PROA Andalucía, tres experiencias

De los casi 1600 centros que en el presente curso están desarrollando en Andalucía el Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo (PROA), recogemos tres experiencias que ilustran el excelente trabajo que desarrollan tantos profesionales de la educación a lo largo de nuestra geografía, a menudo en entornos socioculturales complicados, ofreciendo un programa de acompañamiento que promueve la adquisición de las competencias clave y la motivación del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, así como una mejor integración del alumnado inmigrante. De estas actuaciones se beneficia toda la comunidad educativa.


IES ANTONIO MACHADO - La Línea de la Concepción

“Son las 4:30 de la tarde de un martes o jueves de cualquier semana de curso. Las puertas del instituto se abren a los 76 alumnos (y con una amplia lista de espera) que han solicitado el Programa de Refuerzo, Orientación y Apoyo. Vienen con sus mochilas cargadas de ilusión porque es una forma más de atender a la diversidad del alumnado y de compensar aquellos desfases que van sufriendo durante el día a día. Lorena, Juan, Natalia, Mohamed, Paula, Antonio... son algunos nombres de esos alumnos que necesitan esta ayuda formativa y que la reciben con agrado, distribuidos en siete grupos de Acompañamiento Escolar y un grupo de Acompañamiento Lingüístico para Alumnado Inmigrante, impartidos todos ellos por profesorado, con un bagaje profesional de peso, del propio centro”. Así cuenta Salvador J. Pagan, director del IES Antonio Machado, cómo el programa PROA se aplica en su centro a un nutrido grupo de estudiantes en horario de tarde. 

"La Línea de la Concepción" continúa Salvador. "Ciudad transfronteriza con una idiosincrasia y singularidad especial. Ciento cincuenta años de vida y de Historia. Una ciudad de más de 68.000 habitantes, de familias trabajadoras que enarbolan la bandera de la sencillez y de la humildad pero que, como ciudad joven, tiene una historia de cercanía, de buena convivencia y de buena gente, y también de adversidades y vicisitudes que con mucho esfuerzo va intentando superar día tras día. En uno de sus barrios más característicos y antiguos, barrio de pescadores, se levantó hace cuarenta y dos años un colegio de Educación Infantil y Primaria, el Antonio Machado, que a partir de 1998 fue reconvertido en lo que es en su actualidad, el IES Antonio Machado”. 

Son ya 10 cursos los que lleva implantado el programa PROA en el Antonio Machado: “El equipo de profesores que los atiende, en un total de ocho” explica Salvador “dentro de dos de sus modalidades de actuación, cuenta con la experiencia y la profesionalidad de saber qué necesitan estos alumnos tanto en el plano individual como en el colectivo. No solo trabajan las tareas diarias que el resto del profesorado del centro les planifica, sino que también se realizan actividades de refuerzo que se complementan con propuestas educativas para trabajar el nivel emocional de estos chicos, cada uno con una complejidad y heterogeneidad que hay que individualizar, amoldar y paliar”.

El programa se aplica dos tardes a la semana: “Además del trabajo, el seguimiento continuo que se realiza de cada alumno posibilita que el resto de profesores del instituto se beneficien en muchos casos de estas actuaciones por la evolución positiva de un alto porcentaje del alumnado participante”. 

El Antonio Machado es un centro de compensatoria, de difícil desempeño, en el que los sucesivos equipos directivos en los últimos años han procurado desarrollar la máxima normalidad dentro de su singularidad: “El desarrollo de más de veinticinco planes, programas y proyectos educativos (entre ellos, el PROA) sirven como complemento a la labor docente diaria que se realiza; luchando, además, desde todos estos planes para paliar los problemas de desestructuración familiar y de exclusión social existentes, evitar el riesgo de abandono temprano del sistema educativo, prevenir el absentismo y ayudar en las acciones encaminadas a la mejora del éxito escolar” explica Salvador.

Por ello, la valoración que hace de la aplicación del programa es muy positiva: “nuestros objetivos se cumplen con creces, ya que el programa sirve como mecanismo compensador e integrador. El objetivo del centro, es continuar siendo partícipes de políticas educativas de solidaridad, equidad e igualdad, para fortalecer la calidad y la mejora de la educación que reciben nuestros alumnos”. Afirma Salvador que no son tiempos fáciles: “ahora es cuando más presente debemos tener que «cuando corren malos tiempos para la lírica, más vale convertirse en prosista pero sin perder la sensibilidad». Eso es precisamente lo que más se tiene en cuenta dentro de la filosofía del IES Antonio Machado: una sensibilidad especial hacia todo lo que se relaciona con nuestro alumnado, y el PROA forma parte como recurso prioritario para favorecer esa sensibilidad”.

CEIP MOSAICO - Santiponce 

Cambiando de nivel educativo, en la localidad sevillana de Santiponce encontramos el CEIP Mosaico. “Este municipio de la zona del Aljarafe, de poco más de 8500 habitantes, presenta actualmente grandes problemas como el paro, ya que alcanza una tasa del 30% de la población desocupada, o el hecho de ser uno de los municipios con renta per cápita más baja de la provincia”, explica Francisco J. Castellano, jefe de estudios del colegio: “Actualmente es amplio el alumnado necesitado que hace uso de herramientas del propio centro como son el Aula Matinal, el Comedor Escolar o el propio programa de Acompañamiento escolar". 

Afortunadamente se dispone de un amplio equipo humano muy concienciado con esta situación. Tanto desde el propio centro, como desde el mismo ayuntamiento de la localidad, son muchos los esfuerzos por trabajar en la igualdad y en garantizar derechos básicos de nuestro alumnado”.

El CEIP Mosaico solo lleva dos años aplicando el PROA: “Actualmente disponemos de un único grupo de 10 alumnos y alumnas de 6º de primaria, la propia tutora de ese nivel educativo les acompaña durante cuatro horas semanales por las tardes para reforzar a través de metodologías dialógicas e inclusivas”. Sobre el beneficio que su alumnado obtiene, Francisco afirma: “aspectos como la equidad y la no discriminación, la igualdad de oportunidades o la inclusión educativa marcan las directrices de los diferentes agentes educativos en una labor de compensar todo tipo de desigualdades y potenciar a nuestro alumnado y entorno escolar con las más altas expectativas. En el CEIP Mosaico, como Comunidad de Aprendizaje tomamos esos mismos principios para el desarrollo de nuestra labor educativa. De esta forma, tanto con el desarrollo de las propias Actuaciones Educativas de Éxito como con el propio programa de Acompañamiento escolar buscamos potenciar nuestro alumnado no sólo en el aspecto más académico, sino también en el personal y el social”.

La mayor parte del alumnado participante en el programa pertenece a familias que tienen un escaso nivel de formación o en las que el horario de trabajo dificulta la adecuada atención de los hijos. Según el jefe de estudios, “es a través del desarrollo de estrategias y hábitos de estudio, del autoconocimiento individual y grupal o del planteamiento de actividades de orientación como buscamos no sólo ese desarrollo académico individual, muy necesario en nuestro alumnado, sino también el desarrollo de individuos en un marco social donde debemos potenciar las interrelaciones, y más aún con la situación de pandemia que estamos viviendo”.  Explica Francisco J. que, gracias al PROA, el alumnado muestra un claro avance en sus habilidades y en sus conocimientos curriculares: “Las clases impartidas pretenden dotarles de estrategias y técnicas de estudio que faciliten su autonomía de forma progresiva y además de reforzar el contenido que se imparte en la jornada escolar con normalidad siguiendo el ritmo del grupo-clase, se anticipan los mismos para que lleguen por las mañanas más motivados y con una mayor autoconfianza frente a esos nuevos retos. Esto favorece de manera automática un nuevo lazo de unión en el alumnado que incluye en su día a día estrategias como la tutorización entre iguales, en las que ambas partes aprenden y mejoran en varios ámbitos”. 

Pero el programa de acompañamiento no solo trata aspectos curriculares, sino que se ocupa también del factor emocional: “Es desde el propio centro, en su protocolo de prevención y resolución de conflictos, donde se trabaja en el reconocimiento de las propias emociones que siempre intervienen en nuestro día a día. Y es a través de este proceso de definir nuestras necesidades, sentimientos y emociones y el diálogo igualitario como podremos afianzar esa unión de grupo y lograremos así que los éxitos individuales lleguen a verse como méritos y logros colectivos”.

En cuanto a la repercusión del programa, Francisco J. no duda de que también influye en las familias: “En ellas encontramos un apoyo fundamental para lograr mejores alumnos y alumnas, así como mejores personas en el sentido más amplio de la palabra. El referente de las familias se suele ver en muchas ocasiones como un impedimento, un freno, un hándicap para nuestra labor educativa, y gracias al trabajo que llevamos a cabo en el colegio, donde las puertas están siempre abiertas para facilitar las interrelaciones, las familias se sienten más cercanas, más partícipes en la educación de sus hijos e hijas. En este sentido, nosotros como docentes debemos dar un pequeño gran paso a tener en las familias acompañantes y colaboradores, y gracias al programa de Acompañamiento escolar y a la propia idiosincrasia de nuestro centro esta cooperación va arraigando cada vez más”. Pero, por supuesto, además de las familias, los grandes beneficiados son los alumnos: “el alumnado partícipe del programa muestra un mayor sentimiento de pertenencia a su grupo-clase gracias a que consigue amoldarse mejor a las actividades y rutinas diarias de la jornada escolar y presenta una gran motivación y satisfacción con el esfuerzo propio que les hace seguir mejorando. Con ello, las relaciones en clase se vuelven más continuas, fuertes y mutuas y todos son capaces de reconocer los méritos propios y ajenos”.

CEIP LOS PRADOS, Málaga

En la periferia de Málaga capital encontramos el CEIP Los Prados, que lleva ya 8 años participando en el PROA. Al principio eran los mismos maestros del centro quienes lo llevaban a cabo, pero una vez asentado en el barrio, se limitan a coordinarlo, mientras que la docencia la imparten mentores contratados. Se organizan en 4 grupos que van desde 5º de Primaria a 2º de ESO y, ocasionalmente, con acompañamientos domiciliarios para los menores que, por motivos de salud, no pueden acudir al centro. Para que el plan marche adecuadamente se hace imprescindible la coordinación entre maestros y mentores.

Al igual que ya hemos visto en otros casos, Lorena Ruiz, directora del centro, explica que el programa no solo consigue que el alumnado mejore a nivel académico “sino que también hace que las familias se impliquen más”.

Con respecto al desarrollo emocional es muy importante el ejercicio de toma de conciencia que se hace con el alumnado. El pequeño grupo hace posible que la atención individualizada llegue también a aspectos emocionales como la motivación, la confianza, la seguridad y el reconocimiento del esfuerzo. El hecho de que el alumnado refuerce estos aspectos emocionales produce en ellos un empoderamiento beneficioso para su propio autoconcepto y para seguir con más aprovechamiento las clases en general. Este cambio en las expectativas personales provoca que se valoren más y se vean capaces de afrontar el curso con garantías de éxito. Hay que hacer especial mención al alumnado proveniente de otros países, sobre todo la comunidad china, que se refuerza en el área de lengua y en el conocimiento del idioma para su inserción en la vida social del centro y del entorno. Además mejora la interacción con sus compañeros, lo que les hará poder participar en las relaciones entre iguales (aspecto básico del aprendizaje) y prolonga los referentes positivos más allá de la vida escolar lectiva.

El programa es ampliamente conocido en el centro: “La comunidad educativa, tanto la que participa como la que no, es consciente de la oportunidad que se brinda en el centro y normalmente tenemos solicitudes de familias por encima de la ratio del grupo propuesto por el equipo docente. Esta lista de espera se ordena atendiendo al rendimiento académico y a las necesidades del alumnado y, si alguno de los alumnos propuestos rechaza el programa, se van incluyendo a otros que estén dispuestos a participar”. 

Para Lorena, “el trabajo con las familias es muy importante, sobre todo en las del alumnado de ESO, puesto que es en esta etapa en la que se observan los niveles más elevados de abandono temprano del sistema educativo”.