Poemario de Carlos Catena Cózar (1995) galardonado con el XXXIV Premio de Poesía Hiperión

• Título: Los días hábiles
• Autor: Carlos Catena Cózar
• Editorial: Hiperión
• Fecha de edición: 2019
• Páginas: 66
• ISBN: 978-84-9002-143-9
• Edad recomendada: de 16 años en adelante

Los días hábiles (XXXIV Premio de poesía Hiperión) es el primer libro publicado por Carlos Catena Cózar (Jaén, 1995), joven autor andaluz que ya había sido premiado anteriormente en el IV Certamen de Ucopoética y en el Premio Málaga Crea de Poesía.

El libro no tiene capítulos, los poemas no tienen título, el comienzo no está marcado por la mayúscula ni el final por el punto, convirtiéndose los poemas en un diálogo ininterrumpido y veloz sin signos de puntuación. Un diálogo con otros textos, un diálogo con sus familiares (sobre todo, con su abuela), un diálogo consigo mismo y con nuestro tiempo.

La fuerza que tienen estos poemas no está tanto en la temática del desengaño o de la frustración como en la reivindicación. La protesta de un joven ante el engaño del sistema, ante la destrucción de sus sueños y el rapto de su vida. Jóvenes que se han formado con mucho esfuerzo y que se encuentran con las manos vacías, con trabajos basura y con el futuro que habían imaginado escapándose por las rendijas de la realidad.

Es un texto, desde mi punto de vista, que delata el fracaso vital de los seres humanos en el presente capitalismo, pero un texto necesario y reivindicativo. El autor lo titula Los días hábiles y la polisemia de este adjetivo nos lo dice todo. Los días hábiles, que para la sociedad son los laborables, en realidad no le sirven para nada al individuo, solo para invertir ocho horas en ganar dinero. Además, conectan con la afirmación que se hace en el libro de que sobrevivir al trabajo hasta la jubilación es toda una habilidad. El autor escribe contra estos días que lo esclavizan, tiene claro que lo mejor de la vida transcurre lejos de esos días hábiles, pero también los confronta con el mundo de sus padres y de su abuela. Se siente mal por sus sentimientos cuando piensa en lo dura que ha sido la vida de sus familiares.

El sujeto poético tiene que construir una casa y una vida en otro país para ganar dinero; tiene que dedicarse a servir hamburguesas, tras sus estudios universitarios, y sus sueños se tambalean. En su nueva casa intenta incorporar las enseñanzas de su abuela y el enfrentamiento entre su herencia y su nueva vida le estalla entre las manos. También está presente en la distancia su padre (el mejor abrazo que puede darle en el extranjero es una transferencia), un modelo que, a pesar del remordimiento, no le gustaría seguir. Así se suceden poemas sobre la temática de la esclavitud laboral que pone encima de la mesa cuáles son las cosas más importantes en este mundo, a qué estamos atendiendo, incluso para qué se están preparando los chicos/as. Hay una imagen muy inquietante en la que se afirma que aprender un idioma es ya allanar el terreno para el despegue, construir una boca donde no quepan ya los padres.

El poemario puede conectar con los lectores más jóvenes, además de con los adultos, porque ha nacido de algo que es una inquietud generacional, la preocupación por el futuro, y porque puede que con él no se sientan solos en la reivindicación, en el hartazgo y en el llamamiento a luchar por lo que uno quiere. Relata de una forma muy transparente el paso de la juventud a la edad adulta, edad donde la necesidad de trabajar se convierte en una obligación que acaba bruscamente con la edad anterior. Una vez que se ha ingresado en esta nueva etapa mira atrás y lo hace de una forma crítica, aunque también tierna. Su abuela representa una generación que poco pudo elegir, pero la capacidad de elegir también supone la exigencia de cumplir con unas expectativas y el miedo a decepcionar. No escapan de la crítica los mayores que, por muchos sacrificios que tuvieran que hacer, en realidad, nada tuvieron que elegir ni que buscar. La familia es el símbolo de la sociedad que te impone lo que tienes que hacer y espera algo de ti. También en este diálogo con el origen hay nostalgia. Hay una mirada al pasado, desde la precariedad y la inestabilidad, de alguien que ya es otro. Un diálogo amoroso con el origen.

El relato que conforma la lectura de estos poemas es un relato de iniciación o de aprendizaje, como La línea de sombra, y el resultado es un sujeto desengañado, pero también enfurecido y reivindicativo.

intento construir una casa donde quepa mi abuela
mantengo el orden según sus enseñanzas
lo cocino todo con aceite de oliva
y desconfío de los que tienen dinero
la imagino sentada a esta mesa
en la que nadie nos comprende
lamenta al mirar por la ventana
la lluvia fatal para una cosecha que no existe
he colocado una estampa de su virgen en mi escritorio
he pedido a una gran empresa tecnológica
permiso para rezar el Ángelus cada mañana
desde este tiempo sin memoria
imagino una sesión de espiritismo con ella:
tras de sí las tierras que sembró para nosotros
frente a mí la ciudad que no construyó nadie
sentada en su sillón mi abuela observa
cómo el vaso estalla entre mis manos