Fernando Ortega Erizo

Profesor de Lengua Castellana y Literatura del IEDA (Instituto de Enseñanza a Distancia de Andalucía)

Al inicio del curso 12/13, el Departamento de Desarrollo Curricular del IEDA planteó la conveniencia de proponer a nuestro alumnado de ESPA, Bachillerato y FP la realización de unas novedosas tareas, concebidas como proyectos trimestrales, que terminaron recibiendo el nombre de "tareas globales". Estos trabajos, basados en competencias y en los criterios de evaluación, pretendían dar cabida a objetivos fundamentales de la materia en el trimestre o cuatrimestre en cuestión, al tiempo que habían de servir para adiestrar al alumnado en la realización de proyectos, fomentando su creatividad.

Era una propuesta innovadora y ambiciosa, a la que se le concedió mucha importancia en el centro, lo que se tradujo en un peso en la calificación obtenida por el alumnado de un 25% en ESPA y Bachillerato y un 18% en FP. Para el profesorado que formamos parte del IEDA, el diseño de estas tareas globales se convirtió desde el principio en un reto a veces difícil de afrontar, sobre todo en determinadas materias en que resulta especialmente complicado englobar en una sola actividad varios de los objetivos perseguidos durante todo un trimestre o cuatrimestre, según el tipo de enseñanza.

La intención del presente artículo es dar a conocer una de estas tareas globales, ideada por José Luis Pascual Zahínos, Jefe del Departamento de Lengua Castellana y Literatura, y que tuve la oportunidad de poner en práctica en mi aula de Literatura Universal de 2º de Bachillerato. La propuesta se convirtió en una experiencia educativa plenamente satisfactoria, tanto por la buena acogida que tuvo entre el alumnado, como por los resultados pedagógicos obtenidos.

Esta tarea global se presentó con un título muy llamativo: "El diario electrónico de Lord Byron"  y pretendía, en resumidas cuentas, unir el pasado literario con el presente tecnológico, en un intento de maridar lo inevitablemente lejano para los alumnos y alumnas (el estudio de la historia de la literatura) con una realidad tan cercana y cotidiana como es el uso de las redes sociales, concretamente Twitter.

Los objetivos que se perseguían con la realización de esta tarea eran básicamente tres:

1.Interiorizar las claves vitales y artísticas de los principales movimientos y autores y autoras europeos de los siglos XVIII y XIX en los diversos géneros.

2.Utilizar la lengua escrita como modelo de expresión artística.

3.Acercar el lenguaje literario y los conocimientos consultados sobre él al uso eficiente de las nuevas tecnologías. 

Para ello, el alumnado debía asumir durante unos días la personalidad de un escritor o escritora perteneciente al periodo estudiado en el correspondiente bloque (concretamente, los siglos XVIII y XIX) y mantener, desde su particular punto de vista y tras un proceso de minuciosa documentación, una comunicación constante a través de la red social Twitter: reflexiones sobre la realidad, emociones, seguimiento del proceso de creación de alguna de sus obras...algo muy similar a un "juego de rol". Todos los tweets debían llevar el hashtag #iedasoyescritor.

De este modo, empezaron a aparecer en la red social de los 140 caracteres mensajes firmados por personajes como Victor Hugo, Balzac, Allan Poe, George Sand, Flaubert, etc. gracias al trabajo de nuestro alumnado, que no ahorró esfuerzo e imaginación a la hora de afrontar este ejercicio de traslación de personalidad.

Un par de ejemplos de los perfiles creados nos ayudarán a comprobar la gran creatividad que pusieron en su empeño:

En cuanto a los mensajes publicados, los y las  estudiantes conjugaron a la perfección, en la mayoría de los casos, la asunción de la personalidad del escritor o escritora elegidos con la idiosincrasia de los mensajes propios de esta red social. Podemos comprobarlo en estos ejemplos:

El  último paso requerido para concluir la tarea consistía en hacer una intervención en un foro creado en el aula con esta finalidad, en la que el alumnado incluyera una reflexión personal y una valoración sobre el trabajo realizado.  Este apartado nos parecía fundamental, ya que nos permitiría comprobar de qué modo habían afrontado los destinatarios y destinatarias de la tarea esta propuesta de trabajo. No hay mejor criterio para evaluar la idoneidad de una experiencia educativa que las valoraciones manifestadas por los propios protagonistas de la misma.  Algunas de las opiniones que pudimos leer en este foro son bien elocuentes, por lo que merece la pena transcribir varias de ellas:

¡Hola! He terminado la tarea global, en la que adopté la personalidad de una escritora del siglo XIX, George Sand. Elegí a esta escritora –de la que sabía poco más que fue una transgresora en su época y amante de Chopin- por varios motivos: uno de ellos es porque quería publicar mis tweets desde la perspectiva de una mujer. También porque luchó por los derechos de la mujer de forma extraordinaria. Pero, sobre todo, porque cuando indagué un poco en su vida, descubrí que ésta había sido intensa y apasionante y que representaba muy bien el estilo romántico de la escritora,  lo que me daba mucho margen para reflejar en Twitter la personalidad y el estilo del personaje (…) Al terminar la tarea, y después de tantos días metiéndome en la piel de George Sand, leyendo páginas web sobre ella y “tuiteando” varias veces al día, me queda un gustillo amargo, un sentimiento de vacío. Ha sido una de las tareas que más me ha gustado, sin obviar las dificultades que he encontrado al tener que condensar en un espacio como Twitter toda la información que he encontrado sobre la escritora y que me hubiera gustado reflejar.

Estar en compañía del alma de Balzac durante esta semana ha sido muy enriquecedor. Esta tarea realmante me ha adentrado en su vida, incluso he llegado a empatizar con él. Qué difícil fue para él conseguir su sueño (…) Sin querer, he encontrado a una figura literaria muy afín a mí misma, pues siempre he pensado que cuando algo se desea con intensidad, con el alma y se lucha por ello a pesar de las adversidades, se consigue.

He terminado mi labor como Edgar Allan Poe. Este autor es fantástico y a la vez inabarcable (…) Esta tarea me ha parecido muy interesante y me ha hecho conocer a este autor (al que ya conocía) más profundamente. Me parece una buena idea para profundizar individualmente sobre cualquier autor y a la vez compartirlo con mis compañeros. Así, todos aprendemos un poco de otros autores.

Ha sido un placer meterme en la piel de Victor Hugo, este maravilloso autor que tanto nos gusta a todos. Además, me ha parecido muy divertido porque en realidad llegó un momento en que hablaba como si fuera él. Al realizar esta tarea he podido conocer más la vida de Victor Hugo e incluso saber cosas de él y de su entorno que hamás hubiera imaginado.

Se puede comprobar fácilmente que, a pesar de las dificultades que pudiera conllevar la realización de este trabajo, el alumnado, en general, lo afrontó adecuadamente e incluso disfrutó metiéndose por unos días en la piel de estos famosos escritores y escritoras del pasado. Para ello, debieron documentarse bien sobre su vida y sobre el contexto histórico y literario que les tocó vivir, y usar la lengua escrita con precisión y corrección. De este modo, el objetivo de la tarea se había cumplido de forma plenamente satisfactoria.

Entendemos que el buen funcionamiento de esta tarea global se basó en que su estructura se ajusta perfectamente al concepto de “proyecto”, planteado  como trabajo creativo, mediante el cual el alumnado construye su propio aprendizaje rompiendo con la estructura de las materias o asignaturas concebidas como compartimentos estancos. Mediante la realización de esta tarea, una parte del mundo más cercano al alumnado (en este caso, el uso de las redes sociales) “entra” en el aula, permitiendo un aprendizaje basado en la propia experiencia.  Estamos convencidos de que este debe ser el camino por el que han de transitar estas tareas globales en nuestro centro, sin descartar la posibilidad de que, para aprovechar al máximo su potencial educativo, se conviertan en tareas anuales o “proyectos de curso”.

Sin duda, merece la pena reflexionar a fondo sobre esta cuestión.