Sistemas de manejo del suelo. El ejemplo del olivar

Andalucía mantiene, desde un punto de vista económico, un claro liderazgo mundial en el olivar, resultando ser un elemento imprescindible de cohesión social y territorial de sus comarcas que posee, además, un alto valor medioambiental.

La superficie de olivar en Andalucía es aproximadamente de un millón quinientas mil hectáreas, que se distribuye por todas las provincias andaluzas, pero que adquiere una importancia relevante en la provincia de Jaén, el sur de la de Córdoba, el noroeste de la de Granada, el norte de la de Málaga y el sudeste de la de Sevilla, que conforman el denominado «Eje del olivar de Andalucía».

La gravedad de los problemas de degradación y pérdidas de suelo en cultivos leñosos han llevado a la implantación de mecanismos de lucha contra la erosión en estas zonas, destacando las directrices marcadas por la Condicionalidad. Se han implantado los sistemas de manejo del suelo con cubiertas vegetales que tienen, por lo general, grandes ventajas para el cultivo: reducen la erosión, aumentan la capacidad de infiltración del suelo y el porcentaje de materia orgánica, aporte de nitrógeOLIVARno en caso de leguminosas, beneficios para la fauna, etc.

Se puede sacar provecho de la vegetación herbácea natural del propio olivar o bien, cuando ésta no tiene el potencial suficiente para cubrir el suelo, hacer uso de la siembra de cebada, leguminosas u otras especies. Debe ponerse especial cuidado en el control de la cubierta para evitar que las hierbas reduzcan excesivamente el agua o los nutrientes disponibles para el cultivo. Utilizar medios mecánicos (segadora o desbrozadora) o químicos (herbicidas no residuales y de baja peligrosidad). Es aconsejable dejar la franja central de la calle sin segar para que semille el año siguiente. Las franjas de vegetación se establecerán siempre que sea posible en las calles perpendiculares a la máxima pendiente.

Sin embargo, este sistema de cultivo también requiere aprendizaje y, en ocasiones, presenta dificultades como la presencia de especies herbáceas resistentes al control, o el encostramiento de algunos suelos. Por tanto, se debe vigilar el estado del arbolado y no dudar en pedir asesoramiento técnico especializado, en los servicios de asesoramiento disponibles

Otra forma de proteger contra la erosión en olivar es el picado o astillado de los restos de poda y la incorporación de dichos restos al terreno, lo cual supone un aumento del contenido de materia orgánica, muy positivo para la fertilidad del suelo y la biodiversidad agrícola. Esta cubierta contribuye, además, a que la humedad se conserve más tiempo sobre el terreno, mejora la infiltración y su capacidad de retención de agua. Adicionalmente, es beneficioso para el balance de emisiones de gases de efecto invernadero de la explotación.

Es aconsejable que la incorporación de los restos de cultivo a los suelos se complemente con la aplicación de técnicas de agricultura de conservación (laboreo mínimo, etc.). Puede que durante los primeros años sea preciso aportar cierta cantidad de fertilizante nitrogenado para favorecer el proceso de descomposición de la materia orgánica. En este sentido es recomendable el asesoramiento técnico especializado para optar por el programa de fertilización más adecuado en cada caso.

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