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Entrevista a Engracia María Rubio Perea

Engracia María Rubio Perea

Engracia María Rubio Perea es doctora en Filología Hispánica y profesora de Lengua Castellana y Literatura. Desde el año 2011 ha sido responsable de bibliotecas escolares, recibiendo en dos ocasiones el “Reconocimiento a la Labor Bibliotecaria” que otorga la Delegación Territorial de Málaga. En la actualidad es asesora de formación del ámbito lingüístico del CEP de Málaga, ha coordinado desde el 2015 el foro de la Línea 1 de la Red Profesional Provincial de Bibliotecas Escolares de Málaga, encargándose de la zona de tareas técnicas y organizativas de la biblioteca escolar y, a su vez, ha sido responsable de la Biblioteca Escolar del IES Torre Atalaya, la cual durante el curso escolar 2019 – 2020 ha resultado galardonada con el primer premio por buenas prácticas docentes en bibliotecas escolares otorgado por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía en el citado curso. Parte del trabajo que ha realizado puede seguirse a través del blog de la biblioteca escolar del IES Torre Atalaya y en sus redes sociales: somos @BibTorreAtalaya en Twitter e Instagram.

 

Una reflexión para comenzar, ¿estamos viviendo tiempos difíciles para las Bibliotecas Escolares o una oportunidad para reinventarnos y avanzar?

La ausencia del alumnado en nuestras bibliotecas escolares y el hecho de que muchas de ellas hayan tenido que ser cerradas para transformarse en aulas donde impartir clases muestran un escenario complicado y poco halagüeño para aquellos responsables docentes que consideramos que el contacto con el alumnado en estos espacios es uno de los principales pilares para el fomento de la lectura, la formación de sus usuarios y el desarrollo de sus competencias informacionales. Como responsable de la biblioteca escolar del IES Torre Atalaya, siempre he considerado que uno de los éxitos de la biblioteca se encontraba principalmente en el ambiente cálido y acogedor que ofrece su espacio físico, donde alumnado y profesorado se mezclan con un fin común: la pasión por la lectura y el interés por formarse.

Sin embargo, si hay algo que caracteriza a las bibliotecas escolares es su capacidad para avanzar, para renovarse e iniciar procesos de transformación para llevar a cabo sus funciones. La cultura digital ha transformado la sociedad en la que vivimos y las bibliotecas tienen la necesidad de modificar sus acciones si quieren seguir dando servicios a sus usuarios. Sin ir más lejos, en el documento de referencia DR5, Nuevas dinámicas para la biblioteca escolar en la sociedad red: Resituar sus acciones y acompañar la transformación en la escuela1, se habla de una biblioteca escolar que debe de ser permeable a los nuevos tiempos y encontrar nuevas maneras de llevar a cabo sus funciones para dar respuesta a sus usuarios. De este modo, se indica que para reafirmar las funciones de las bibliotecas escolares en el futuro y continuar siendo útiles y necesarias para la comunidad educativa y la sociedad red, deben repensar sus espacios y expandirse en el entorno digital. Las bibliotecas escolares ya han puesto en marcha algunos de estos procesos transformadores llevando a cabo acciones relacionadas con el filtrado y redistribución de contenidos, la creación de entornos informacionales específicos o la administración de plataformas virtuales.

En la situación de excepcionalidad en la que nos encontramos hay que apostar más que nunca por estos avances, encontrar en esta realidad una oportunidad para reinventarse y acompañar a los cambios que también se imponen en la escuela actual. 

El concepto de ubicuidad cobra un valor fundamental en la situación actual donde la concepción de la Biblioteca Escolar como un espacio físico ha quedado tan mermada. ¿Hacia dónde deberían caminar las BBEE para mantener su dinamismo y polivalencia?

En el momento actual las bibliotecas escolares tienen que optar por adaptarse a un proceso de desmaterialización, esto es, tienen que renovar su modelo de gestión y buscar vías de expansión a través de las redes y virtualizarse: algunas, porque no cuentan con espacio físico y están prácticamente cerradas y otras, las más afortunadas, porque atendiendo a sus protocolos COVID han visto sus aforos reducidos o restringidos sus servicios de gestión y préstamo. La biblioteca es un centro de recursos para la enseñanza y el aprendizaje, promotor de actividades de fomento de la lectura, de alfabetización informacional y mediática, de apoyo a programas del centro, de difusión cultural, y como tal, debe seguir contribuyendo al desarrollo de su proyecto educativo y dar servicio a toda su comunidad educativa. Para seguir caminando en esta vía y dar respuesta a estas necesidades, la biblioteca escolar debe reorganizarse y encaminar su trabajo hacia tres acciones que considero indispensables:

En primer lugar, debe seguir siendo un espacio vinculado a generar ambientes que propicien la afición lectora. Los responsables docentes debemos aprovechar los avances tecnológicos para estimular la lectura y escritura entre los más jóvenes. C. Mekis y C. Anwandter2 nos hablan de la conjunción de un nuevo rol de lector y productor de contenidos, como es el ejemplo de booktuber, un lector que sube vídeos a Internet en los que presenta una reseña y valoración de un libro que ha leído y donde se demuestra que la cultura impresa no está reñida con la digital. Los fan-fiction, esas ficciones creadas por admiradores de una determinada obra, también son parte de nuestra realidad más cercana y un medio atractivo para nuestro alumnado. Los clubes virtuales de lectura o los repositorios de audios creados por la propia comunidad también pueden ser espacios muy interesantes y de mediación que generen ambientes de confianza en los que puedan participar ofreciendo su opinión y desarrollando sus gustos. 

En segundo lugar, no podemos ni debemos olvidar el papel tan importante que ejerce en la educación del uso de la información: aprender a investigar, los proyectos documentales integrados como estrategias de aprendizaje o cómo hacer un uso seguro y responsable de la tecnología son aspectos esenciales de la labor que deben realizar nuestras bibliotecas escolares. Talleres virtuales como los que ha llevado a cabo Fernando Heredia3 de manera presencial en centros de secundaria de Málaga, se hacen más y más necesarios en una sociedad en la que ser un nativo digital no implica necesariamente tener la competencia. Manuales y guías sobre cómo investigar o relacionados con los diferentes programas de formación de usuario y del desarrollo de la competencia informacional y mediática deben seguir estando a su disposición. 

En tercer lugar, la biblioteca escolar debe seguir facilitando servicios de información y acceso a los recursos de los que dispone con la finalidad de hacer visible su colección, difundir los contenidos generados por su comunidad en el entorno digital, así como gestionar los contenidos mejores para la realización de proyectos y trabajos en el aula. Este curso contamos con Biblioweb Séneca, herramienta de gestión digital de las bibliotecas escolares, que sin duda pondrá en valor su papel en el proceso de transformación digital de los centros educativos. Asimismo, debemos seguir potenciando nuestros portales digitales como medios de difusión de las novedades que se realizan en las mismas y como facilitadores de recursos digitales para la comunidad, entendiendo por ello la creación de repositorios de contenidos y producciones digitales. 

En ocasiones le hemos escuchado destacar la idea “Biblioteca para emocionar” ¿Cómo podemos contagiar la emoción en un curso escolar como el que estamos viviendo?

Precisamente porque las circunstancias son las que son y porque seguimos sin acostumbrarnos a esta nueva normalidad que nos ha tocado vivir, contagiar la emoción desde nuestras bibliotecas escolares es fundamental para que estas cobren vida en estos nuevos espacios virtuales con los que nos toca trabajar. 

En mi etapa como responsable, he podido ver a alumnado que tenía pavor a hablar en público, pero que era capaz de convertirse en una ‘persona libro’4 y recitar ante sus compañeros/as el fragmento de su obra favorita; estudiantes que no participaban en clase por falta de interés en la materia, pero que se enfrascaban en un debate académico buscando argumentos para defender una postura con la que no estaban de acuerdo o acudir a la biblioteca para buscar información y encontrar pruebas para apoyar su tesis; alumnos y alumnas que odiaban las obras clásicas, pero que, sin embargo, se metían en el papel de unos enamorados Don Juan y Doña Inés; y a otros que simplemente acudían a la biblioteca para decorar o ver el escape room de Halloween por el simple hecho de pasar un buen rato. En todos ellos y ellas el factor emocional jugaba un papel importante: la mezcla de distintas sensaciones, el descubrir territorios inexplorados, la capacidad de expresarse o simplemente el hecho de disfrutar de un rato de diversión, eran simplemente factores claves para acudir a la biblioteca. 

El éxito de estas actividades reside en que partíamos del foco de interés del alumnado, generando un ambiente de confianza y convivencia, un espacio donde las distintas opiniones eran escuchadas y debatidas, y donde las emociones jugaban un papel importante. Creo que la clave para emocionar reside precisamente en encontrar ese punto de conexión con nuestros estudiantes y que el medio que se emplee para llevar a cabo estas actuaciones es un factor secundario.  El alumnado que tenemos hoy en nuestras aulas suele sentirse cómodo con las nuevas tecnologías, por lo que quizás este hecho pueda jugar a nuestro favor, el resto forma parte de la prueba y error y de dejarse guiar por las emociones.

Y ahora que nuestros alumnos/as pasan más tiempo que nunca en casa, ¿qué estrategias podríamos aprovechar para promover y acercar la lectura más aún a nuestros escolares?

El confinamiento trajo consigo una oferta cultural amplia: bibliotecas virtuales, editoriales y diferentes espacios en línea permitían descargas gratuitas; museos y centros de arte ofrecían visitas virtuales; diferentes apps y herramientas colaborativas potenciaban el trabajo en grupo y el aprendizaje desde casa; club de lecturas virtuales o encuentros en redes sociales con autores ofrecían un diálogo directo con los mismos; series televisivas o teatro en línea eran otras de las ofertas…Esta variedad de propuestas permitió que en algunos hogares nuestros escolares se acercaran por primera vez a museos que no habían visto con anterioridad, leyeran un libro en formato digital o visionaran una obra de teatro; en otros casos fue el profesorado el que aprovechando estos recursos invitó a su alumnado a indagar, reflexionar o elaborar materiales partiendo de estas propuestas que se ofrecían en abierto. Pienso que, si queremos promover y acercar la lectura a nuestros jóvenes, debemos ofrecer desde nuestras bibliotecas escolares una colección amplia que sea diversa tanto en tipo de materiales (impresos, audiovisuales, digitales…) como en términos de temática y que venga acompañada de actividades que inviten a la discusión, al debate y a la reflexión. Tenemos que ser capaces de conectar con las expectativas de nuestros niños, niñas y jóvenes optando, como afirman C. Mekis y C. Anwandter, por prácticas pedagógicas. Nuestras bibliotecas escolares pueden tener un papel fundamental ofreciendo estos recursos, los cuales pueden venir acompañados de resúmenes, valoraciones, temas abordados o incluso de reseñas realizadas por los responsables y el equipo de apoyo de las bibliotecas escolares o por los propios estudiantes. También debemos de ser capaces de promover otras instancias como visitas a bibliotecas digitales, catálogos de librerías, booktubers o trailers, entre otros medios. De este modo, estamos invitando al alumnado a que sea él quien elige sus propias lecturas y lo estamos dotando de las habilidades para convertirse en lectores autónomos y con sentido crítico. Las prácticas con estas lecturas no pueden quedar reducidas a la ficha o control individual, sino que tenemos que optar por actuaciones que potencien la narración oral y la conversación en torno a la lectura; preguntas que promuevan la investigación; apoyo en las redes sociales; y una evaluación de esas lecturas sin crear asfixia, pero que al mismo tiempo haya una autoevaluación y un seguimiento. 

De los múltiples proyectos y experiencias desarrollados en los últimos meses, como responsable de la biblioteca escolar del IES Torre Atalaya, ¿cuál destacaría como buena práctica para promocionar la lectura y el acercamiento a los libros y la literatura en época de COVID? 

Creo que si por algo ha destacado nuestra biblioteca escolar es porque, a pesar de la irrupción generada por el Covid-19, supo adaptarse y dar respuesta a su comunidad educativa más allá del modelo presencial. De las acciones articuladas cabe destacar tres iniciativas:

  1. Distribución de CONTENIDOS y RECURSOS relevantes destinados, principalmente, a atender a la comunidad educativa. Como el artículo destinado  a Recursos útiles y disponibles para #YoMeQuedoEnCasa o el entorno informacional creado con las Recomendaciones de lecturas para el verano.
  2. Promoción de LA LECTURA a través de diversas iniciativas que se realizaron puntualmente en torno a diferentes efemérides. Con motivo del Día de la poesía se llevó a cabo la iniciativa #Porunverso, actividad que se realizaba por tercer año consecutivo y que tuvo la capacidad de mantenerse en el espacio virtual. Para el Día del libro, la biblioteca necesitó replantear su primera propuesta, transformarla y seleccionar aquellas actividades que consideramos podían desarrollarse de manera no presencial. De este modo, llevamos a cabo nuestra #Pasareladelibros3 virtual con un interesante número de propuestas por parte de toda nuestra comunidad educativa. Además, se dio difusión al taller #Librosporuntubo, realizado con anterioridad en la biblioteca pública de la zona, pero que en esos días decidió promocionar a través de sus redes sociales y nosotros decidimos contribuir promocionando a través de nuestro portal digital.
  3. Contribución a la dimensión social empleando para ello las REDES SOCIALES como vía de difusión y de dinamización (@BibTorreAtalaya). La biblioteca mantuvo durante todo este tiempo una difusión constante de sus actuaciones y su presencia en las redes. Actuó también ejerciendo su papel de filtrado y distribución de noticias de interés relacionadas con actividades, informaciones y aspectos de interés relacionados con el libro y la lectura. 

Desde su profundo conocimiento de las BBEE de Andalucía y desde la Red Asesora de Formación del Profesorado de la que forma parte actualmente en el CEP de Málaga, ¿qué líneas formativas considera de interés para seguir avanzando en la capacitación profesional de los responsables de biblioteca y sus equipos de apoyo?

Las BBEE de Andalucía cuentan con un itinerario formativo que es esencial en el desarrollo de los responsables de bibliotecas escolares y su equipo de apoyo permitiendo al profesorado adquirir la capacitación profesional en este ámbito, me refiero a los tres cursos que el Aula Virtual del Profesorado ofrece cada año y que este año amplía con uno nuevo relacionado con la herramienta de gestión BiblioWeb Séneca. Desde la Red Asesora de Formación del Profesorado cada año se organizan jornadas provinciales relacionadas con aspectos claves para la formación del profesorado responsable de biblioteca escolar y que están vinculadas a líneas prioritarias de trabajo de las mismas, así como cursos específicos dentro del ámbito lingüístico y que vienen a cumplimentar el itinerario formativo. De este modo, en años anteriores se han abordado aspectos relacionados con la oratoria, la competencia informacional y mediática, la gamificación, la creatividad o los planes y programas, entre otros. 

Desde mi punto de vista, las líneas formativas tienen que ir encaminadas a:  dotar a los responsables docentes y a su equipo de las herramientas necesarias para ampliar las prácticas pedagógicas relacionadas con la afición por la lectura y la escritura; avanzar por los caminos de la innovación dentro de las bibliotecas escolares; y crear comunidad entre los distintos agentes que forman la comunidad educativa. 

De este modo, considero que para avanzar en la capacitación profesional de los docentes sigue siendo clave la formación del profesorado en aspectos relacionados con prácticas de lectura y escritura que permitan crear lectores autónomos y escritores competentes, que desarrollen el gusto por la lectura y la escritura, y que sean capaces de analizar, buscar distintas fuentes y en diferentes soportes y reflexionar críticamente sobre los mismos. 

Por otra parte, el responsable y su equipo deben seguir avanzando por los caminos de la innovación adquiriendo para ello conocimientos en plataformas digitales para la difusión y herramientas que les permitan editar y publicar contenidos para crear diferentes formatos:  escritos (libros digitales, presentaciones, revistas, periódicos…) o audiovisuales (podcast, programas de radio, vídeos, imagen, stop motion…) para sus bibliotecas escolares. 

Por último, no podemos olvidar el papel social de la biblioteca escolar, por lo que debe formarse al docente y a su equipo en técnicas para llegar a toda la comunidad educativa por igual y en estrategias de mediación que permita el trabajo cooperativo, la participación, la inclusión social, la interacción y la conexión. Para ello el responsable y su equipo debe conocer cómo crear espacios colaborativos de encuentro e intercambios de experiencias (clubs de lecturas, tertulias dialógicas, grupos de cooperación, apoyo a los colectivos más vulnerables…). 

¿Qué incluiría en el kit de supervivencia “Bibliotecas escolares en tiempos de pandemia”?

Es una pregunta difícil de responder, ya que no todas las bibliotecas escolares pueden encontrarse en la misma situación y tendrán que adaptar este kit según sus necesidades. No obstante, considero que sería fundamental:

  1. Portal digital. Un portal digital que potencie la presencia digital de la biblioteca escolar y que sea un espacio donde se aglutinen servicios, programas y actuaciones dirigidas a la comunidad educativa. Este espacio virtual debe contar, además, con enlace directo al catálogo en línea de la biblioteca.
  2. Diferentes entornos informacionales. Repositorios, tanto de contenidos como de producciones digitales, que sean capaces de dar servicios a la comunidad educativo, siendo muy necesario atender a los colectivos más vulnerables. De este modo, podremos encontrar diferentes entornos informacionales relacionados con materiales didácticos específicos, diferentes itinerarios lectores o de proyectos documentales; junto a otros relacionados con producciones del alumnado: audio reseñas, booktubers, audiolibros… 
  3. Actividades digitales. Creación de actividades que fomenten la lectura y la escritura: concursos de escritura, pequeños retos, club de lecturas, encuentros con autores, tertulias o talleres con expertos, entre muchas otras.
  4. Canales de comunicación con sus usuarios. Poseer canales de comunicación múltiples, que se presenten sincrónicos y permanentes y que permitan mantener y no perder el contacto con sus usuarios. Tener presencia en redes sociales, que permitan llegar a una diversidad de públicos, y que les permitan participar, opinar, sugerir sobre las acciones que la biblioteca escolar realiza.

Con respecto a este kit, recomiendo los recursos que bajo el título Líneas prioritarias de trabajo de las bibliotecas escolares en el curso 2020-2021 ofrece la Red Andaluza de Bibliotecas Escolares y que seguro son esenciales para poner en práctica muchas de esas actuaciones.

Para finalizar, ¿qué mensaje le gustaría transmitir a los docentes que están al frente de unas Bibliotecas Escolares que viven unos momentos difíciles?

Hace poco celebrábamos el Día de las Bibliotecas 2020 y el lema elegido era “Bibliotecas, siempre a tu lado” con ello se quería poner en valor la capacidad de las bibliotecas para seguir ofreciendo sus recursos a pesar de las circunstancias tan complejas, así como reconocer el esfuerzo realizado por los bibliotecarios para adaptarse a las necesidades y continuar desarrollando su trabajo.

Yo también quiero sumarme a ese mensaje de reconocimiento y agradecer a los docentes responsables que, a pesar de las difíciles circunstancias con las que se encuentran, sigan ahí trabajando para llevar adelante sus bibliotecas escolares. Me gustaría recordarles la labor tan importante que realizan, decirles que siguen siendo esenciales en el acceso a la lectura, al conocimiento y a la emoción en cualquier lugar y circunstancia. Me gustaría pedirles que no desfallezcan, que pidan ayuda cuando la necesiten y que no pierdan la ilusión y el entusiasmo por seguir trabajando en favor de ellas. 

Irene Vallejo, Premio Nacional de Ensayo 2020 por su maravillosa obra El infinito en un junco, un delicioso viaje por la historia del libro y las bibliotecas, nos deja una obra cargada de frases célebres para anotar. Quisiera cerrar mi mensaje con una de ellas y que esta sirviera de aliento para los compañeros/as que afrontan este curso lectivo: 

“Toda biblioteca es un viaje; todo libro un pasaporte sin caducidad”.


NOTAS

1 Durban Roca, G., García Guerrero, J., Pulido Villar, A., Lara Escoz, J.I. y Olmos Olmos, D. (2013). Nuevas dinámicas para la biblioteca escolar en la sociedad red. Resituar sus acciones y acompañar la transformación de la escuela. DR5. Recuperado, 12 de noviembre de 2020, de:  https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/delegate/content/327110bb-8ec0-42af-99da-4d220461cdcd/Desarrollo%20del%20portal%20digital%20de%20la%20BECREA.%20Extracto%20DR5

2  Mekis, C. y Anwandter, C. (2019). Bibliotecas escolares para el siglo XXI. Desarrollo de comunidades lectoras, Narcea, 28-30.

3  Heredia-Sánchez, F. (2020). Trabajando las competencias en información y en medios (ALFIN/AMI) en la escuela: una experiencia con estudiantes de Educación Secundaria. Recuperado, 12 de noviembre de 2020, de: https://www.juntadeandalucia.es/educacion/portals/web/libro-abierto/opinion/-/novedades/detalle/UiO5RJzNWrQE/trabajando-las-competencias-en-informacion-y-en-medios-alfin-ami-en-la-escuela-una-experiencia-con-estudiantes-de-10v4a12qy81al

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