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La biblioteca como recurso para aprender ciencia en infantil

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Francisca Espinosa Canet @espicanet | Maestra de infantil en el CEIP Clara Campoamor, Huércal de Almería

El alumnado de infantil tiene una enorme capacidad y un deseo tremendo de descubrir el mundo, qué digo el mundo... el más infinito de los universos. Tienen una curiosidad desbordante por conocer todo lo que les rodea y a veces les rodean cosas muy complejas como las estrellas o la guerra o un bebé que nace, la muerte... y ellas y ellos quieren saber, quieren conocer y entender.

Alimentar su curiosidad pasa, entre otras cosas, por mostrarles herramientas de conocimiento desde el inicio, por abrirles caminos hacia el aprendizaje. La escritura se convierte en uno de esos caminos fundamentales que nos muestra las respuestas que la humanidad construyó de forma científica y la biblioteca es el lugar mágico en el que guardamos todo ese conocimiento almacenado por la ciencia.

Entender la competencia lingüística como un instrumento complejo que va mucho más allá del código escrito o de los fonemas que vocalizamos les va a permitir apropiarse del saber antes de que adquieran el código. Como decía Paulo Freire, “la experiencia de leer, empieza con la lectura del mundo, antes de pasar a la lectura de la palabra”.

Las investigaciones de la pedagoga Emilia Ferreiro sobre cómo las niñas y niños aprenden el lenguaje escrito nos hacen asumir que tienen ideas acerca de lo que es leer y escribir mucho antes de entrar en la escuela.

Aproximarles al lenguaje oral y escrito desde un enfoque comunicativo significa mostrarles los modos de uso de la lectura, la escritura y la oralidad con proyectos con sentido y respetando sus ritmos y las etapas en las que se encuentren en el aprendizaje de las letras. Sabemos que son capaces de usar y entender usos del lenguaje de los textos escritos aún sin conocer el código. 

Nuestro proyecto sobre el cuerpo humano parte de todas estas premisas e intenta responder a la curiosidad que siente nuestro alumnado por conocerse mejor. Esta propuesta en el primer trimestre de infantil de tres años nos ha permitido iniciarles en muchos de los aspectos que conlleva el trabajo por proyectos:

  • Investigar, buscar información...
  • Aproximarse al conocimiento del texto expositivo “los libros de aprender” empezando por diferenciarlos de los textos literarios.
  • Descubrir la biblioteca como lugar dónde encontrar esos libros de aprender y empezar a comprender su uso. 
  • Trabajar de forma cooperativa, tomar decisiones conjuntas, iniciarse en la formulación de preguntas e interrogantes.
  • Empezar a utilizar el lenguaje oral formal respetando las normas que rigen los intercambios orales, levantar la mano, respetar el turno… y desarrollar hábitos de escucha: atender al que habla sin interrumpir o escuchar con un objetivo concreto, e incluso reflexionar sobre la mejora de ese uso oral formal del lenguaje.

Empezamos el proyecto con algunas actividades de motivación y aproximación al conocimiento del tema viendo algunos vídeos y hablando en nuestro corro de conversación diario sobre cuerpo humano. Comenzamos hablando de las partes externas, de las que ya sabemos mucho. Analizamos las diferencias que hay entre nosotros a través de la observación, el color del pelo, el color de los ojos, la altura...

Buscamos en internet y recortamos las imágenes de diferentes partes del cuerpo y, en pequeño grupo, clasificamos las imágenes y realizamos un mural en el que aprovechamos para trabajar sistema de escritura poniendo los nombres de cada una de las partes, escribiendo desde la etapa en la que cada cual se encuentra. Este vocabulario formará parte de nuestro fichero del cuerpo humano y nos servirá para reflexionar y aprender sobre el código escrito en otros momentos.

Nos damos cuenta de que sabemos muchas cosas sobre el tema, pero también que tenemos preguntas y que queremos saber mucho más. ¿Dónde podemos aprender sobre el cuerpo humano?

En nuestra biblioteca de aula tenemos algunos libros y además empiezan a traer algunos de los que tienen en casa. Bajamos a la biblioteca del colegio y, con la ayuda de la responsable de la biblioteca, encontramos y nos llevamos prestados muchos más libros sobre el cuerpo humano. También saben que podemos buscar en internet y nos traemos a clase el esqueleto, un cráneo y un cuerpo humano interactivo. De este modo van asimilando que hay fuentes de información diversas, que van desde la observación directa, al uso de maquetas, las bibliotecas, la red... Con todo eso montamos nuestro “rincón del cuerpo humano”.

En grupos pequeños empezamos a leer, discutir y comentar sobre los materiales que tenemos en el rincón. A la vez que van aprendiendo sobre el cuerpo humano, aparecen nuevas preguntas: “¿Qué hay dentro del cuerpo? ¿Cuántos huesos tenemos? ¿Para qué sirven los músculos? ¿Dónde está el corazón?...”

Con cada grupo seleccionamos una pregunta para investigar. El equipo amarillo investigará sobre el corazón y la sangre, el equipo rojo sobre los músculos y el equipo azul sobre el esqueleto y los huesos. De este modo, centramos los objetivos de la búsqueda de información.

Cada equipo selecciona aquellos libros que le sirvan para su pregunta y comenzamos a buscar las respuestas a nuestras preguntas en ellos. En este proceso de búsqueda de información realizamos actividades diversas:

  • Trabajan con los libros de forma autónoma viendo dónde está la información que buscan y utilizan post-it para señalarla, de modo que posteriormente podamos sacar fotocopias donde subrayar o anotar sin estropear los libros.
  • Posteriormente, la docente u otra persona adulta les lee “lo que pone”, dónde han puesto su post-it y deciden si efectivamente es esa la página que quieren fotocopiar o no. En ese momento la docente pregunta y reflexiona con el grupo sobre lo que han tenido en cuenta a la hora de seleccionar esa página y lo que creen que puede poner. Después modela la lectura señalando lo que está leyendo. Por último, el grupo decide si su primera selección fue o no acertada y si finalmente fotocopiarán o no lo que han seleccionado.
  • En estos momentos, se aprovecha para analizar con los equipos aspectos importantes de la lectura de textos expositivos: el uso de índices, la relación imagen texto, el modo de lectura… Son estas actividades de reflexión y análisis las que nos sirven para avanzar en el conocimiento de los textos, de su lectura y de su comprensión.
  • Posteriormente, cuando tenemos las fotocopias, comenzamos a usar el subrayado como estrategia. También en este caso, si lo hacen de forma autónoma no deja de ser un juego, pero cuando un adulto puede sentarse y leer la información, juntos decidirán cuál es el contenido que necesitan y tienen que subrayar, haciendo de modelo en el uso de esta estrategia de selección de la información.
  • Internet es otra de nuestras fuentes de información y en la pizarra digital aprovechamos para modelar y guiar un proceso de búsqueda en la red: ¿qué queremos encontrar? ¿qué tenemos que poner? ¿nos sirve lo que sale?... También buscamos imágenes en la red para imprimir para nuestros carteles.

Son procesos complejos en los que nuestro objetivo es que vivencien y disfruten del acceso a los libros que “nos enseñan cosas”, de hecho, cuando posteriormente bajan a la biblioteca del colegio a llevarse libros de préstamo, una gran mayoría eligen texto expositivo de diferentes temáticas: virus, animales, universo… y disfrutan llevándolo a casa y compartiéndolo con su familia.

En todo este proceso de investigación, las matemáticas aparecen como un lenguaje más y descubrimos que el esqueleto tiene 206 huesos. Ya teníamos hipótesis anteriores de que eran muchos, eran tres, eran cuatro, eran miles… En el esqueleto observamos que hay huesos cortos y huesos largos. Los contamos y tachamos algunos números de nuestras primeras hipótesis como el 2 o el 3 o el 4, porque son números pequeños.

Desde el inicio de nuestro proyecto, compartimos con la clase que el producto final va a ser una exposición oral de lo que cada equipo ha investigado y, para que no se nos olvide nada de lo que le vamos a contar, preparamos un cartel que hará la función de guion escrito para no olvidarnos de “lo que les vamos a contar”.

La elaboración del cartel nos permite experimentar procesos de reestructuración y reelaboración de la información, y para eso ahora toca escribir las palabras o las pequeñas anotaciones que nos van a ayudar a recordar la información. Es apasionante ver cómo deciden lo que escriben o no y ver cómo lo escribe cada uno desde sus etapas y, ya con tres años, aparecen desde escrituras en culebrilla hasta escrituras silábicas sin valor sonoro convencional.

Una vez elaborados los carteles preparamos las exposiciones orales. Son su primer acercamiento al texto expositivo oral. Antes de exponer es necesario tomar decisiones importantes, como el orden de participación, repartir lo que cada miembro del grupo va a decir, cómo se van a presentar y cómo van a despedir su charla.

No nos olvidamos del papel del público, porque el papel de oyente en una exposición es fundamental, así que reflexionamos con la clase sobre cómo debemos estar durante la charla, cómo sentarnos y cómo plantear preguntas de forma ordenada.

Después grabaremos las exposiciones y estas grabaciones nos servirán para que empiecen a ser protagonistas de su propia evaluación, viendo a modo de coevaluación sencilla los aspectos que podemos mejorar en situaciones posteriores.

Podría parecer que al tener tres años, incluso en algunos casos dos, las palabras ciencia, investigar, buscar información o exponer textos orales formales es algo lejano en el tiempo y en las capacidades de estas pequeñajas y pequeñajos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Tratarlos como lo que son, seres capaces, inteligentes, creativos, nos demuestra que aprender es toda una necesidad con la que disfrutan, a la par que se la toman muy en serio. En cambio, pensar que solo podemos darles píldoras muy pequeñitas de conocimiento frena sus aprendizajes y sus ansias de preguntar por todo y responder a desafíos.

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