Museos que se dejan "tocar". Las manos de la infancia en el arte

Esta propuesta se enmarca en el proyecto “Enlazando” que tiene lugar durante el periodo de adaptación y las semanas iniciales en que el alumnado de tres años se incorpora a los centros. En él las manos y sus posibilidades expresivas y motrices, como mediadoras de excepción entre el alumnado y el mundo tienen un gran protagonismo.

Blanca Aguilar Liébana | Gracia Moya Méndez | Julia Cañada Higueruelo | Salvador Serrano Soler
Docentes de Educación Infantil del CEIP María Zambrano y CEIP Gloria Fuertes de Jaén

Un guante blanco en el que las familias escriben mensajes afectivos convirtiéndose en objeto de apego entre la familia, el aula y la escritura, con el que tocar, acariciar, cantar, reconocer a niños y niñas, colabora en el sentimiento de cercanía de las familias a través del recuerdo del momento en el que fue escrito en casa y de la voz que susurra en sus oídos con las palabras que emanan del cariño y que se despierta en el aula con solo introducir la mano en él.

Esos guantes hacen las veces de hilo invisible entre la familia y el aula. Con cada canción, cada gesto, cada juego con ellos, poco a poco llegamos a descubrir en nuestras manos oportunidades, proyectos de crecimiento, posibilidades de realizar cosas importantes… de las que antes no teníamos conciencia: los juegos de manos, las canciones que los acompañan, las relaciones que establecemos con los nuevos amigos y amigas de la comunidad que se va conformando en el aula a través de las diferentes maneras de sentirnos… forman parte de ese proyecto que prolonga los vínculos familiares con otros nuevos que se crean en el periodo de acogida al centro.

Las manos de la familia entran en el aula con fotografías y documentos que ayudan al alumnado a descubrir y describir esas manos que tanto expresan en el ámbito privado: “las manos de mi hermana huelen a leche de teta”, “la mano de mi papá es muy grande y lo arregla todo”, expresiones que nos cuentan las vivencias sujetas a las manos de cada cual y que enriquecen las posibilidades de usarlas en favor del bienestar de las personas que nos rodean. Fotos de manos que hacen cosas interesantes, o cotidianas, o emocionales, y que nos enseñan a interpretar las imágenes, a imaginar de quién son, qué hacen, qué les gusta o qué dicen. Una invitación a dialogar en familia sobre todo lo que podemos hacer con las manos como protagonistas, sin olvidarse de documentarlo con imágenes para poder compartir en clase la escena vivida que evoca la fotografía. Y surge el juego de la representación, ponerse en el lugar de cada persona, situar las manos en posiciones, algunas veces complicadas, que llevan a la risa, al enredo, a colaborar con mimo para situarse lo más fieles posible a la imagen, aprendiendo nuevas formas de actuar con las manos.

Como docentes, desde el convencimiento de que la infancia tiene voz y participación en la vida de la comunidad, más allá de los muros de la escuela, favorecemos el acceso del alumnado a espacios museísticos siempre que tenemos la oportunidad acorde a lo que acontece en el aula. En este caso, consideramos al alumnado preparado para abordar una visita al Museo de Jaén, en su sala de Bellas Artes, para continuar el acercamiento al arte a través de la “interpretación de manos”, esta vez las de una selección de obras realizada por los docentes que participamos en este proyecto, pues estos tiempos de pandemia no nos permite hacerlo con el alumnado. Esta visita, por la tarde, cámara de fotos en mano, agudizando la mirada y comentando entre nosotros qué obras, qué razones nos empujan a esa selección, qué invitación supondrá esa imagen y no otra para los niños y las niñas, forma parte de estos momentos deliciosos en que compartimos mirada, intencionalidad, el concepto que tenemos de esa infancia poderosa capaz de dar sentido, significado, vida, a las manos inertes de los cuadros. Con esta selección, de alguna manera, también nos posicionamos y arriesgamos desde la honestidad nuestro “ser docentes”, sintiendo la emoción de iniciar una aventura llena de respuestas del alumnado que sin duda, como siempre, nos sorprenden.

Las imágenes llegan al aula junto con una carta firmada por la directora del Museo, con la invitación de jugar a encontrar una serie de manos en determinadas obras del mismo, y un conjunto de objetos que nos ayudarán a ello. ¿Qué es un museo? Es la pregunta que flota en el aire, ¿cómo describir el rostro del alumnado de dos y tres años ante la pregunta de la maestra, que espera, que invita, que escucha?. “Es una feria”, porque justo en esos días se celebraban las Fiestas de San Lucas, “y hay cacharricos”. “No, es una casa grande donde viven cuadros”. ¿Pero no vive gente?. ”No, pero aquí no hay ninguno”. “ En la casa de mi abuela hay cuadros”.

Mostramos las imágenes de las manos en la pizarra digital. Apostamos por ofrecer la cultura con mayúscula a la infancia, y nos reafirma en esta idea la actitud del alumnado cuando proponemos situaciones en que el arte “del mundo adulto” llena el aula, porque son sensibles y receptivos, sus miradas rebosan asombro, curiosidad, también ante las obras de siglos pasados, algo tan lejano a todas las imágenes infantilizadas que se les ofrecen desde otros ámbitos. Por ello, y por el bagaje de lectura de imágenes que hemos procurado a lo largo del proyecto, resulta tan fácil establecer entre el alumnado diálogos a propósito de las mismas: de quién son estas manos, por qué lo crees, qué hacen, cómo son...y los invitamos a elegir manos y objetos con los que entrar en el cuadro y protagonizarlo, interpretarlo. Nos llevamos a casa las experiencias vividas, y una gran curiosidad por saber si en Jaén hay un lugar llamado museo donde hay “manos perdidas”.

Tras ese primer acercamiento, trabajamos en pequeños grupos, en el ordenador, la elección definitiva de las manos que cada cual va a representar, y va anotando su nombre junto a la imagen de las manos elegidas, en un documento diseñado para ello. Y, a continuación, fotografiamos las manos en la postura que los niños y las niñas tratan de imitar mirando atentamente la fotografía.

A partir de ese momento, cada niño, cada niña, reconoce las manos que de alguna manera “apadrina” o representa con las suyas. Ahora se trata de buscarlas en las obras originales, proyectadas en clase. La alegría que experimentan al encontrarlas es patente. Y la atención con la que se mira un cuadro, buscando un referente con el que se ha establecido un vínculo, a través de la construcción de hipótesis sobre esas manos y la información sobre las mismas que ahora la obra completa ofrece, genera una narración muy personal, provoca el nacimiento de nuevas historias e interpretaciones. Las mujeres con mantilla, son “gitanillas que van a la feria”, la niña de brazos cruzados “está enfadada porque nadie quiere jugar con ella”, la mujer que apoya la cabeza en sus manos en la obra de Picasso le dice a la otra: “no bailes más que tengo sueño”. Retales de discursos que después serán escritos por los niños y las niñas, documentando el despertar a la vida de una obra de arte a través de su mirada.

En otras ocasiones se decantan por ser los personajes, no solo sus manos, buscando la mejor manera de interpretarlos, analizando todos los detalles, como en el caso de “Tomás de cortina” (José de Madrazo y Agudo) en el que pensaron que no podía faltar un “papel con letras” que decidieron escribir en grupo, o con el cuadro de “Don Luis González Martínez” (Ricardo Balaca) en el que necesitaban la chaqueta del chándal para poder introducir un poco la mano.

La construcción de pequeños grupos escultóricos asemejando las posturas de las obras de arte, y la elección de aquellas que mejor responden al carácter de cada una, constituye otro pequeño desafío. Observar atentamente, de nuevo, el cuadro; resolver las dificultades espaciales y de relaciones topológicas que ello conlleva, controlar el cuerpo, el gesto, la postura, las posiciones relativas entre las personas que forman parte de la escena; ponerse en el lugar del otro, ese eslabón de juego simbólico que nos hace ponernos en la piel de quienes no somos pero que podríamos llegar a ser; la importancia de transformarnos en modelos de un pintor que vivió hace tanto tiempo y que vio realidades tan parecidas o tan diferentes a las nuestras, otra vestimenta, otras vidas, otras historias.

Imprimimos las fotografías de las manos del alumnado al tamaño apropiado a la obra, y en pequeños grupos los invitamos a buscar sus manos y su obra entre todas las de cada grupo, pegarlas en su lugar y posición y escribir después una o varias ideas acerca de lo que en ella acontece. Este pensamiento refleja su trayectoria de vinculación progresiva con la obra, recoge sus pensamientos a partir de la imagen, pone voz y palabras a los personajes que allí aparecen, casi que moviliza la quietud del cuadro que de repente parece que se mueve al ritmo de lo que imaginan y desean…

Mostramos las producciones a la Directora del Museo y nos ofrece la oportunidad de preparar una exposición con ellas en una sala del mismo. Ponemos entonces en las manos del alumnado algunas tareas organizativas: la participación en la escritura (en este caso copia) del título de la exposición para incluir en el cartel, así como la realización de las invitaciones para la familia. Reforzamos de esta forma la responsabilidad otorgada a los niños y niñas en la consecución del fin último de nuestra tarea: visitar el Museo en familia con la motivación de contemplar “en vivo” las obras que hemos intervenido y disfrutar con la grata satisfacción de que esta institución apueste por la exposición de las producciones del alumnado y la puesta en valor de las mismas, otorgándole así la carta de ciudadanía a la infancia. Asimismo, la escritura de estos textos supone el convencimiento de que escribir es producir marcas con sentido, antes de conocer y dominar el código escrito, y que se trata de un acto social que utiliza en el aula los mismos textos que se usan en la vida.

La prensa se hace eco de la exposición, el Diario Jaén entra en nuestras aulas para ser “leído” con especial interés, brindando una oportunidad para acercar el género periodístico a los niños y niñas desde la emoción de ver a sus docentes junto a la directora del Museo y sentirse parte de la noticia.

El profesorado participante prepara un guía digital que oriente a las familias en el recorrido de la visita. Consiste en una relación de imágenes de manos que hay que encontrar; cuando se pulsa, aparece la obra completa. Durante la semana que tiene lugar la exposición, los comentarios de las familias se suceden llenos de asombro, porque los niños y las niñas reconocen “sus” manos, su obra, cuando la encuentran, y las manos apadrinadas por otros compañeros y compañeras. Pero, sobre todo, valoran una visita a las salas de pintura del Museo, para muchas familias desconocidas, que recorren por primera vez con ojos de infancia, con sus hijos e hijas como cicerones de excepción, en un clima de emoción y centración en el arte, de curiosidad y respeto, de relaciones de calidad unidas al conocimiento, a los vínculos emocionales, a lo vivido… otra manera diferente de acercarse a la cultura. En la misma visita, al entrar en la sala habilitada para exponer sus producciones, el alumnado comprueba cómo “su obra” es considerada por la comunidad de pertenencia como referente para la cultura y se sienten empoderados. Y como artistas consagrados, se fotografían junto a su obra, para guardar ese momento en sus cortas vidas en que fueron protagonistas de una exposición pública reconocida por toda la ciudadanía de Jaén, y como semilla de otras muchas ocasiones en que tengan la oportunidad de apropiarse de la ciudad y su patrimonio.