Por Ana Cid Prolongo *
Cuando empezamos un curso en un aula nueva, o cuando iniciamos un tramo de nuestra vida en una nueva casa, nos sentimos ilusionados por transformar esos ambos espacios y convertirlos en espacios nuestros.
Distribuir el espacio, decorarlo, intuir cómo transcurrirá el tiempo entre esas paredes, qué haremos en esos momentos…Somos conscientes de que el entorno no es neutro y dice mucho de la actividad que se desarrolla en él.
Cuando decidimos en el CEIP “El Torcal” de Málaga, hace dos cursos ya, trasladar la biblioteca a la planta baja, sentimos la misma ilusión por crear un nuevo espacio y hacerlo nuestro. Los albañiles reconvertían dos aulas en un espacio diáfano, pintores por doquier, elección de cortinas, mobiliario adecuado, instalación de acceso a internet, adquisición de ordenadores, proyector, expurgo de libros, etc. Con bastante trabajo y mucha ilusión iba surgiendo este nuevo espacio en nuestro centro que, un precioso día de junio, estaba listo para ser inaugurado y presentado a la comunidad educativa.
Sí, la remodelada biblioteca escolar nos parecía muy bonita y acogedora, pero ni un aula tiene sentido sin la actividad que en ella se realiza (¿No son muy tristes los últimos días del curso, sin niños en ellas?), ni una casa es un hogar sin unas vidas que transcurran entre su paredes, ni una biblioteca es útil si no se integra en la vida del centro, en el día a día de la comunidad educativa que allí desarrolla su proyecto educativo.
Teníamos claro tanto el equipo directivo como la responsable de la biblioteca que no nos bastaba con catalogar todos los hermosos volúmenes que habíamos adquirido, ni disponer de internet y ordenadores, ni de una gran pantalla con proyector…Evidentemente, eran objetos necesarios y útiles, pero no era ese el fin que nos guiaba. Nuestro objetivo principal era que nuestra recién convertida biblioteca en centro de recursos fuera una biblioteca habitada que ya contaba con una pasado, estaba disfrutando de un presente y proyectaba sus metas en un futuro cercano.
Porque la biblioteca, por definición, es un lugar con libros, pero éramos conscientes que ya existen libros que no tienen lugares ni espacios, que la información disponible es ingente y que en la red podemos encontrar cualquier información que necesitemos si sabemos buscarla.
La biblioteca del CEIP “El Torcal” existía desde el primer Plan para el desarrollo de las bibliotecas escolares iniciado en 2000 por la Delegación de Educación de Málaga. Estaba situada en un aula pequeña de la primera planta y había recibido las dotaciones económicas y el equipamiento en mobiliario asociadas al plan.
La responsable de aquellos años hacía su trabajo lo mejor que podía en función del poco tiempo disponible (las dos horas de mayores de 55 años), y del concepto de biblioteca que se tenía en el centro: un espacio donde había libros que nadie iba a buscar, que llevaba lotes de libros nuevos a las clases (sin catalogar) y que en fechas señaladas repartía por las aulas algunos cuadernillos con sugerencias de actividades y un gran esfuerzo previo por su parte de selección.
El trabajo de catalogación consumía el mayor tiempo disponible. Existía una biblioteca en el centro, sí, pero no era necesaria para el profesorado, ni siquiera la tenían en cuenta, no era visitada jamás por el alumnado. Existía un espacio con libros, un espacio sin habitar.
El presente
El cambio de equipo directivo en el año 2008 y la jubilación de la responsable de la biblioteca inician una nueva etapa en el centro. La nueva dirección es muy receptiva a las sugerencias y recomendaciones del Equipo Técnico de Bibliotecas Escolares de la Delegación que visita nuestro centro y da carta blanca a la nueva responsable para transformar nuestra biblioteca en un centro de recursos que ofrezca ciertos servicios bibliotecarios. Lo más importante, es que comprende que eso ya no basta hoy, porque como ya he indicado en la red existen muchos recursos, por lo tanto, nuestro objetivo principal era convertir la biblioteca en un espacio educativo favorecedor de los procesos de enseñanza-aprendizaje, que fomentara las prácticas lectoras en el centro y que aglutinara a la comunidad educativa en torno al proyecto educativo, ofreciendo buenos recursos seleccionados y organizados. En conclusión: Nuestra biblioteca tenía que llegar a ser un recurso educativo ubicado en un espacio físico atractivo y nuestra principal y ardua tarea era que el profesorado hiciera uso de ese nuevo recurso del que disponía, pero del que lo desconocía todo.Han sido dos años de esfuerzos e ilusiones, de múltiples actividades necesarias, perentorias, todas ellas encauzadas a conseguir lo anteriormente expuesto:
-Traslado a la planta baja del edificio: obras, adquisición de mobiliario y fondos, decoración, señalización, cartelería y un sinfín de detalles hasta la inauguración el 3 de junio del año 2009.
-Automatización de la colección con la aplicación ABIES (expurgo, centralización de los recursos dispersos por las aulas, adquisición de ejemplares acordes con nuestros proyectos y alumnado).
-Desarrollo de la gestión de préstamos de manera automatizada. Formación de un equipo de profesores y alumnos que apoyan en las tareas a desarrollar, con tiempo de dedicación a la biblioteca en horario lectivo.
-Difusión de los recursos y materiales de la biblioteca: elaboración de los primeros boletines informativos y temáticos, creación de un blog de biblioteca, promoción de la creación de una página eeb del centro que contara con un apartado específico para la biblioteca.
-Asistencia de la responsable a los ETCP, claustros, reuniones de ciclo llevando a todos las posibilidades que la biblioteca ofrece como recurso.
-Elaboración de las normas de funcionamiento de la biblioteca, del Plan de trabajo de la biblioteca para incluirlo en el Plan de centro.
-Planificación de los tiempos para que los diferentes grupos puedan acudir a ella con sus tutores.
-Apoyo a los proyectos y programas del centro.
-Colaboración en la redacción del Plan de lectura y escritura del centro.
-Visitas a las bibliotecas públicas de nuestro barrio para todos los cursos con un programa de formación de usuarios.
-Primeros contactos de la biblioteca con las familias: mochila viajera para infantil, información a las familias sobre lectura en casa.
-Establecimiento de un itinerario de lectura en colaboración con los coordinares de ciclo y un largo etcétera.
Todas las actividades realizadas a lo largo de estos años se pueden conocer accediendo al blog de nuestra biblioteca, que ha sido como un termómetro de la vida de esta (15 entradas en el 2010, 39 en el 2011) y una agenda del día a día (de hecho, su diseño era el de una agenda escolar, hasta este curso en que se ha actualizado porque ya disponemos de un apartado en la nueva web del centro).
Y aquí estamos, dos años después. Es hora de hacer un alto en el camino.
Si nos paramos a reflexionar y mirar hacia atrás, hemos conseguido muchos de los objetivos previstos según se desprende de la información de las autoevaluaciones.
Podríamos sonreír satisfechos y continuar asentando lo conseguido con tanto esfuerzo, más de un berrinche, de reticencias por parte de algunos compañeros y mucho dialogar y oír muy atentamente a estos, porque, si la biblioteca es un recurso que ellos tienen que utilizar, y considerar si les aporta algo útil a su trabajo, si les es necesario, lo primero es estar muy atentos a sus críticas, dudas, y necesidades.
No podíamos estar ajenos a estas consideraciones. La biblioteca no es un fin en sí misma. No somos líderes de nada. Creo que sólo somos gestores e impulsores, como diría Pepe García (2010):” De un recurso educativo o pedagógico al servicio del proyecto educativo” (1).
Hemos optado por no pararnos y mirar atrás, miramos hacia el futuro, no obstante, nos planteamos ¿Tenemos futuro?
El futuro
El futuro es una prolongación del presente en el tiempo. En este sentido nuestra biblioteca lo tendría. Existe como espacio físico acogedor y adecuado a nuestras necesidades. Dispone de más de 5.000 volúmenes en catálogo hasta ahora. Tiene operativos servicios como : préstamos que ya realizan los propios profesores a sus grupos, catálogo en línea, préstamos al alumnado en el horario de recreo; visita de grupos de alumnos y profesores; tiene presencia en los documentos del centro, en la web; es editora de boletines temáticos e informativos periódicos; difusora de la información cultural que llega al centro, etc,). Nuestra biblioteca apoya e impulsa proyectos y programas del centro y gestiona la visita de escritores.
El futuro que queremos para nuestra biblioteca es un futuro que tiene que ver con lo “necesaria” que sea la propia biblioteca escolar, en el sentido de que sean los profesores los que la necesiten para su práctica docente, en el sentido de que el profesorado la use y demande ayuda porque realmente nos necesitan.
Por ello, impulsada por el equipo directivo, comenzamos una nueva etapa, una etapa más pedagógica de formación e información a todo el claustro.
La necesidad de utilizar una pedagogía basada en múltiples recursos, de integrar el uso de las TIC en nuestra práctica docente diaria. Ya no tiene sentido hablar de nuevas tecnología. ¿Nuevas? ¿Hasta cuándo? ¿Igual que la escuela nueva sigue siendo “nueva” dos siglos después?
En ese sentido van las actuaciones actuales: formarnos en las estrategias del trabajo por proyectos, visualizar el gran recurso que es la biblioteca para desarrollar un currículo por competencias, potenciar la formación de usuarios, realizar un programa articulado de estrategias informacionales, dotar de contenido al tiempo de lectura, formación en centro para dotarnos de herramientas que nos sirvan, organizar recursos digitales, ayudar a nuestros compañeros a enseñar a sus alumnos a manejar la información…En ello estamos, dotando de futuro a nuestra biblioteca, esforzándonos porque el futuro sea presente.
Notas:
(1) GARCÍA GUERRERO, J.(2010): Utilidad de la biblioteca escolar. Un recurso al servicio del proyecto educativo. Gijón, TREA.
*Ana Cid Prolongo es la responsable de la Biblioteca Escolar del CEIP El Torcal de Málaga