Flamencuraleza: La unión del flamenco y el medio ambiente

El flamenco es una de las manifestaciones artísticas más expresivas y naturales que tenemos en nuestra cultura. Si nos paramos a analizar sus letras, sus ritmos o su musicalidad, nos damos cuenta de que tiene mucho que ver con la naturaleza y ese nexo de unión ha sido el eje central de nuestra celebración del día del flamenco en el C.E.I.P San Francisco, en Las Navas del Selpillar.

Mª Esperanza Gómez Muñoz | CEIP San Francisco, Navas del Selpillar (Córdoba)

Nuestro centro se ubica en una zona rural con un total de unos cuarenta alumnos y alumnas, lo cual supone una metodología de trabajo en grupos mixtos. Teniendo esto en cuenta, podemos decir que Flamencuraleza es una demostración en el ámbito del centro de que, tal y como dice su nombre, flamenco y naturaleza pueden ir de la mano de diferentes maneras. La primera de todas, la representación artística que cada curso ha realizado de su “flamencuraleza”: infantil, primero y segundo han trabajado el cuento de Renato Nicanor Un flamenco muy flamenco, que tiene como protagonista a un flamenco peculiar que quería ser flamenco, flamenco. Como producto final nos han cantado el propio cuento y han desplegado todo su arte tocando las palmas y bailando con mucha flamencura.

Los cursos de tercero, cuarto, quinto y sexto han presentado “Los tanguillos de mi abuela”, un conocidísimo tango de Lola Flores en el cual han trabajado ritmos y percusión de flamencas maneras.

Hasta el momento podría parecer un día del flamenco como cualquier otro, pero la presencia de la naturaleza y el medio ambiente se cuelan con la fusión de otra celebración importante: la fiesta del otoño. ¿Se puede mezclar otoño y flamenco? ¡Por supuesto que sí! La naturaleza y el arte están fuertemente conectadas y lo hemos visto a lo largo del día de hoy.

Cada clase ha expuesto sus instrumentos musicales flamencos realizados con elementos reciclados: rascadores, castañuelas, sonajas y sucatas con cáscaras de nueces, y los cajones flamencos hechos con papeleras en desuso que cada alumno ha decorado a su gusto. Estos instrumentos han servido para practicar los ritmos y percusiones de las canciones que después han interpretado.

Junto con la exposición de instrumentos musicales, cada clase ha podido degustar una muestra variada y abundante de frutos y frutas típicas del otoño: almendras, castañas, bellotas, uvas, naranjas, etc. Las hemos tocado para ver su textura, cuáles son frutos secos y cuáles carnosos, y los hemos probado para experimentar los diferentes sabores del otoño. Y todo ello bajo la atenta mirada de nuestra flamenca otoñal, la cual se ha vestido con hojas del otoño para celebrar la llegada de esta estación.

Una flamenca acompañada de otro elemento muy importante que está relacionado con la naturaleza y el flamenco: las típicas macetas andaluzas. En estas macetas, que han pintado y decorado los alumnos, plantaremos las semillas de las primeras plantas que formarán parte de nuestro huerto escolar.

Además, para poner la guinda del pastel, los alumnos de cuarto, quinto y sexto de primaria nos han demostrado que los elementos del otoño se pueden representar con otra manifestación del flamenco como es la danza. En este caso, los típicos colores otoñales como el rojo, naranja y amarillo vienen a nuestra mente con la danza del fuego, una original canción del gran compositor Manuel Falla que nuestros alumnos y alumnas han interpretado con ese arte andaluz que la propia pieza nos transmite.

Con esta forma de trabajar arte y expresiones culturales propias de nuestra tierra, mezclamos la conciencia y el cuidado del medio ambiente. Un día de resultados donde los alumnos viven la experiencia y son los protagonistas; pero también un día donde se evidencia todo el trabajo de fondo que se ha realizado; un trabajo en el que el alumnado desarrolla múltiples competencias para llegar hasta el producto final. Todo ello, por supuesto, sin perder de vista la alegría, el baile, la espontaneidad de un día tan importante, que anime a nuestro alumnado a expresarse artísticamente y sentir que son los verdaderos protagonistas.