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Interesante ejemplar para aquellos docentes que deseen utilizar el debate como herramienta curricular


Luis Ruiz Pérez
Profesor de Lengua castellana y Literatura en el IES Santo Domingo (El Ejido)

  • Título: Enseñar a debatir. Guía para el profesorado
  • Autores: Grupo Gorgias
  • Fecha de edición: 2013
  • Edita: Universidad de Murcia
  • Páginas: 357
  • ISBN: 978-84-15463-75-7

La obra responde a la importancia que tiene el uso del debate en el aula. Es un detallado estudio sobre la práctica y el desarrollo de la oratoria en nuestro alumnado. Se trata de un interesante ejemplar para aquellos docentes que deseen utilizar el debate como herramienta curricular en las aulas, lo cual propicia el desarrollo de las habilidades comunicativas y el pensamiento crítico de nuestro alumnado. 

En la primera parte se refleja la importancia de la oratoria en el aula ya que la práctica del debate permite un trabajo pedagógico procedimental desde varias materias y también la conexión interdisciplinar a través de los temas debatidos.

El primer capítulo, “Evolución histórica de la retórica y la argumentación”, hace un breve recorrido desde el nacimiento de la elocuencia en Grecia hasta la retórica de nuestros días. Especial relevancia adquiere el apartado dedicado a la retórica de la imagen y la retórica en internet. Siguiendo los postulados de autores como R. Barthes, nos muestra una forma de análisis de las imágenes publicitarias para explicar sus significados. Asimismo, es significativo el análisis que hace la obra sobre la retórica en internet, ya que estudia el carácter retórico de la comunicación en los sitios web por la aparición de discursos en estos y el impacto que pueden tener en la sociedad.

El segundo capítulo, “Relevancia de la argumentación oral”, analiza el poder de la palabra y la oratoria en nuestra sociedad. En este sentido, que nuestro alumnado adquiera unas destrezas básicas en argumentación va a permitir el desarrollo del pensamiento crítico de la sociedad del futuro, así como la formación de profesionales capaces de afrontar los nuevos retos del siglo XXI. Tal y como aducen los autores:

“Saber expresar con claridad y elegancia nuestras ideas, transmitir nuestras propuestas de modo convincente, defender con soltura y con rigor nuestras convicciones ante los demás, es un valioso objetivo educativo y un signo, en sí mismo, de la categoría cultural de una persona” (p.45).

En el capítulo 3 (“Justificación pedagógica de la propuesta”) se explica el procedimiento seguido por el Grupo Gorgias para llevar a cabo un torneo de debate en varios centros de Secundaria y Bachillerato de Murcia y Córdoba. En este apartado se contemplan recursos e ideas clave para la práctica del debate en el aula: selección de los temas, procedimientos de investigación y documentación, realización del debate y evaluación por parte del jurado. 

El capítulo 4 aporta una visión global sobre las ventajas curriculares e interdisciplinares de la práctica del debate. En este sentido, el desarrollo de las competencias clave y cómo la práctica de la oralidad está en el currículo de todas las materias son razones de peso para implantar el intercambio de ideas y su razonamiento en las aulas.

En la segunda parte de la obra (“Formación para enseñar a debatir”) se plantean algunos aspectos fundamentales para la preparación y elaboración de debates académicos. El profesorado encontrará aquí nociones útiles y muy prácticas para llevar a cabo el debate en las aulas. En esta línea, en el capítulo 5 (“Técnicas de búsqueda de información y preparación del debate”) se explican cuestiones sobre la búsqueda y la estructuración de la información, la reflexión para extraer diferentes argumentos y contraargumentos sobre el tema y la correcta organización de los mismos para el debate. 

En el capítulo 6 (“Recursos lingüísticos”) se exponen los principios lingüísticos que debe tener un buen discurso oral. El profesorado encontrará en este apartado buenas sugerencias para trabajar con los alumnos la parte lingüística del debate: fórmulas de saludo, de despedida y cierre, fórmulas de apelación al público, etc. Especial mención merece el apartado sobre el uso del lenguaje políticamente correcto:

“Un buen polemista que procure ganarse el favor del público evitará herir la sensibilidad de su auditorio al tratar temas o aspectos poco agradables utilizando expresiones lingüísticas que suavicen esos mensajes […]Nuestros alumnos han de tener en cuenta este aspecto social de la lengua cuando planifiquen su participación en el debate.” (p.130).

En este apartado se analizan todos aquellos aspectos relacionados con la elocutio de la Retórica clásica. En este sentido, resulta muy útil la relación de marcadores y conectores del discurso (págs. 143-147) que puede servir a nuestro alumnado para organizar la información con más claridad.

El capítulo 7 está dedicado a las técnicas para hablar en público. Aquí se desarrolla todo lo referente a la actio o pronuntiatio de la Retórica: la técnica vocal, los gestos y la actitud corporal. Son prácticos los ejercicios concretos para trabajar la emisión de la voz (págs. 185-197). Asimismo, en la parte final se exponen algunos consejos sobre el lenguaje no verbal y el control del miedo escénico (págs. 210-214).

En el capítulo 8 (“Argumentación y persuasión”) se desarrollan aspectos relacionados con la elaboración de un buen debate y la construcción de argumentos con gran impacto persuasivo. En relación con ello, resultan útiles las normas o principios básicos de todo debate, en las que se promueven valores como la escucha activa, la defensa de puntos de vista con pruebas, la claridad, la búsqueda de la verdad, etc. (págs. 226-228). 

En relación con el contenido del debate, el capítulo 9 describe las principales falacias usadas en la argumentación. Se clasifican en formales e informales y aportan a los docentes un amplio material para transmitir a nuestros alumnos la importancia de usar argumentos sólidos y veraces.

Finalmente, en la tercera parte del libro (“Desarrollo del proyecto Torneo de debates Gorgias”) se explica el proceso de creación de dicho torneo. Los primeros debates se realizaron en el curso 2009-10 y consiguieron fomentar en el profesorado y alumnado el gusto por el arte de la oratoria. En estos capítulos finales se exponen las reglas de dichos debates y se aportan consideraciones muy prácticas para juzgar los debates con rúbricas de evaluación que recogen los aspectos de fondo y forma de la oratoria (págs. 305-309). En este sentido, son relevantes las conclusiones pedagógicas de dichos torneos (págs.322-330), ya que confirman los beneficios que aporta la práctica del debate en nuestro alumnado: interacción social, interés por los acontecimientos del mundo circundante y su valoración, progreso positivo en las capacidades lógicas y lingüísticas…

En el último capítulo (“Otros modelos de debate”) se explican otras alternativas al debate de estilo académico, con objeto de acercar al profesorado otras técnicas para usar en el aula: el monólogo argumentativo, la mesa redonda y el modelo parlamentario. En estos casos los autores plantean propuestas didácticas concretas para aplicar en Secundaria y Bachillerato.

En suma, la obra Enseñar a debatir nos ofrece una detallada guía de recursos e ideas para llevar a cabo la práctica del debate en las aulas. El desarrollo de la oralidad ayudará a la adquisición de las distintas competencias clave y permitirá relacionar los contenidos curriculares de una forma interdisciplinar. Sin duda, el uso del debate como herramienta curricular propicia en nuestro alumnado la adquisición de destrezas comunicativas, permite el desarrollo del pensamiento crítico, ayuda a entender la realidad desde múltiples puntos de vista y, citando a Aristóteles o Quintiliano, ayuda a crear valores éticos para vivir en sociedad.

 

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