha aportado contenidos a ComunicA. Es miembro activo de la Red Profesional de Bibliotecas Escolares de Sevilla y desempeña un papel importante en el Comité Regional, así como en la organización de los Torneos de Debates Educativos en nuestra comunidad. También ha asumido la coordinación de Proyectos de Innovación Educativa basados en la iniciativa "La Voz a ti Debida", donde la lectura se convierte en un eje central para brindar ayuda a la comunidad a través del enfoque del Aprendizaje-Servicio. Además, ha creado exitosos cursos para el Aula Virtual del Profesorado, abordando temáticas como la Creatividad Literaria y el mencionado proyecto de innovación educativa, "La voz a ti debida".
Pero le gusta salirse del margen, de lo establecido, se siente bien en las minorías y la poesía representa, de algún modo, esa forma que tiene de vivir y entender la docencia. Desde hace más de 11 años mantiene un blog que es su terapia semanal: Un poema cada semana. A través de este espacio, se entrega al servicio de los lectores, quienes, según las estadísticas y los comentarios, no son pocos. Su propósito es defender la utilidad de lo inútil y reivindicar la importancia de vivir de acuerdo con los propios sentimientos.
José Mª Gómez Delgado | Consejo de Redacción de Libro Abierto
Una cuestión directa para comenzar; ¿por qué un grupo de cooperación bibliotecaria?
Una respuesta directa también: porque la cooperación es un valor indisoluble de la educación. Sin cooperación, sin la unión de la comunidad educativa, sin las sinergias que nos hacen crecer, o por decirlo con la pedagogía más obsoleta o rancia o pasada de moda, sin la educación en valores, la formación de los individuos estará siempre incompleta. Y para que el alumnado comprenda eso tiene que vivirlo desde las instituciones que representamos.
¿Qué impacto puede tener un grupo de cooperación bibliotecaria en el contexto en el que se desarrolla?
El impacto dependerá, obviamente, de los objetivos marcados. Y los contextos ahí son variables y en cada población o zona que se lleve a cabo, tendrá que medirse en su justa medida. No es lo mismo colaborar con una Biblioteca Pública de una gran ciudad que con la de un pueblo pequeño. Probablemente los recursos sean distintos, aunque no quiero decir que en el primer caso sea más fácil todo, porque puede resultar todo lo contrario.
No obstante, el impacto en la comunidad educativa es inmediato, en el sentido de que, de alguna forma, la cooperación requiere en muchos casos salir del propio centro, plantear actividades o actuaciones comunes que luego se comparten en un espacio que aglutine a cada centro y a la propia Biblioteca Pública u otras que formen parte de la iniciativa.
¿Considera que un grupo de cooperación bibliotecaria debe tener una estructura predefinida o más bien estamos hablando de una estructura abierta y flexible?
Debe tener características que lo definan como tal. Es decir, mínimo, debe darse esa colaboración entre las distintas bibliotecas. Pero la flexibilidad y la manera de organizarse es libre y dependerá de la realidad y el contexto del que emanen. Desde mi punto de vista, sí debe existir una estructura horizontal donde la escucha y el compromiso entre iguales sea el punto de partida de cada propuesta. Y una vez establecidas esas propuestas entre todos los implicados e implicadas, se deben asumir como propias. No hay egos, no hay liderazgos personales que impongan criterios o ideas únicas. El resto, como en todo lo que merece la pena, aprender y querer sacar lo mejor de uno mismo y de los que te rodean. Hay que ser catalizadores unos de otros.
¿Qué herramientas considera como elementos clave para coordinar un grupo de cooperación bibliotecaria?
Las herramientas son humanas en este caso. En la educación todavía, pese a todo el proceso tecnológico que nos invade y que debemos aprovechar al máximo, los elementos claves somos las personas. Y las características del coordinador deben ser entusiasmo, imaginación, saber escuchar, ser resolutivo, sistemático y tener muchas ganas de hacer cosas por los demás. De esas claves, yo, por cierto, solo poseo la última, así que seguro que hay muchos compañeros y compañeras que pueden llevar a cabo este tipo de coordinación. Obviamente, si tienes experiencias en puestos en los que se ejercen coordinaciones de distintos tipos, ya sea como responsable de bibliotecas escolares, de grupos de trabajo u otros proyectos educativos, todo será más fácil de compaginar con el resto de participantes.
¿Podría enumerarnos algunas dinámicas, actuaciones y/o actividades que se ajustan bastante bien a la estructura de un grupo de cooperación bibliotecaria?
No hay que inventar nada. Hay que aprovechar lo que ya se hace en cada centro para, conociendo sus posibilidades, poder exportar y llevarlo a cabo en los demás centros y en las bibliotecas que colaboren. Por ejemplo, seguro que en muchos centros se hacen apadrinamientos lectores; o se celebran efemérides relacionadas con la lectura, la escritura, etc. Si desde el inicio del curso se establecen qué fechas y qué actividades se pueden plantear al unísono, ya estamos realizando esa cooperación bibliotecaria. No es solo usar otras bibliotecas o sus recursos para solventar carencias de la nuestra, sino más bien crear esos espacios de encuentro para crecer más.
Y os cuento nuestra experiencia. El germen de todo fue un grupo de trabajo intercentros. Se puede hacer de otras maneras. Y de hecho, se hacen. Pero uno muestra siempre lo que es y en nuestro caso, la semilla fue un grupo de trabajo con todos los centros educativos de la localidad. Y ahí seguimos, de eso no nos desprendemos tampoco.
¿Podría hablarnos del grupo de cooperación bibliotecaria del que usted forma parte y de qué actuación del mismo se siente especialmente satisfecho?
Llevamos tres años con el grupo de trabajo y cada uno ha tenido actividades muy interesantes. En esto voy a ser egoísta, porque también soy un manojo de contradicciones, pero yo tengo debilidad por las personas-libro y por el proyecto "La Voz a ti Debida", cuando hemos realizado actividades de este tipo, en el que las personas-libro y las personas lectoras han participado para defender estas iniciativas, por ejemplo, este mismo curso en el centro del pueblo, en el que el alumnado de los otros centros han pasado por que les narraran, como el resto de la población, me parece un acto literario que yo considero casi una acción poética. Después han existido otros que en la página oficial de nuestro grupo de trabajo pueden conocer. No me gustaría destacar ninguno porque todos tienen su importancia.
Algunos lectores/as, a estas alturas, posiblemente se estén cuestionando la constitución de un grupo de cooperación bibliotecaria, aunque a su vez, pueden surgir algunas incertidumbres. ¿Podría comentarnos cuáles podrían ser los principales hándicaps a la hora de constituir y dinamizar el mismo y qué posibles soluciones se podrían adoptar?
Como siempre en cualquier iniciativa, lo idóneo es tener claro qué se quiere intentar. No hace falta poner en los objetivos grandes logros. Más bien, empezar despacio, creando la atmósfera adecuada para que todo vaya fluyendo y se vayan consiguiendo los objetivos que nos marcamos. Y otra cosa que no puedo ocultar: los centros tenemos una forma de trabajar que pone el foco de atención en el alumnado. Cuando se colabora con instituciones, bibliotecas municipales, etc., hay que tener en cuenta que esto no siempre se tiene tan claro. Y ahí hay que tener la cabeza fría, porque el corazón caliente te fuerza por derroteros que no debemos recorrer si no queremos arruinar la colaboración. No todos pueden ser docentes, ni todos los docentes lo son por tener una plaza…, pero seguro que los lectores, compañeros y compañeras, saben a qué me refiero exactamente.
Para finalizar, desde su dilatada experiencia en este ámbito, ¿qué consejo daría a aquellas Bibliotecas Escolares que quieren dar los primeros pasos en esta línea de intervención?
No sé si es apócrifo, pero me acabo de acordar de Oscar Wilde. Decía algo así sobre los consejos: "Siempre es bueno dar consejos, pero darlos buenos es fatal". Mi dilatada experiencia se basa obviamente en mi edad, gracias por recordarme que soy ya un viejo… Pero si tuviera que dar un consejo lo plantearía como planifico muchas de las actividades en clase. Tantos años acumulados para llegar a una didáctica minimalista, sin palabras grandilocuentes y mucho sentido común y sensibilidad: Mirar / Pensar / Hacer.
Mira lo que ya está hecho, investiga, copia, sé un profesor o profesora esponja. No hay que ser genial, hay que subirse a hombros de los grandes.
Piensa: analiza tu situación, comparte inquietudes, estudia las posibilidades. Si otros lo han hecho, podrás hacerlo, nada humano nos es ajeno y si uno ha podido (imagina este triste profesor), cualquiera puede hacerlo.
Y, finalmente, hazlo. Dar un paso parece siempre hacerse desde el abismo. Pero cuando lo das, se superan los miedos y los complejos y tienes en tu mano lo que habías mirado en otros, habías pensado concienzudamente y ya has hecho.
Antes de acabar quiero reconocer la labor de mis compañeros/as de todos los CEIP de la localidad y del IES Isidro de Arcenegui, por su generosidad y buen hacer como responsables de bibliotecas escolares. No saben decir no, como yo, y pasan cosas extraordinarias en centros como los nuestros.