Un Espacio para las Soft Skills y la Serendipia

El espacio Lanze surge en 2017 en el I.E.S. Politécnico Hermenegildo Lanz (Granada), un centro de referencia cuando hablamos de la Formación Profesional en Andalucía. La idea original fue la de dotar al instituto de un de servicio de pos-venta para el alumnado egresado.

Jose Abril Cid
Juan Carlos Serrano Román
IES Hermenegildo Lanz (Granada)

A lo largo de mi carrera como profesor de Empresa e Iniciativa Emprendedora, en numerosas ocasiones he visto cómo muchas ideas innovadoras, con un posible recorrido a nivel empresarial, han sido archivadas en un cajón del departamento o en un viejo pendrive.

En este módulo (EIE), como parte del currículum, se trabaja sobre un plan de empresa y esta es un arma muy potente a la hora de favorecer el germinado de protoempresas. Por todo ello, desde el centro nos pusimos a trabajar en la creación de un espacio físico donde nuestro alumnado (también egresados) no solo pudiera incubar sus ideas o proyectos empresariales, sino que tuviera la oportunidad de vivenciar la adquisición y desarrollo de competencias emprendedoras básicas para la empleabilidad. A partir de aquí nos centramos en recuperar un viejo espacio de la casa del conserje para convertirlo en un autentica incubadora en formato co-working.

A día de hoy, hemos conseguido un lugar de trabajo con un diseño nórdico en forma de “L” con ocho puestos de trabajo, mesas de reuniones, zona de prototipado (impresora 3d, pizarras, proyectores o lego) y una zona de co-creación. Dicha rehabilitación ha sido financiada con recursos propios del centro, convocatoria de Aprendiendo con las Empresas y un Proyecto de Innovación Educativa, todo ello bajo el marco del Programa “Innicia, Cultura Emprendedora”.

Tras la creación del espacio físico (a finales del curso 18/19), tocaba articular la estructura y el contenido de nuestro co-working. Se trataba por tanto de trabajar en la asignatura de EIE con los proyectos empresariales, escoger aquellos susceptibles de ser incubados y usar el módulo de Proyecto Integrado como punto de partida de la futura empresa o proyecto de innovación. Lamentablemente todo ello se vería truncado por el confinamiento, aunque nuestro sentido de resiliencia nos hizo reaccionar adaptándonos rápidamente al nuevo escenario (una oportunidad de oro para probar nuevas metodologías). De esta manera, durante el tercer trimestre del año 19/20 nos centramos en trabajar las soft skills (competencias blandas) de manera virtual, creamos un programa piloto,“El búnker”, donde, de la mano de la consultora Accenture, diseñamos una formación ad hoc sobre 6 soft skills que nuestros alumnos y alumnas pudieron certificar. Dicha tecnificación tenía como misión preparar a nuestro alumnado para desenvolverse en situaciones de crisis o estrés, consiguiendo a su vez desarrollar su “yo emprendedor”, generando de esta manera un buen caldo de cultivo para nuestro Lanzate. Entendimos que vivíamos una suerte de experimento sociológico, al cual debíamos sacarle partido. A casi todos nosotros el confinamiento y la propia pandemia nos estaban poniendo a prueba, y no podíamos desperdiciar esta oportunidad para entrenar aquellas competencias blandas que nos iban a curtir de cara a nuestro futuro laboral e incluso vital.

En el presente curso, pese a las dudas del inicio, decidimos seguir apostando por nuestro proyecto y dando un paso más, creamos lanze.es, lo que nos ha permitido virtualizar algunos procesos. Además, tuvimos que cambiar el nombre de Lanzate a Lanze por cuestiones de marca y registro y decidimos focalizar nuestros esfuerzos en cómo poder alimentar el espacio Lanze de usuarios con ideas innovadoras que pudieran tener un posible recorrido empresarial. En este punto surgió la idea de trabajar con mesas de serendipia, metodología importada de nuestro viaje a Gronigan (Holanda), donde pudimos intercambiar experiencias sobre cómo trabajar el emprendimiento en la Formación Profesional y otros niveles educativos, todo ello dentro del Programa Europeo E-COOL, liderado por la Cámara de Comercio de Sevilla (Programa Interreg Europe).

Las Mesas de Serendipia tienen como objetivo llegar a conseguir grandes soluciones por serendipia, es decir, nadie sabe qué es lo que va a pasar pero se generan condiciones para que ocurran cosas positivas. El concepto de serendipia tiene su origen en la colonización por parte de los británicos de lo que hoy es Sri Lanka. Fue un descubrimiento inesperado mientras los anglosajones navegaban por el Océano Índico, al llegar a la isla observaron cómo los nativos usaban una expresión impronunciable para denominar a su tierra: “serendipitititi”, un territorio extraordinariamente bello y de una gran riqueza, de ahí el término serendipia, que usamos cuando nos referimos a procesos donde podemos obtener sorprendentes resultados de manera inesperada. De esta manera, nuestras mesas de serendipia iban a estar compuestas por alumnos y alumnas de diferentes ciclos formativos, unos 6 miembros por equipo. Una vez conformadas las mesas (de manera aleatoria) procedíamos a guiar la dinámica siguiendo la metodología Desing Thinking y midiendo los tiempos en un formato Sprint, todo ello bajo dos retos diferentes: Improve your School e Improve yor Enviroment —mejora tu centro y mejora tu entorno—, en concreto la Vega de Granada. Para dar garantía a la dinámica usamos la plataforma MIRO, una mesa virtual infinita que les facilitó ir elaborando su proyecto de innovación para llegar, por serendipia, a una serie de prototipos, aplicaciones e ideas innovadoras.

Actualmente, hemos conseguido incubar en Lanze dos proyectos. Por un lado, tres alumnos de Automoción y Sistemas Informáticos, que están desarrollando un proyecto empresarial para el testeo rápido en los procesos de compra-venta de vehículos de segunda mano.Y por otro, un proyecto de innovación (surgido de las mesas de serendipia) donde se está trabajando en el desarrollo de un prototipo para el reciclado de los residuos emitidos por el centro. En dicho proyecto trabaja alumnado de tres ciclos formativos diferentes (Electricidad, Fluidos y Automoción).

Pese a que no ha sido un camino fácil, hoy día podemos decir que hemos cambiado algunas dinámicas y formas de trabajar en nuestro centro, adaptando nuestras metodologías al nuevo contexto y con el objetivo puesto en la mejora continua de la empleabilidad de nuestros alumnos y alumnas.

El mercado laboral actual demanda cualidades o habilidades más allá de un “título oficial” y es nuestra obligación como docentes dar respuesta a dichas demandas. Quizás lo importante no sea el fin, sino el camino...y en nuestro caso el camino nos va dando lecciones en cada paso que damos.