Vídeo participativo: una propuesta para la alfabetización mediática en el aula

Vivimos en la sociedad de la imagen, rodeados de múltiples pantallas que no solo nos entretienen, también influyen en nuestra conducta, visión y concepción del mundo. Los jóvenes son los grandes consumidores de redes sociales audiovisuales como Instagram, Youtube o Tik Tok y el efecto que producen en la formación de su identidad es enorme. Por ello, es imprescindible que aprendan los usos, los códigos y la articulación del lenguaje audiovisual que se presenta como principal en sus relaciones sociales y en su formación como individuos y ciudadanos.

No obstante, en la escuela, los medios audiovisuales han sido considerados como un complemento o añadido dentro del cajón de sastre de las TIC. En este artículo proponemos una necesaria enseñanza del lenguaje de la imagen basada en metodologías de video participativo que no solo promuevan el consumo crítico de audiovisuales, sino que fomenten la producción propia de contenidos. Un modelo para la alfabetización mediática y digital que incentive el empoderamiento.

Antonio Ayala Coca
IES Guadalpin, Marbella (Málaga)

El vídeo participativo y colaborativo como modelo de empoderamiento.

Han sido muchas las propuestas de creación de contenidos audiovisuales desde la escuela. Aunque desde la perspectiva expuesta, proponemos la producción de vídeo-reportajes desde la práctica del video participativo como una experiencia motivadora y de aprendizaje funcional de los procesos de alfabetización mediática y tecnológica.

Las experiencias de vídeo participativo fomentan alternativas de desarrollo sostenible, prácticas de comunicación horizontal y usos participativos que confluyen en aplicaciones transformadoras desde una óptica ciudadana socialmente responsable.

A partir de la producción conjunta de vídeos en el aula, los alumnos llegan a visualizar los problemas inmediatos que les rodean, y a través del lenguaje del reportaje y del vídeo materializan la idea de que a través del acuerdo y de la colaboración existen otras propuestas, otras opciones.

Dentro de la formación académica formal, las prácticas de vídeo participativo se han desarrollado principalmente en el ámbito universitario o por colectivos ciudadanos y asociativos de distinto ámbito. Video4change o ZaLab han trabajado con el vídeo como instrumento educativo y han realizado diversos talleres sobre video participativo disponibles en su página web1.

Sin embargo, desde el curriculum oficial las experiencias de vídeo participativo son prácticamente inexistentes y es difícil encontrar documentos que testimonien metodologías de éste tipo.

Una excepción a esta tendencia es la práctica registrada por Julián Andrés Espinosa, que describe cömo el video participativo se empleó como herramienta de resolución de conflictos en el IES Badalona Nou de Badalona. A partir de talleres, se propuso a estudiantes con problemas académicos y disciplinarios la creación de productos audiovisuales participativos que dieran cuenta de los intereses y las expectativas del conjunto de la comunidad, usando el video participativo como estrategia de “transformación mediante procesos de negociación, reflexión y construcción de identidad comunitaria” (Espinosa, 2012).

Desarrollo de competencias sociales

La producción audiovisual implica la necesaria formación de grupos de trabajo en los que cada miembro del equipo desempeña un determinado rol de acción especializado. Un variado equipo de guionistas, cámaras, montadores, y realizadores trabajan en común y se identifican y comprometen claramente en la realización de un proyecto colectivo. El proyecto genera y posibilita la creación de un mensaje único pero en el que participan múltiples voces.

La resolución de problemas de rodaje es uno de los principales escollos que encuentran los equipos de producción audiovisual profesionales. En este sentido, y tal y como describe Julián Andrés Espinosa en la experiencia educativa en el IES Badalona Nou, el vídeo participativo juega un papel importante en la resolución de conflictos a través de la mediación, la negociación colectiva y el diálogo. (Espinosa, 2012)

Una consideración importante al abordar el vídeo participativo como acción participativa en el aula es que no debe presentarse como un medio competitivo o completamente alternativo a los medios de masas y a los referentes visuales e intereses de los jóvenes. Tampoco tiene que renegar a la calidad estética o técnica ni a la originalidad o a la creatividad.

En la creación de un video participativo, la idea principal se inicia como una iniciativa de los propios jóvenes en la que cuentan historias desde su prisma, ellos son los protagonistas de la narración y los partícipes del discurso. Además, los alumnos han de generar todo el proceso de producción: idea, grabación, postproducción, promoción y gestión del proyecto en la red. La dinámica y práctica de la producción audiovisual aplicadas a un grupo de alumnos permiten al colectivo trabajar y pensar en común en la búsqueda de una idea y de un discurso común. El proceso de producción y de elaboración del mensaje se produce de forma conjunta y se convierte en un acto de comunicación horizontal y participativo, siendo más importante el proceso de elaboración que el resultado del mismo (el vídeo).

En todo este proceso de aprendizaje a través del vídeo participativo, ¿en qué lugar queda la función del docente? La labor de la persona que facilita el proceso de aprendizaje circula en dos ejes: por un lado, ofrece capacitación técnica en la producción mediática y audiovisual, y por otro, propicia y activa el proceso de reflexión crítica y de transformación, incorporándolo a todas las fases del proyecto.

Conclusiones

La escuela es el pilar en el que se asienta la democracia y no se puede construir una auténtica sociedad democrática sin una verdadera democracia mediática basada en procesos comunicativos que sean participativos y horizontales.

En este contexto, observamos la implantación en el currículum escolar de contenidos relacionados con los medios y el lenguaje audiovisual es escasa, y todo ello a pesar de que los cada vez más numerosos estudios destacan el escaso nivel de competencia mediática que tienen los niños y jóvenes españoles.

La incorporación del vídeo participativo en el aula, ya sea de forma transversal o como apoyo a través de talleres o complemento en programas específicos educativos de enriquecimiento curricular, se presenta como fundamental en la formación para el empoderamiento. También es una herramienta dinamizadora del proceso de alfabetización mediática y tecnológica de los jóvenes, dos competencias clave en la educación del siglo XXI. Además, el video participativo desarrolla otra serie de competencias comunicativas y sociales y facilita procesos de participación colectiva y de creación en grupo que favorecen aspectos relacionados con la mediación y resolución de conflictos.

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BIBLIOGRAFÍA

- Aguaded, I., Marín-Gutiérrez, I., & Díaz-Pareja, E. (2015). "La alfabetización mediática entre estudiantes de Primaria y Secundaria en Andalucía (España)". RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 18(2), 275–298. https://doi.org/10.5944/ried.18.2.13407

-  Aparici, R., & Marín, D. G. (2018). "Comunicar y educar en el mundo que viene", 400–403.

- Espinosa, J. A. (2012). El Video Participativo: Herramienta Para La Transformación Social En Procesos Pedagógicos, Sociales Y Políticos.

- Ferrés i Prats, J., & Piscitelli, A. (2012). La competencia mediática: propuesta articulada de dimensiones e indicadores.

- Moreno Domínguez, David y Montero Sánchez, J. M. (2014). El cambio social a través de las imágenes GUÍA PARA ENTENDER Y UTILIZAR EL VÍDEO PARTICIPATIVO.