Acortando distancias con vídeos educativos

  • El uso del vídeo en la enseñanza a distancia, experiencias de uso en la educación permanente en Andalucía.

Ignacio Vallejo
Profesor de Lengua Castellana y Literatura en el IEDA

 

Desde su comienzo como centro de educación a distancia, es habitual en el IEDA que su profesorado utilice el vídeo como un formato corriente en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En efecto, su implementación permite salvar la falta de cercanía con un alumnado que aprecia que –tras la plataforma informática– hay docentes individualizados que revisan su trabajo, se prestan a ofrecerles explicaciones y generan material de apoyo según las necesidades particulares observadas en el aula. La proximidad que genera esta herramienta entre los actores del proceso educativo es, pues, uno de los principales motivos de uso. Esto queda de especial manifiesto cuando el profesorado corrige las actividades evaluables de los estudiantes, fundamentalmente las tareas que estos envían para progresar en el curso: el equipo docente, además de corregir el archivo de texto que le remite el alumno (incluyendo notas y observaciones sobre el propio documento), puede acompañarlo de un breve vídeo donde, de manera más informal y directa, valora la adecuación del mismo a los criterios de evaluación de la materia, lo compara con otras producciones del aprendiente y le anima a seguir trabajando. Estas observaciones en vídeo son siempre bien recibidas por el estudiante y la generalización de su uso refuerzan el vínculo que establece con el profesorado y le invita –una vez salvada la distancia que impone la plataforma– a contactar sin miedo y más a menudo con unos docentes que se dirigen a él de manera individual, cercana y transparente. Esta cercanía es también percibida positivamente cuando el profesor se graba para dar consejos y explicaciones sobre las pruebas presenciales que tendrá que realizar el alumno: en vez de hacerlo de manera escrita, el vídeo permite una mayor calidez e informalidad para tratar algo que inquieta mucho a quienes va a ser evaluados por esos “exámenes”.

Por otra parte, resulta imprescindible destacar la importancia que los recursos audiovisuales tienen en los procesos que los profesores inician para desarrollar el currículo. Hay contenidos que se explican mejor de manera oral por el propio profesor que, simplemente, con un documento de texto que el alumno debe leer para extraer sus propias conclusiones. Un ejemplo de ello es el que supone, en la materia que imparto como docente en el IEDA, la enseñanza de la sintaxis. Este es un contenido que, tradicionalmente, le resulta complejo al grupo-clase, y que por ello agradece al profesor su esfuerzo realizado al crear vídeos explicativos que aclaren sus dudas.

Debe añadirse que las actuales posibilidades de edición que ofrecen programas como Filmora o Camtasia, de poca complejidad técnica, son muy numerosas. Esto permite que, con relativa facilidad, el profesor pueda acompañar sus indicaciones con diversos efectos y funcionalidades que las ilustren. Eso sí, el docente debe medir saber su esfuerzo para que el resultado de su vídeo sea rentable: buscar la perfección técnica no debe ser un fin en sí mismo, sino que tiene que primarse su eficacia educativa.

Por último, queremos destacar que el formato audiovisual no solo es útil en la interacción profesor-alumno, sino que su funcionalidad se extiende en la comunicación por parte del propio centro a su comunidad educativa. Por ello, el curso pasado se creó un completo vídeo en el que se explicaba el funcionamiento del IEDA, tanto para alumnos, compañeros de profesión o para el conjunto de la sociedad andaluza. De su visualización, el espectador entenderá el servicio educativo que realiza una institución que lleva más de una década siendo el imprescindible referente de los estudios a distancia en Andalucía.