Disertaciones Filosóficas: Entre Utopías y Distopías I
Belén Friera Álvarez
Profesora de Filosofía del IES Capellanía de Alhaurín de la Torre
PRÓLOGO
Los ensayos que siguen a continuación constituyen la visión que un grupo de estudiantes de primero de bachillerato del IES Capellanía de Alhaurín de la Torre, tiene acerca de nuestra realidad circundante. La temática puede parecer diversa e inconexa pero hay un punto de unión entre todos ellos: los problemas actuales tratados desde una visión crítica e imaginativa y, en muchos casos, esperanzadora. Desde la clase de filosofía los alumnos han construido visiones del mundo con una cuidada pulcritud argumentativa y han demostrado que, contra las creencias imperantes, ellos no se han quedado sin discurso.
El amor, la muerte, la máscara social, el poder del dinero, la hipersexualización del cuerpo de la mujer, el yihadismo, los problemas bioéticos, la tecnología, la gestación subrogada, el problema de las minorías y las fronteras discriminatorias, los derechos de los animales, la crítica social y política.... Todos ellos conforman algunos de los temas sobre los que este grupo de talentosos jóvenes reflexiona y hace tan suyo el lema ilustrado del Sapere aude.
Este compendio se erige en una verdadera defensa del sentido y la utilidad de la filosofía, pero sobre todo, en descreer que estamos ante una generación perdida y desconcertada. Los autores de estas reflexiones demuestran que están muy presentes, que tienen inquietudes y mucho que decir. Muestran su preocupación por entender el mundo y, desde la honradez intelectual, disertan sobre ideales regulativos a los que los adultos también deberíamos tender.
Cuando a los jóvenes se les dan las herramientas para crear pensamiento crítico, cuando se les deja pensar por ellos mismos y, en definitiva, se confía en ellos, son capaces de construir nuevas y magníficas realidades que parten del diagnóstico más crítico de nuestro modo de vida. Muestra de ello son estas disertaciones y ensayos, tanto utópicos como distópicos, desde los que este grupo de adolescentes se enfrenta a la realidad con los mismos ojos del alma de los que nos hablaba Platón.
Como profesora de este extraordinario grupo, solo puedo darles las gracias por enseñarme tanto ellos a mí, y por hacer de las clases de filosofía auténticos diálogos socráticos.
Un honor haber compartido tiempo y filosofía junto a vosotros.
¡Salud!
Belén Friera Álvarez
1.- EL PODER DEL DINERO
Julia Abad Arredondo
La ambición y la necesidad del hombre de dominar sobre el igual no es, por suerte o por desgracia, ninguna novedad. Un visionado superficial de la historia puede proporcionarnos una idea de cómo el mundo ha sido movido y obligado a avanzar, no siempre hacia el progreso, por los hilos de la avaricia. Esta disertación tratará de analizar la huella que nuestra condición natural deja, así como vislumbrar el futuro que el actual culto al dinero nos tiene preparado.
La carrera por la ambición no siempre ha tomado la misma forma. En primera instancia, el hombre trató de dominar la naturaleza al descubrir su capacidad de controlar el fuego. Cuando adaptó el entorno a sus necesidades, quiso expandirse sobre territorio ajeno, sentando las bases del colonialismo. Humanos de todos los rincones del planeta se lanzaron a numerosas guerras por la posesión de territorios que consideraban estratégicos para el comercio, elemento que sirvió a la humanidad para seguir expandiéndose y enriqueciéndose de una manera que a priori parecía pacífica y beneficiosa para la mayoría. Tras la creación de los grandes imperios del siglo XVI, que tenían como objetivo la consecución de capital que sería destinado a la financiación de guerras, llegó la revolución industrial como consecuencia de la revolución burguesa, la cual consiguió arrebatar los privilegios a la nobleza. El auge del poder económico era evidente, y este poder consiguió globalizarse con hechos como la repartición de África entre las grandes potencias en el siglo XIX, que dio pie al inicio de la carrera por la posesión de la nueva piedra angular de la civilización: la materia prima. Simultáneamente, tanto en occidente como en los países colonizados los trabajadores eran convenientemente sometidos a jornadas de trabajo excesivas, mientras unos pocos se alzaban de manera periódica ante el poder para luchar por los derechos de los que eran despojados por las grandes multinacionales.
Como manifestación de la inexorable propensión de la historia a repetirse, una nueva forma de ambición humana dirige el mundo actual, cuya degeneración a nivel económico, medioambiental y humano es observada de manera pasiva por una parte rendida de la población, mientras otra parcela lucha por poner punto y aparte a la historia de un capitalismo desbocado. Se trata de aquel detonante de cualquier problema humanitario, responsable del actual decaimiento de la ética. Aquel que controla nuestras vidas de manera milimétrica. No fue el tirano Agrigento, ni Stalin, como tampoco lo será el temido Trump. Si algo vuela más alto que los aires de grandeza de estos peligrosos ineptos, es el dinero.
Poco a poco hemos demonizado en nuestra contra y a ciegas una simple moneda de cambio, algo que nació siendo totalmente benigno. Remitámonos de nuevo a la revolución industrial. Con el poder que arrebataron a la nobleza, los más visionarios trasladaron el gremio a la gran industria creando miles de puestos de trabajo. Para el burgués el horizonte al paraíso terrenal podía casi tocarse con los dedos. De hecho, el planteamiento resultaba bastante atractivo: en bandeja una vida llena de lujos, comodidades y placenteros excesos, a cambio de la explotación de la amplia mayoría. Según Sócrates, la bondad reside en la virtud, quedando reducido a la ignorancia todo aquel que obra con maldad. Así, quien obra con crueldad o egoísmo, no lo hace a sabiendas. Entonces, ¿cómo pudieron los derechos de tantas personas ser violados con pleno conocimiento de causa? Quizá Sócrates no concebía la posibilidad de enfrentarse a un mundo tan moralmente degenerado como el nuestro, o quizá quiso ignorar los atisbos de egoísmo que los hombres ya mostraban hace siglos. Podrían ser rebatidas estas ideas alegando lo innegable: este deseo expansionista del ser humano es lo que ha hecho avanzar siempre a las civilizaciones.
La cuestión es, ¿es ético obligar al mundo avanzar a costa de la explotación? ¿No hay otras maneras de hacerlo? ¿Hasta qué punto llegarán los intereses individuales a sobrepasar la ética universal?
Hoy en día, el ranking de los mayores negocios del mundo deja bastante claros los niveles de perversión a los que ha llegado la divinización del dinero. A la cabeza de las actividades más lucrativas del momento, junto a las multinacionales que someten a sus trabajadores a condiciones precarias, contratos abusivos y bajos salarios, se encuentran el tráfico de armamento, la droga, las mafias de prostitución, el petróleo, los bancos y el tráfico de personas. Las autoridades remarcan en muchas ocasiones la imposibilidad de congelar y hundir estos mercados, alegando que mueven demasiado dinero. La búsqueda de la utopía pudo ser en alguna época una prioridad, pero está claro que hoy en día, gran parte de la clase política ni siquiera la contempla como una opción.
Para muchos supone una gran tristeza ver como personas que probablemente en un pasado soñaron con un mundo mejor, que fueron educados en la honestidad y la buena intención, cometen actos de verdadera demagogia, mentira, corrupción y cobardía, al ignorar los problemas que el pueblo afronta sin su ayuda. Probablemente no sea interesante que pensemos por nosotros mismos llegados a este punto, dado que en ocasiones este simple hecho es ya tomado como un burdo acto de rebeldía. Puede que pretendan formarnos como rebaño a cualquier precio, para que nos limitemos a ser excepcionalmente productivos.
Sabiendo esto, una idea no puede evitar ver la luz, ¿Y si el siglo XXI se está convirtiendo en una distopía en sí misma? Aquella que un niño asustado imaginó hace siglos, cuando las bases de nuestro desaliñado sistema económico fueron sentadas. Es bien sabido que marcar una meta en el horizonte hace que tengamos más fuerzas para avanzar hacia él. A la hora de diseñar una utopía, podría decirse que nos situamos en una verdadera encrucijada, estando presionados por la cantidad de muestras de rechazo que la raza humana ha mostrado hacia la enmienda o simple reconocimiento de sus errores. Obviando lo anterior, además de con poca seguridad y muchos matices que sólo la misma historia podría definir, mi utopía consistiría en el replanteamiento de un verdadero socialismo global.
Con colaboración sincera y compromiso, considero que, al menos, la situación no podría ir a peor. Para empezar, la repartición equitativa de las riquezas de este mundo podría ser una realidad ya hoy en día, sabiendo que los bienes concentrados en manos de unos pocos son suficientes para erradicar el hambre en continentes enteros. Todo lo que adquirimos desde tiempos inmemoriales gracias a la naturaleza debería ser cuidado por todos y cada uno de los ciudadanos del mundo. El caso es, ¿podría la ya mencionada ambición natural de nuestra raza hundir de nuevo este utópico sistema? Comentemos brevemente esta cuestión:
Cada vez nos educan de una forma más competitiva e individualista, inculcándonos que el futuro es aquella dimensión del tiempo en que llegaremos a ser grandes asalariados, grandes propietarios, sin importar si somos grandes tiranos, pues a final de cuentas, ¿quién va a juzgar lo que es moralmente correcto? En ningún momento desean que lleguemos a ser grandes personas, y rara vez se fomenta el desarrollo racional del estudiante. Nos convierten en animales sedientos de éxito profesional, entendido en un sentido demasiado literal y construido a partir de un concepto defectuoso de la felicidad. Esta se basa no solo en la acumulación compulsiva de riquezas, sino también en su exposición ante la sociedad. En relación con estos hechos y haciendo referencia a lo dicho en las primeras líneas, debo matizar mis propias palabras, extrayendo a continuación la tesis de mi disertación:
El poder atribuido al dinero en el mundo actual es solo una manifestación momentánea del deseo expansionista del ser humano y su ambición intrínseca. En ese caso, ¿y si canalizásemos toda esta ambición en algo realmente beneficioso para todos?. Podríamos tener la ambición de buscar un mundo más justo cada día de nuestras vidas, luchar por lo que nos pertenece, por no destrozar de manera tan atroz el planeta del que somos simples inquilinos. Podríamos fomentar la igualdad y el respeto absoluto, sin tabúes, sin excepción, así como el trabajo en equipo y la honestidad. Sin duda podríamos conseguir la relativización del culto a la apariencia, destruir todo vestigio de sometimiento a lo material. Promover el concentrar la mirada en la necesidad del prójimo, la amistad sin envidias, el amor sin censura. Podríamos, en conclusión, usar nuestra ambición para empezar a vivir la utopía, para romper los esquemas de la maldad. Podríamos también cómodamente refugiarnos en la opinión de los que se cansaron de luchar, de los que alegan que es imposible paliar la historia de un error. Esta excusa es muy vaga para alguien que tiene tantas ganas de dejar un mundo mejor tras su finita estancia en él. Lo imposible sólo costará un poco más. Revirtamos la ambición.
2.- ARMAS DE LA DISCRIMINACIÓN: SEXUALIZACIÓN, ALIENACIÓN, EL ODIO HACIA EL PROPIO GÉNERO Y LOS MICROMACHISMOS
Celia Blanco Román
Hay mucho de lo que hablar en cuanto a la situación de la mujer en el mundo y su discriminación, pero en esta disertación me centraré en la sexualización del cuerpo femenino, la alienación de las mujeres, el odio hacia el propio género y el uso de micromachismos en la vida cotidiana.
En los países occidentales se perpetúa el machismo y el sexismo a través de estas actitudes principalmente, que están normalizadas y que se rechazan como forma de opresión, y a las que se suman las agresiones físicas que siguen existiendo todavía.
Hoy en día la hipersexualización de la mujer se puede ver sobre todo en los medios, desde los anuncios, en el que el cuerpo femenino se usa como una manera de atraer compradores reduciéndola a un objeto sexual, hasta las series y películas en la que se usa la sexualidad de los personajes femeninos de una manera que intenta complacer el ojo masculino. Esta sexualización se expande de manera que no solo la mujer es sexualizada como individuo, sino también dentro de una relación con otra mujer, lo que no solo la degrada, sino que invalida relaciones sentimentales y románticas entre mujeres al retratarlas como un acto puramente sexual.
La alienación en este contexto la podemos describir como “situación de la persona oprimida que interioriza y comparte el sistema de creencias del opresor”. Esto conlleva a que la mujer, la persona oprimida, no es consciente de esta opresión, e incluso la niega. La alienación es un pilar fundamental para que el machismo y el sexismo perduren en la sociedad - si no se cree que existe una discriminación no se hará nada para luchar contra ella, y así perdurará el modelo patriarcal en la sociedad. En los países occidentales es fácil caer en la idea de que no hay discriminación porque, por ejemplo, podemos acceder a la universidad o no se mata a las mujeres (cosa que sí ocurre, dado que más de 11 mujeres han sido asesinadas por violencia de género en lo que llevamos de año en España), pero no quita el hecho de que hay otras maneras de discriminación que no tienen por qué eliminarnos o prohibirnos algo, sino que dan pie a un odio hacia nuestro propio género y hacia nosotras mismas, lo que me lleva al siguiente punto.
El odio hacia el propio género surge de la idea de que las mujeres son inferiores por una serie de actos o cualidades tradicionalmente femeninos. Esto se ha promulgado, sobre todo a las generaciones más jóvenes, por los medios, a través de la separación de un personaje femenino de actitudes que se le atribuyen a su género tradicionalmente, y hacia las que muestra una aversión rechazándolas en ella o cualquier otra persona. No se limita a ella como individuo, sino que pretende también separarse de las demás mujeres (bajo la famosa frase de “no soy como otras chicas”) - a lo que suma también que muchas dinámicas entre mujeres en los programas o películas sean de odio y enfrentamiento.
Por último, los micromachismos son también prácticas muy extendidas actualmente que perpetúan las actividades machistas, pero que están tan normalizadas que suelen pasar desapercibidas o que mucha gente no toma como verdadero machismo por ser agresiones pequeñas, pero que aun así siguen haciendo daño y suman a la opresión, implantando esas ideas de manera sutil y continua.
Todas estas formas de opresión suponen pilares fundamentales para la perpetuación de un sistema patriarcal que busca nuevas formas de afirmarse en sociedades donde la violencia física no está tan normalizada (aunque sigue existiendo), a diferencia de otros países del tercer mundo en los que la discriminación se manifiesta a gran escala en violencia física. Estas armas que utiliza el machismo son muy dañinas ya que están tan normalizadas en la sociedad que no se ven como algo verdaderamente machista, sino como mujeres que reaccionan de manera exagerada a cosas que se tienen como habituales - así se invalidan actitudes que suman al problema de la opresión en su totalidad.
Teniendo en cuenta todo esto, mi utopía consistiría en una sociedad donde el cuerpo de la mujer no estuviese hipersexualizado y fuese tratado con respeto y dignidad tanto por los individuos como por los medios; la alienación no sería un problema porque todo el mundo sería lo suficientemente crítico como para darse cuenta de los problemas que sufren los colectivos oprimidos y hacerles frente para luchar contra la discriminación; no se promovería el odio entre mujeres una vez se dejen de lado los estereotipos y expectativas que se les ponen a las mujeres en cuanto a relaciones interpersonales y se destruirían los micromachismos así como las actitudes machistas a gran escala que sí se tienen por problemáticas.
3.- LA BUENA VIDA
Hugo Jiménez Zurita
La providencia, entendida como la disposición anticipada que conduce al logro de un fin, es un término que ha servido como uno de los pilares fundamentales en los que el hombre se ha apoyado a lo largo de la historia para mantener un orden y darle un sentido a su finitud. Esta noción consiste en una proyección de los pensamientos presentes y las experiencias vividas en la idea de futuro, que no es más que otra construcción artificial que concebimos para darle una forma lineal y comprensible a nuestra existencia.
Y es que una de las cuestiones primordiales que se hizo el hombre cuando empezó a usar la razón, como método de análisis, fue preguntase por cómo vivir bien. Empieza así un proceso por el cual el hombre va a interesarse por buscar la buena vida y va a restar importancia a la conservación de la misma, esto queda reflejado en la famosa muerte de Sócrates donde este mártir del pensamiento antepuso sus ideales a su propia existencia. Para responder a esta cuestión se empiezan a idear diversos modelos donde se describen sociedades ficticias con el fin de servir de ideales regulativos, para, como decía Eduardo Galeano, caminar hacia un futuro más próspero.
En nuestra sociedad moderna el término “utopía”, que recoge todo lo mencionado anteriormente, está adquiriendo una connotación negativa y esto se puede ver de forma clara en cómo la tertulia televisiva tilda de inalcanzable e ilusorio a proyectos de partidos u organizaciones que apuestan por un cambio, además este fenómeno trasciende a una mayoría de la población que lo asume sin cuestionamiento. La misma población que luego decide sobre el destino y las riendas de un país, y en donde el desapego por la ciencia que regula la organización del Estado se hace cada vez más fuerte, la política no se encuentra como en tiempos pasados ligada necesariamente a cada uno de los ciudadanos, al igual que la ideología, sino que se ha desarrollado un proceso de banalización.
Esto es algo que tenemos que cambiar, debemos afrontar la responsabilidad de nuestros actos. La libertad, con la que nacemos y que representa nuestra naturaleza, nos exige que adoptemos una vida ligada al compromiso y entendamos que nuestros actos repercuten en los demás individuos de una sociedad, para ello es preciso adoptar una vida asociada al conocimiento debido a que primero debemos conocer antes de realizar la praxis. No obstante, “una golondrina no hace verano”, como anunció Aristóteles, pero el objetivo de este planteamiento ético no es ser inculcado a uno o varios particulares sino llegar a totalizar y a ser global, llegar a formar parte del folclore universal, ya que este ideal no debe ser frenado por construcciones coactivas como lo son las fronteras o las morales de los diferentes territorios.
Entonces podemos entender que el concepto de “vivir bien” está ligado a elementos como la autonomía y el compromiso, sin embargo falta un elemento más por desarrollar, el instinto empático, una capacidad que todos los hombres y mujeres podemos llegar a ejercer. Este tiene que ser el que guíe las disyuntivas que vayan surgiendo, apostando por generalizar el sentimiento de fraternidad y convivencia entre conciudadanos y extranjeros, pues todos somos iguales ante las leyes y las normas, asumiendo y respetando que existen claras diferencias. Como consecuencia directa de esto, abogaría por romper con modelos y conductas tradicionales como son los nacionalismos y las fronteras que delimitan a las diferentes regiones, y que, en parte, fomentan un sentimiento de rechazo al diferente, y por la creación de una única nación que nos asegure nuestras libertades. Esto último que acabo de exponer puede recordar a la teoría del contractualista inglés J. Locke pero para finalizar me gustaría diferenciarme de él en la cuestión que sostiene acerca de la propiedad privada.
La concepción de propiedad privada, no refiriéndome a las propiedades personales sino a las de producción, es un elemento que los ciudadanos actuales consideran como un derecho natural, idea heredada de los padres del liberalismo económico y político, y que es la base del sistema económico actual. Esta idea, como señala J. J. Rousseau en su Discurso sobre el Origen y la Desigualdad de los hombres, es una de las principales consecuencias de las diferencias económicas, y debe ser paliado usando órganos que velen por asegurar la igualdad tanto económica como de oportunidades, aquí es donde entra en juego el papel del Estado y de los modelos democráticos. Para que la influencia del sector público sea beneficiosa para el conjunto de la sociedad se deberán seguir las pautas marcadas con anterioridad, compromiso y autonomía, ya que el pueblo tiene que saber diferenciar sin errar lo que es conveniente y lo que es perjudicial (lo que R. Descartes llamaba el “buen sentido”), además de asegurarse siempre que la voluntad popular esté por encima de los intereses particulares.
Por lo que puedo sostener, como tesis de este análisis realizado a varios aspectos de la realidad, que la idea tan ansiada de “vivir bien”, que tanto se ha perseguido a lo largo del decurso histórico, nace como consecuencia de la aceptación de que somos naturalmente libres y responsables de nuestros actos, por lo que debemos tener una moral del compromiso guiada por el sentimiento universal que es la fraternidad, y tenemos además que comprometernos a la obtención de conocimientos para poder desempeñar una función correcta en el campo político.
Aplicación de los conceptos en una realidad idílica:
Hablaríamos de una nación de naciones que se extendería por todo el globo terráqueo, y que estaría unida bajo el conocido lema de la Revolución Francesa que pide libertad, igualdad y un sentimiento que nos una como hermanos, la fraternidad o hermandad. Donde los ciudadanos se alejen de deseos perjudiciales y tóxicos como pueden ser el lujo, las ansias de poder, la fama y el prestigio, y se apueste por una vida materialmente más austera; pero por otro lado se fomente el conocimiento como herramienta de progreso y elemento que asegure el mantenimiento del orden social.
Estructura dirigida en base a un modelo democrático que asegure los derechos y libertades además del respeto y la tolerancia a las minorías, y proporcione herramientas de participación ciudadana como los plebiscitos (el pueblo es el que concede la aprobación final de una ley, modificación de la Constitución o tratado que se pretenda llevar a cabo), referéndum (se elige “Sí o No” sobre una propuesta), iniciativas populares (propuestas de sanción o derogación de una ley) o revocatorias de mandato (destitución del representante electo antes de la convocatoria de elecciones). Y donde los intereses económicos y personales estén siempre supeditados al bienestar social, todo esto deberá estar regulado por agencias y organizaciones públicas que prohíban la formación de monopolios e imposibiliten que se pueda llegar a coludir.
Y para finalizar tomaré y aplicaré una idea del filósofo prusiano Immanuel Kant, desarrollada en su obra Sobre la paz perpetua, donde se establecerá en la Carta Magna del Estado, la Constitución, una serie de medidas que apuesten por la ilegalización de la guerra, este último proyecto no entra dentro del marco ético sino judicial de dicho territorio idílico. Como consecuencia directa de esto, se desmontarían los conocidos ejércitos permanentes y se apostaría solo por un cuerpo policial reducido que asegure que ningún individuo se atreva a amenazar la integridad y libertad de otros.
4.- ¿A FAVOR DE LA VIDA O DEL MERCANTILISMO?
Eugenia Núñez Ojeda
Esta disertación tiene, como principal objetivo, defender mi punto de vista respecto a este polémico problema bioético: la gestación subrogada, que, lejos de ser un buen método para personas que quieran tener descendencia, no deja de ser otro mecanismo capitalista más, que cosifica, tanto a la mujer gestante como al futuro feto.
No se puede responder a la pregunta planteada sin enmarcar la situación. Comencemos por el término a tratar: gestación subrogada. Según la RAE, el término subrogar, del latín subrogare, significa sustituir o poner a alguien o algo en lugar de otra persona o cosa. Por tanto, no es difícil deducir que la gestación subrogada es una técnica de reproducción asistida que consiste en que una mujer proporciona su útero a una persona o pareja, con el fin de albergar en éste, a un embrión engendrado mediante fecundación in vitro (con o sin los gametos de los futuros padres) y parirlo en sustitución de la madre biológica, a cambio de una retribución económica o de forma altruista (modalidad que como veremos, es más teórico que práctico) En otras palabras, es la firma de un contrato entre gestante y padres legales. Pero, ¿es ético cosificar a una persona y reducirla a un mero continente? ¿No es acaso esto contradictorio en una sociedad que aparentemente intenta luchar por los derechos y la liberación de la mujer?
La gestación subrogada es comúnmente defendida por algunos porque se dice que es el último recurso con el que cuentan parejas (homosexuales o infértiles) o personas solteras para tener hijos. Sin embargo, ¿es el deseo de tener descendencia una razón válida para controlar sexualmente a la mujer? ¿Puede el alquiler de un útero considerarse una técnica de reproducción asistida? Desde mi punto de vista, no. Pero procedamos a argumentarlo de la debida forma, pues al fin y al cabo, la filosofía no es opinión, sino crítica. Es episteme y no doxa.
Algunos consideran que la gestación subrogada debe legalizarse, ya que permite que se mantenga el relevo generacional y el núcleo familiar, en nuestra nación, cada vez más envejecida. Otros, como Javier Maroto, vicesecretario del PP, defienden que esta nueva técnica de reproducción asistida se legalice, siempre y cuando se haga de forma altruista. ¿Pero hay muchas mujeres dispuestas a gestar nueve meses el futuro hijo de otra persona sin ninguna compensación a cambio? En teoría, todo es posible, pero llevándolo a la práctica, los estudios revelan que en la gran mayoría de casos, los padres pagan o gratifican de alguna u otra forma a la madre gestante, lo que demuestra que la gestación subrogada no deja de ser otro de los mecanismos del neoliberalismo de abrir nuevos mercados, cosificando con ello a la mujer y al bebé.
De igual modo, si estamos en contra del tráfico de órganos, debemos también negarnos a la gestación subrogada en los actuales términos, pues es otra forma más de hacer ver la misoginia en nuestra sociedad y el desprecio hacia la mujer y su cuerpo. Además, la gestación subrogada en la gran mayoría de países en las que está permitida, es un recurso al que sólo pueden acceder personas con un alto nivel económico, 1lo que acentúa la diferenciación entre las clases altas, que compran el cuerpo de mujeres que se ven obligadas, debido a su precariedad económica. Otra consecuencia que supondría la normalización de esta medida, es la deshumanización del proceso de gestación, y la fragmentación de la relación materno-fetal, que están unidas tanto científica como antropológicamente. Está demostrado que la madre y el hijo se benefician mutuamente durante el embarazo, al establecer una serie de lazos no solo biológicos sino también emocionales, lo que lleva a pensar que este tipo de gestación es antinatural por forzada, y que tendría graves efectos negativos para la salud mental de las madres gestantes y derivadas desconocidas en el bebé.
Los representantes de varias religiones, entre ellas la cristiana y la budista, también se niegan a esta medida, pues defienden que la familia debe ser preservada, a fin de evitar lograr un nuevo modelo individualista y adultocéntrico que solo persiga la autorrealización personal de los adultos, en vez de velar por la dignidad del feto. Y es aquí donde debemos pararnos y reflexionar: Si se legalizase la gestación subrogada, no sólo estaríamos atentando contra los derechos de la mujer, sino también contra los del futuro niño, quien se encontrará inmerso en un laberinto jurídico llegando a tener hasta cinco individuos potencialmente considerados como sus progenitores. El futuro hijo queda en una posición muy vulnerable, al depender su filiación de una mera transacción económica. En otras palabras, los derechos del feto dependen de las cláusulas firmadas en el contrato, convirtiéndolo también en una mercancía. ¿Quién decide si es preciso abortar o no? ¿Y qué ocurre si el bebé no cumple las expectativas del padre pagador? Este es otro de los dilemas que abre la gestación subrogada, pues aunque técnicamente la potestad última sobre el feto la tienen los padres legales, a veces éstos no quieren hacerse responsables del feto, al padecer algún tipo de enfermedad.
Distopía en la que la gestación subrogada es lo habitual (España, año 2091)
Hace 74 años que se legalizó la gestación subrogada en España y en la gran mayoría de países europeos, incluidos Francia y Alemania, que al principio eran contrarios a esta postura. Los avances biotecnológicos han permitido que las técnicas de gestación subrogada sean todavía más exitosas de lo que lo eran en sus primitivos inicios. Mediante el estudio y la aplicación de las leyes biológicas de la herencia humana, se ha logrado la creación de seres humanos perfectos y a gustos del comprador, o lo que la nueva ola científica eugenésica denomina ‘superhombres’: individuos más altos, más fuertes y más inteligentes, inmunes a cualquier tipo de enfermedad, con los ojos del color que el cliente quiera o la tonalidad de piel preferida por la madre legal. Son obras maestras de la ciencia, criaturas de increíble belleza y capaces de desempeñar de manera impecable cualquier trabajo o labor, ya sea esta científica o artística. Desde el punto de vista práctico, la sociedad ha ido claramente a mejor, ya que la especie ha sufrido un extraordinario avance en términos evolutivos, culturales y sobre todo, científicos. Pero, ¿qué hay de la generación anterior a los superhombres? Los historiadores la denominan, la generación pérdida. Una generación que ha perdido su lugar en la sociedad, no son útiles ni comparables con los nuevos modelos de humanos. Una vez más, es la ley del más fuerte la que se impone. La sociedad queda dividida así en dos clases sociales muy separadas: los superhombres, quienes gozan de todo el poder, y los antiguos humanos, quienes viven resignados y esperando a que la muerte les alcance, momento en el que los superhombres se convertirán en los únicos habitantes de la Tierra.
1La gestación subrogada es el tratamiento de reproducción asistida más caro. El precio total puede variar entre los 35.000€ y 150.000€ dependiendo del país en el que se lleve a cabo y de los requerimientos particulares de los padres de intención. www.babygest.com/precio
5.- ¿CUÁL ES LA PREGUNTA Y CUÁL ES LA SOLUCIÓN?
Jesús Pérez Martín
La nuestra, es una historia de genocidio. Nuestra biografía está marcada por la imposición de un pueblo sobre otro, de una raza sobre otra, de un género sobre otro, y a pesar de que a lo largo del tiempo esta lacra ha ido aminorándose, aún arrastramos un peso que nos impide avanzar como civilización. Y pese a la existencia de distintos movimientos y organizaciones que intentan desesperadamente acabar con las cuerdas que nos atan, apuntan sus armas en la dirección equivocada, puesto que están cortando las ramas, y no terminando con el problema de raíz. Es decir, existe un problema base, del que parten otra serie de problemas, ya sea de corte social, ecológico... Un problema raíz, el cual, ha de ser extirpado para acabar el con el resto de problemas, y poder caminar en la dirección adecuada, aunque sus resquicios permanezcan.
Para descubrir cuál es la incógnita bajo la punta del iceberg, hemos de indagar en el origen de diversos problemas actuales, aunque estos no parezcan tener ninguna conexión, como por ejemplo, el machismo y la explotación laboral ¿De dónde proviene el machismo? Para resolver dicha duda, usaremos la hipótesis dada por F. Engels y K. Marx en El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado. En dicha obra, se pone de manifiesto cómo en las sociedades primitivas el papel doméstico de la mujer, realizando labores tales como la transformación de las materias primas conseguidas por las labores “productivas” del hombre, labores como el criado del ganado, por ejemplo, (hoy día sabemos que había labores compartidas, tales como la pesca o la caza de animales pequeños) se vio infravalorada cuando comenzó a desarrollarse el comercio, que trajo consigo la primacía de las distintas herramientas productivas, pertenecientes a los distintos cabezas de familia, los hombres.
La relación entre el hombre y la mujer terminó desequilibrándose, y la mujer quedo desbancada. Podemos observar cómo la situación fue originada debido a que a un solo grupo eran reservadas las herramientas productivas, controlando la economía. Esta característica podemos verla en el otro caso citado. La explotación laboral más salvaje fue dada durante La Revolución Industrial, cuando no había regulaciones de ningún tipo, y el proletariado trabajaba los distintos medios de producción propiedad del burgués, que dictaba las pésimas condiciones laborales. Como fue mencionado anteriormente, podemos determinar el común denominador: la propiedad privada de los distintos medios y herramientas productivas. Este es el hecho sobre el que se fundamenta el sistema económico imperante, el capitalismo, autor y sustento de mucho de los otros problemas que hoy en día nos acosan, siendo el más palpable el caso de la brecha existente entre países desarrollados y en desarrollo, que a pesar de que las empresas que se emplacen en estos últimos puedan emplear a muchas personas, esto no hace más que afianzar la esclavitud de los que allí trabajan.
Numerosas investigaciones demostraron que en China (como, por ejemplo, el pueblo de Longhua, recientemente investigado), los trabajadores de Apple (Entre las innumerables empresas) apenas reciben 50 dólares americanos por un mes, con una jornada laboral de 15 horas diarias, mientras que el precio de la vida diaria en China, (contando los mínimos bienes y servicios que toda persona con una vida digna consume, como agua, comida, electricidad...) puede rebasar los 650 dólares americanos, sumando que trabajan en unas precarias condiciones laborales. Este hecho , junto a la presión que las empresas ejercen sobre los países, puesto que deslocalizan su producción en función de en qué Estados las regulaciones laborales sean más beneficiosas para ellos, afianza la explotación desmedida, y ejemplo de ello podemos encontrarlo en el incidente de Rana Plaza, en 2013, cuando, tras el derrumbe de un edificio, entre los que se encontraba fábricas de ropa de distintas marcas, como Inditex o el Corte Inglés, los trabajadores protestaron, consiguieron mejoras salariales (antes de dicho aumento, era el país con peores condiciones laborales y sueldo mínimo interprofesional), y decidieron trasladar su producción a distintas zonas de África. Añadiendo que dichos países no tienen regulaciones medioambientales tan férreas como los desarrollados, y ni siquiera se plantean la opción de poner encima de la mesa leyes para evitar la explotación animal en granjas (que algunos llegan a comparar con los campos de concentración nazi), o su caza por diversión (estas son prácticas que, ni siquiera se ponen en duda en países desarrollados). No obstante, los daños que causa el capitalismo y sus formas no se quedan simplemente en el ámbito económico, llegan más lejos y traspasan la línea de lo social: El capitalismo, es causante de muchas de las discriminaciones. “Aporofobia” lo definiría la filósofa Adela Cortina en el 2000: El odio hacia el pobre, que se disfraza de otros desprecios, como racismo, o xenofobia. Cuando un inmigrante huye de un país por dichas condiciones de explotación previamente mencionadas, y llega a tierra de ricos, es sistemáticamente odiado debido, principalmente, a su escasez de recursos (a pesar de ser insultado con desprestigios como “negro de mierda” o de diversas índoles), o simplemente una persona que no puede sostener el ritmo al que funciona la economía, y queda en la calle, desahuciado.
En referencia a un estudio realizado por el Observatorio Hatento, de las más de las 30.000 personas indigentes que viven en la calle, en torno al 47% ha recibido palizas y vejaciones, y en el 81% de dichos casos, repetidas veces. Además, es necesario la veneración de figuras con alto poder adquisitivo, y el desprecio y desdén a los nadies, puesto que con una hermandad fuerte, y una conciencia de clase, es imposible que avance la economía como el capitalismo querría que avanzara. Debe existir el sentimiento de querer "escalar", cueste lo que cueste, ser superior al resto. Y me respalda el padre de la economía moderna, Adam Smith, en su libro Teoría de los sentimientos morales, que cito: “Esta disposición a admirar y casi venerar al rico y al poderoso y a menospreciar o, al menos, desdeñar a las personas de condición pobre y humilde, si bien necesaria para establecer y mantener la distinción de rangos y el orden de la sociedad, es, al mismo tiempo, la causa mayor y más universal de la corrupción de nuestros sentimientos morales”. Por ende, el capitalismo es definido por uno de sus principales teóricos como característicamente de corte clasista. Lo que es más, es un sistema económico deficiente, que presenta crisis cíclicas, y en relación con la discriminación, el capitalismo es la vía de entrada de uno de los mayores monstruos que la humanidad ha creado: El fascismo.
Como ya sabemos, en 1929 se produce el Crack de la bolsa de Nueva York, que provoca un repunte de la ya de por sí funesta situación provocada en lo que hoy día llamamos “Alemania”. Funesta situación que Hitler aprovechó para emponderar el sentimiento ultrapatriótico clasista, y culpar a Europa sobre la pobreza que sufrían, ocasionando, como ya sabemos, más de 40 millones de muertos en una segunda guerra mundial. Atisbando dicha situación, cabría esperar una solución marxista, una socialización de los medios de producción; no obstante, para que un estado socialista pueda existir, se requiere que el pueblo tenga una conciencia de clase obrera. Es más, sería prácticamente inconcebible hoy día, con la clase dominante controlando todos los grandes medios de comunicación, formar hermandad.
¿Pero estamos completamente perdidos? ¿Fukuyama tenía razón? Claro que no. La historia no ha tocado fondo. No obstante, no se pueden construir pilares completamente rectos sobre cicatrices marcadas por explosivos, pero sí sobre cenizas, así que la mejor solución sería quemarlo todo: El fuego purifica, y así, construir una nueva civilización.
En esta República (Que no llamaríamos República, puesto que no existiría su contraparte monárquica para necesitar hacer esa distinción), el mundo no se divide, el mundo multiplica. Sería inconcebible cualquier tipo de discriminación, ya que todo ser vivo se igualaría. La economía de un territorio estaría controlada por los habitantes de dicho territorio, ya que nadie puede conocer mejor la tierra sobre la que se trabaja que aquellos que la siembran, contando con el apoyo del resto del mundo, un mundo que no separaríamos con fronteras, procuraríamos que toda la población pueda disfrutar de la rica diversidad con la que este planeta cuenta en sectores alimentarios, tecnológicos, farmacéuticos... A nivel formativo, cada persona se instruiría en el ámbito que le interese de forma gratuita, ya que aportará a la comunidad aquello sobre lo que ha trabajado, permitiéndose el enorgullecimiento personal, sin olvidar que su triunfo ha llegado en parte a la aportación de todos, y que el conjunto siempre puede ejercer más fuerza que una sola persona. La democracia tendría un modelo helenístico, pero sin la distinción de ciudadanos y no ciudadanos: El pueblo es quién define las reglas, y los gobernantes no gobernarían, llevarían a cabo las distintas proposiciones, así, cada persona podría ejercer su poder de forma completa. No sobra decir que la cultura estaría abierta y disponible de forma gratuita a todo el mundo, puesto que, cuanto más leído el pueblo, más firme el respeto hacia la diversidad , que es de lo que se trata. Tristemente, tendremos que construir sobre ese irregular terreno previamente mencionado. A pesar de ello, tenemos que marcarnos el objetivo de acabar con la injusticia, y por tanto, con este sistema que nos privatiza las oportunidades, hacerles saber que a pesar de que les guste cuando callamos porque estamos como ausentes, podrán cortar las flores, pero no detendrán la primavera.
EL MUNDO NUNCA ES SUFICIENTE
Sergio Romero Alba
En muchas ocasiones he cuestionado a mis círculos por qué hacen la más simple de las acciones. De esta forma descubrí que, sin excepción alguna, todo aquello que realizaban era únicamente un medio para conseguir un fin superior. Al preguntar para qué querían llevar a cabo tal fin, pude observar que este fin era nuevamente un medio para un fin superior. Repitiendo este procedimiento sucesivamente, cada sujeto quedaba más perplejo hasta que la última conclusión de todos era que buscaban la felicidad y llegados a este punto no podían imaginar un fin superior. De esta forma podemos ver que la felicidad es el origen de toda acción que buscamos en nuestra vida. Además, por naturaleza somos empáticos, así que nuestra felicidad se verá incrementada cuando los demás posean también este sentimiento. Por desgracia esta empatía puede quedar ahogada por otros sentimientos, igualmente de naturaleza humana, no tan puros.
Recientemente, una señora millonaria decidió adquirir un perro como mascota, pero no quería uno cualquiera. Este perro fue diseñado genéticamente para tener un color de ojos y un pelo específico. Además era transgénico, siendo los vectores y genes añadidos metódicamente seleccionados por esta señora. Esto reduce considerablemente la esperanza de vida del animal y la hace vulnerable a ciertas enfermedades. Cabe decir que se trata de un problema bioético. ¿Pero esto qué tiene que ver con lo hablado anteriormente? En este caso, la señora está buscando uno de los medios que la llevará a la felicidad. Realmente no la ha encontrado y está causando graves problemas al animal. Cuando no decidimos bien lo que nos hace feliz, es normal obstaculizar la felicidad ajena, en este caso el bienestar del animal.
Todos conocemos aproximadamente cómo funciona la explotación laboral. Veámoslo claramente con un caso de lo más radical: Las minas de coltán y diamante en África. Muere diariamente una cantidad desorbitada de mineros en condiciones infrahumanas. Todo únicamente para el beneficio económico de un señor con traje y corbata situado en algún lugar del mundo cuyas circunstancias vienen siendo disparejas. Este señor posee cierta ambición por ganar dinero, pero aún necesita más para ser feliz. Lo que no sabe es que aquello que busca no es una pieza para llegar a la felicidad. Esta ausencia de felicidad está perjudicando a un enorme conjunto de personas. ¿Entonces, este problema económico y social guarda relación con lo anteriormente mencionado?
¿Y la depresión? En ocasiones no sabemos por qué padecemos de ella. Cuando desconocemos tal causa es habitual que se trate de una de las consecuencias de vivir en sociedad: Compartimos unos mismos procedimientos a la hora de obrar en cada decisión. Entonces hay que ser de una determinada manera y tener ciertos estándares de comportamiento para no ser discriminado. Sin embargo, el problema llega cuando lo que queremos no se corresponde con todo esto. Aquí llega la presión social, la depresión y el estrés. Cuando lo que decimos y hacemos no se corresponde con lo que pensamos, es absolutamente imposible alcanzar la felicidad, pero esto es algo muy difícil de detectar desde una primera persona.
Un problema muy presente entre nosotros es la anorexia, pues aun así pocas personas conocen realmente en qué consiste, ya que consideran que quienes la padecen son las culpables de esta patología. Existen diferentes causas, pero destacan las actitudes sociales, las cuales se ven masivamente suministradas de fuerza por los medios de comunicación, que promueven cuerpos extremadamente delgados. Estos modelos mostrados al público son presionados continuamente a que bajen de peso, hasta el punto en que tan solo pueden comer una manzana al día. Quienes los presionan se justifican en que deben hacer su trabajo, siendo conscientes de que realmente está en sus manos evitar esto. Ya queda todo listo, solo falta que demasiada gente piense que para ser valorados por los demás deben ser como ese gran ideal de belleza. Sabiendo esto, que no es nada nuevo, queda claro quién es responsable de esto.
Todos estos problemas que parecen no guardar relación alguna tienen una causa común y cada uno de ellos desemboca en un círculo vicioso. Avanzamos constantemente mirando hacia delante sin pararnos a mirar a los lados, a reflexionar y hacer las cosas con algo de sentido común. Por consiguiente, algunos de los problemas que acechan la actualidad son resultado de buscar la felicidad en el lugar equivocado. La señora millonaria debería adquirir un perro absolutamente normal, dejando a un lado su egoísmo y pensando si es ético seleccionar de ese modo a un leal compañero. El señor que busca su bienestar en ganar masivamente dinero debería ser concienciado de algún modo del daño que está causando. A todas aquellas personas que no actúan de la misma forma en que piensan se les debería ayudar a que alcancen su felicidad haciendo lo que desean en lugar de reprimirlos para mantener una falsa máscara que permita su aceptación en la hipocresía de la sociedad. El personal de cada compañía de modelos deberá conocer el perjuicio que causa y nosotros debemos evitar conductas hirientes.
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Si no todos, la gran mayoría de problemas éticos se generan en el momento en que una o un conjunto de personas toman la decisión equivocada, buscando la felicidad en un lugar vacío, fallando a la empatía y por tanto a la ética. De esta forma cometemos actos deplorables que dan lugar a errores fatales y grandes problemas de cualquier índole, como ocurre en los ejemplos anteriormente expuestos. La solución consiste en tomarse un tiempo con el fin de seleccionar los medios adecuados para aquello que anhelas, empezando antes por conocerse a uno mismo y saber qué se desea exactamente. Será suficiente con un ápice de inteligencia para contrastar los daños causados con cada acto. Esto consiste en detalles como saber tratar a las personas como fines y nunca como medios. Únicamente de esta forma lograremos un mundo en el que la armonía y convivencia sea justa para todos, sabiendo que esta justicia camina caprichosa sobre una cuerda floja que debemos cuidar. Quizás suena tan lejano que parece hasta ridículo, mas es completamente necesario tratar de alcanzar semejante sociedad para al menos acercarnos lo más posible a ella. Valientes y no pocas son las personas que ya se han puesto manos a la obra, pero tal cantidad nunca es suficiente.