Como cada temporada, nuestra cita con el arte de la marioneta cuestiona el prejuicio instalado en el inconsciente colectivo que lo sitúa como un arte pueril, un arte menor donde las exigencias artísticas se rebajan: decorados, actores, actrices, elementos escenográficos, ámbitos sonoros... Una percepción muy occidental que ignora la riqueza cultural, social y artística del títere. Parece como si quisiéramos pasar de puntillas, dejar de lado, silenciar que sus capacidades plásticas le otorgan un poder de evocación escénica inigualable. 

Sin embargo las artes del títere contemporáneo cubren un vasto campo artístico. Son herederas de una larga historia y de un antiguo saber hacer que ahora se sitúa en la encrucijada de las disciplinas escénicas y permite desarrollar dos de los ejes fundamentales de los enfoques escénicos contemporáneos: el distanciamiento de la interpretación y la mirada. El titiritero es un “actor-manipulador” de objetos, imágenes, materiales, figuras, títeres... Junto a muñecos, autómatas, maniquíes, sombras, máscaras, otras reflexiones sobre los robots, las nuevas tecnologías o la imagen virtual.

25 años de Festival internacional de teatro con títeres, objetos y visual son una magnífica perspectiva de esa capacidad de evocación de la que hablábamos más arriba y que, no existiría, sin el magisterio de los artistas titiriteros a los que, muy especialmente, queremos dedicar la celebración de este aniversario.