Andrés Ortiz Tafur

Santiago-Pontones (Jaén)

 
 

Andrés Ortiz Tafur

(Linares, 1972) reside en la Sierra de Segura, donde ejerce de bibliotecario en Santiago-Pontones. Es músico y colaborador en páginas de opinión de prensa escrita. Ha publicado cuatro libros de relatos: Caminos que conducen a esto (El desván de la memoria, 2013); Yo soy la locura (Huerga & Fierro, 2015), con el que obtuvo el XXIV Premio Anual de Escritores Noveles; Tipos duros (La Isla de Siltolá, 2016); y El agua del buitre (Baile del Sol, 2020); el poemario Mensajes en una botella que estoy acabando (Juancaballos, 2018) y la colección de artículos Los últimos deseos (Sílex, 2021). Galardonado en diversos certámenes literarios, algunos de sus cuentos y poemas aparecen en distintas antologías".

 


Localidad Residencia: 

Obras:

Un hombre sentado frente a un grifo que pierde agua, aguardando a que se sequen los ríos, los mares y los océanos; un integrante de una célula terrorista mendigando en la calle, por falta de trabajo; la chica del tiempo de un canal televisivo, que informa de un brusco descenso de las termperaturas, mientras el resto del mundo atiende solo a su sexo; un matrimonio roto y un negro subsahariano, con la amargura apuntalada en el fondo amarillento de sus ojos, conviviendo en un colchón sobre un somier...¿En qué medida somos fieles a nosotros mismos? ¿ Por qué no nos basta la mentira para sobrevivir?.

Narrativa
Adulto

Los poemas de Mensajes en una botella que estoy acabando sienten en pretérito imperfecto. Ese tiempo fatal desde el que recordar parece violentamente necesario. La voz que conjuga estos verbos encarna a una persona gramatical y a un personaje dramático. En este viaje la ausencia no solo representa una pérdida a lo largo del tiempo. También un escenario, un espacio hecho de huecos. O, para ser más precisos, de zanjas. Lo que se entierra en ellas reaparece de algún modo en el próximo bache, generando una continuidad interna en las perforaciones. Quizá por eso mismo en estos poemas hay algo de recuento, de inventario de lo incuantificable. Como si existiese algún modo de objetivar lo que duele. O de localizar las coordenadas de nuestro propio extravío.

Poesía
Adulto

Frente a la imposibilidad de variar el rumbo de una locomotora cabe asumir el destino o saltar de la máquina y echar a andar solo. Andrés Ortiz Tafur eligió lo segundo, y desde la atalaya que conforma la sierra de Segura: el lugar donde lo condujeron sus pasos, nos cuenta la sinrazón que representa emplear todos los esfuerzos en llegar a fin de mes, teniendo toda una vida por delante. “Los más de 80 textos breves que componen esta obra suponen el relato o el tejido de toda una aventura personal y espiritual: la crónica, a fogonazos, de un recomienzo. De fondo, una voz, un denominador común, nos transmite la idea de que, afortunada o desgraciadamente, en este mundo, a los hallazgos y visiones sólo podemos llegar o acceder a través de un vía crucis". Ernesto Calabuig. “Los apuntes al natural de Andrés Ortiz Tafur –concisos, poéticos y esenciales– dibujan el mundo entero desde un rincón serrano. Al final de la lectura, sientes que llevas todo el día charlando con un buen amigo en la puerta de su casa, y se os ha hecho de noche sin darte cuenta”. Sergio del Molino

Narrativa
Adulto