Miguel Pasquau Liaño
(Úbeda, 1959) es magistrado de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia y catedrático [ANECA] de Derecho Civil en la Universidad de Granada. Hijo del escritor Juan Pasquau Guerrero, volcó durante mucho tiempo su afición literaria en narraciones breves (recopiladas en el libro Relatos de la mente, Editorial Cultura Ubetense 1986), en más de un centenar de artículos publicados en prensa (la gran mayoría en Ideal de Granada), y, a partir de 2011, en un blog personal (Es peligroso asomarse, www.migueldeesponera.blogspot.com).
Se estrenó como novelista con 'Recuerda que yo no existo' (Almuzara, 2014), un thriller moral en el que dejó marcadas las señas de identidad de su estilo literario: su voluntad de “construir personajes” y de describir las emociones y los estados del alma. Con 'Cuando siempre era verano', cuya primera versión (titulada Noches de San Lorenzo) fue finalista de la XXII edición del Premio Jaén de novela, ahonda en una de las experiencias más universales: el reconocimiento de todo lo que uno ha recibido de su estirpe, de la que sólo es su último eslabón, y la importancia del patrimonio afectivo acumulado en el pasado. En 2016 publicó 'Casa Luna' (Ediciones Miguel Sánchez). Su última novela es 'Aunque todo se acabe' publicada por Ediciones Miguel Sánchez en el 2021.
Ha intervenido en actos literarios de presentación de novelas de otros autores (José Luis Serrano, José María Pérez-Zúñiga, Bonifacio de la Cuadra, Pedro J. Marín Galiano, Miguel Puche Gutiérrez, Pedro Torréns Y Juan Pasquau Guerrero) y ha sido Pregonero en la Feria del Libro de Úbeda en 2016, con la conferencia “Un jamás contra el olvido”. En 2016 participó en el Acto Homenaje a José Luis Serrano, organizado por el Centro Andaluz de las Letras, en el marco de la Feria del Libro de Granada.
Fue codirector, junto con Juan Alfredo Bellón Cazabán, del I Curso Avanzado de Redacción y Estilo (1997, Universidad de Granada).
Publicó en la revista literaria "Extramuros", nº 48 (2014-2015) el artículo “Miguel Puche Gutiérrez, o el arte de la caricatura” (pp. 114-115). Se puede seguir su actividad literaria en su blog “Es peligroso asomarse”, en www.miguelpasquau.es
Obras:
Cuando siempre era verano no sólo es una impetuosa invitación a mirar atrás y dejarse alcanzar por el propio pasado. Es la recreación de aquella España de los 60 y 70 que empezaba a agrietarse con mucha menos resistencia que la que parecía prometer la entereza de la casa de Pinos de Duero donde fueron posibles tantas mañanas, tardes y noches de plenitud.
Una mujer inquietantemente atractiva aborda, por alguna razón que no acaba de desvelar, al profesor Juan Zaldaña en un curso de verano. Es la noche de san Lorenzo, y ambos terminan en un acantilado mirando las estrellas. La conversación fluye, y va conduciendo al profesor a los remotos veranos de su infancia en la casa familiar de Pinos de Duero, como si cada estrella fugaz, al tiempo que lo acerca al cuerpo y al alma de la intrusa, fuese un testigo llegado de aquel paraíso en el que todo estaba entero, en el que no había muertos y no se había descompuesto el etéreo material del que está hecha la nostalgia.
“Podría disparar la verdad a bocajarro, con una frase certera y definitiva, pero he decidido contarla poco a poco, paso a paso, tal y como yo mismo la he vivido”. Son palabras de Marcos Fortuño, quizás el mejor novelista español contemporáneo, además de intelectual influyente por sus opiniones sobre política y moral pública, que se recluye un verano en “Casa Luna” con la intención de escribir esta novela.