Filomena Romero

Torremolinos (Málaga)

Nacida en Melilla, llega a Málaga a los nueve años donde cursa estudios en la Universidad Laboral y Dibujo Artístico y Artes Aplicadas y trabaja en la rama de Enfermería y Puericultura.

Como escritora, ha participado en numerosos recitales por Andalucía, de la mano de la Diputación de Málaga y otras instituciones. Desde 2002, publica regularmente artículos de crítica literaria en el Suplemento Cultural «Papel Literario» de Diario de Málaga, y en revistas a nivel nacional. Sus poemas han aparecido en revistas como Empireuma, Río Arga, Extramuros, Entreríos, Alhucemas, Mujeres al día, Tierra de Nadie, etc.

Entre sus libros publicados, se encuentran: Soledades y luces, Málaga, 1994. Veneros en el jardín de la memoria, Málaga, 1997. El cielo surrealista, Madrid, 2001. Muerte viva, Estepona, 2000 (Premio de Poesía Antonia Guerrero). Orilla de zafiros, Córdoba, 2002 (Premio de Poesía Juan Bernier 2001). Retratos y voces en el espejo del río, Málaga, 1996. Arabescos y Cinco sonetos de amor y un perfume, Málaga, 2001. El Luthier y los ángeles sin sombra, Málaga, 2006.

Su trabajo poético ha sido incluido en numerosas antologías: Guía de artistas y escritoras contemporáneas andaluzas, Sevilla, 1997. Cuaderno homenaje a Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso y Federico García Lorca, Málaga, 1998. Cuaderno homenaje a Emilio Prados, Málaga, 1999. El Maquinista de la Generación, 2002. Retrato de mujer ante el espejo: poesía de la trasgresión, 2007. Cuaderno de Caridemo, de José Sarria, Almería, 2003. Poetisas españolas, 1970-2001, Madrid, 2002. Roquedal azul. Antología melillense, de Encarna León, Melilla, 2010. Andalucía en el verso. Biznaga de poesía andaluza, Córdoba, 2012. Las contemplaciones del agua, de Paloma Fernández Gomá, y Pepe Sarria, Cádiz, 2010. Poesía a los ángeles, 2016. El hilo de Ariadna, de Francisco Morales Lomas, 2018.

Hijos de Melilla (Ulad el Milili). En el recuerdo, es el primer poemario que publica en su ciudad natal.


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Obras:

En su poemario, Filomena Romero ha ido depurando y domeñando un lenguaje inserto en una opción estilística fuera de cualquier automatismo, alejándose del riesgo de caer en la palabrería huera, en el vano rebuscamiento, en la sobresaturación, insistiendo más bien en la necesidad de llegar al fondo de las cosas, a los cimientos de la construcción poética, a la raíz de su música para dotar de sentido a la vida y al mundo desde esa ventana de lo cotidiano. Melilla, de este modo, se irá deslizando en sus versos desde todos los espejos de la memoria. La memoria es un recipiente donde los significados desbordan los límites de la emoción. También es el lugar donde el discurso poético se manifiesta al margen de lo específico. Dicha ambivalencia confluye en lo que importa; es decir, en ir creando una especie de río circular, un itinerario descriptivo, envolvente, de factura sencilla, donde el sentido del homenaje, la familia, los amigos, o los lugares transitados por los recuerdos de la infancia, intentan imponer una determinada impronta en su universo lírico, como si las torrenteras de sus inquietudes estilísticas se hubieran remansado en un decir más próximo y directo, alejándose de la abstracción filosófica e incidiendo, más bien, en la sustancia de la añoranza y la melancolía. Antonio Abad

Poesía
Adulto

En su poemario, Filomena Romero ha ido depurando y domeñando un lenguaje inserto en una opción estilística fuera de cualquier automatismo, alejándose del riesgo de caer en la palabrería huera, en el vano rebuscamiento, en la sobresaturación, insistiendo más bien en la necesidad de llegar al fondo de las cosas, a los cimientos de la construcción poética, a la raíz de su música para dotar de sentido a la vida y al mundo desde esa ventana de lo cotidiano. Melilla, de este modo, se irá deslizando en sus versos desde todos los espejos de la memoria. La memoria es un recipiente donde los significados desbordan los límites de la emoción. También es el lugar donde el discurso poético se manifiesta al margen de lo específico. Dicha ambivalencia confluye en lo que importa; es decir, en ir creando una especie de río circular, un itinerario descriptivo, envolvente, de factura sencilla, donde el sentido del homenaje, la familia, los amigos, o los lugares transitados por los recuerdos de la infancia, intentan imponer una determinada impronta en su universo lírico, como si las torrenteras de sus inquietudes estilísticas se hubieran remansado en un decir más próximo y directo, alejándose de la abstracción filosófica e incidiendo, más bien, en la sustancia de la añoranza y la melancolía. Antonio Abad

Poesía
Adulto