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El documento del mes

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Junio 2012

Historias de la "mala vida": sexo, juego y alcohol

 Soy borracho

Código de referencia: ES 41003 AHPSE 1.2.1. Protocolos notariales. Escribanías especiales. Escribanía de Guerra y Marina, 79.

Título: Causa criminal contra Diego Farfán y Josefa Gallardo, sobre cometer actos deshonestos en la calle.

Fecha: 1741, abril, 2-11. Sevilla

Nivel de descripción: Unidad documental compuesta

Reglas o convenciones: ISAD (G), NEDA

Nota del archivero: Francisco Fernández López


 Nam vitiis nemo sine nascitur

Horacio.

 El diccionario de la Real Academia Española, define vicio como gusto especial o demasiado apetito de algo, que incita a usarlo frecuentemente y con exceso. El documento de este mes de junio vamos a dedicarlo a algunos testimonios que reflejan algunos de estos vicios: el sexo venal, los juegos prohibidos o la adicción etílica. Desde anotaciones a modo de confesión, a dibujos eróticos, pasando por pleitos por escándalo público, son muchos los documentos que conservamos en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla que manifiestan estos excesos o, normalmente, su represión por la sociedad.

Ver selección documental            Referencias de los documentos sobre la mala vida

EL SEXO VENAL.

En la concepción cristiana, el acto sexual está permitido sólo si su único objetivo es la procreación, si no se convertiría en pecado de lujuria. Sin embargo, durante los siglos XVI y XVII la prostitución fue tolerada por la sociedad como "un mal menor" ya que, sin su presencia, se pensaba que muchos hombres pondrían sus energías en la seducción de mujeres honradas, en el incesto, la homosexualidad o el adulterio. Esta era la doctrina cristiana que se fue elaborando desde el siglo XIII en torno a la sexualidad y a la prostitución, considerada pecaminosa pero necesaria.

La prostitución se hallaba muy extendida en Sevilla, sobre todo en los alrededores del puerto y en determinados barrios de la ciudad, a extramuros. La política era de tolerancia pero de segregación en lugares concretos; estos lugares eran las llamadas mancebías, que se institucionalizaron para acoger y controlar a las mujeres públicas. La Mancebía de Sevilla estaba en el llamado "Compás de la Mancebía" que entonces se extendía entre la Puerta del Arenal y la Puerta de Triana, la muralla y una tapia que le aislaba del resto de la ciudad. A partir de 1623 se cierra la mancebía La prostitución deja de ser una actividad legal, regulada y protegida por las autoridades legales. Entre 1623 y 1859 el amor venal pasa a convertirse en una práctica ilegal y cae bajo la esfera de la justicia civil.

A pesar de las órdenes represoras del meretricio callejero y clandestino, este comercio no desaparecería de la ciudad. Entre los lugares que desde siempre habían sido objeto de elección preferente por las busconas para enganchar clientela, destacaban los paseos del río. Marineros, descargadores de muelles, trabajadores portuarios, pero también jovencitos engalanados y petimetres que buscaban sus primeros escarceos amorosos. En este contexto se desarrolla el documento que presentamos para exponer este apartado dedicado al sexo venal. Se trata un pleito de 1741 procedente del fondo documental de la antigua Escribanía de Guerra y Marina, instruido contra Diego Farfán y Josefa Gallardo, sobre cometer actos deshonestos en la calle y cometer “el pecado que llaman de la paja”. El episodio se desarrolla en el barrio de Triana, junto al río, en la conocida plaza del Altozano, cuando Diego Farfán fue sorprendido en el umbral de una puerta donde una mujer “le tenía asido con una mano el miembro viril a dicho hombre y la otra se la tenía metida en la faltriquera estando el susodicho en pie y ella sentada”. Tanto uno como otra fueron apercibidos a no cometer más el delito y ella a abandonar la mala vida lo serían condenados a destierro.

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EL JUEGO.

No hubo lugar en la Península por pequeño o remoto que fuera donde el juego no se practicara y, casi siempre, con exceso. Estas maneras de pasar el tiempo fueron prohibidas por incontables leyes, disposiciones, bandos, reglamentos… Lo que nos indica que, pese a ello, tales entretenimientos resistieron las acometidas de los mandatos, al tiempo que pone de manifiesto que las insistentes normas no produjeron los resultados apetecidos por los legisladores.

La preocupación española por moderar los juegos de envite y azar se remonta al siglo XII. Las nociones de juego permitido y prohibido aparecen en la legislación tan imprecisa como ambiguos son los elementos que la conforman: suerte, envite y azar. Los juegos vetados suelen tener una nota común: la rapidez con que se suceden las jugadas y, por tanto, el azar y la suerte se deciden en escasos momentos. No se da la posibilidad de pensar o rectificar, ni de aplicar unas reglas reposadas, que jugada tras jugada puedan si no rectificar la fortuna, al menos paliar en parte la adversidad, con el consiguiente riesgo de ganar o perder fuertes sumas de dinero.

El documento seleccionado como testimonio de estos juegos prohibidos proviene de la antigua Escribanía de Guerra y Marina. Se trata de una causa criminal datada en 1766 contra Luis del Real, matriculado, sobre haberlo encontrado en el zaguán de unas casas con otros, jugando a los dados. Y es que es cierto que soldados y marineros, por razón intrínseca de su profesión, llevaban una vida irregular y, por ende, más propensa e inclinada a los juegos ilícitos.

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EL ALCOHOL.

Las bebidas alcohólicas se han utilizado siempre. Es una adicción que reina a lo largo de la historia del hombre. El alcohol representaba más que una simple bebida, era la forma de celebrar importantes acontecimientos como tener una nueva casa, la fiesta de la cosecha, las bodas y los funerales. También se utilizaba en medicina para aliviar el dolor, bajar la fiebre o calmar la acidez de estómago. Puesto que por sus efectos depresores el alcohol era un tradicional desinhibidor al tiempo que un estimulador de los sentimientos de euforia y bienestar, nada más lógico que funcionase —y así venía haciéndolo desde hacía siglos— como un procedimiento compensador de otras frustraciones cotidianas. El alcohol pasaba a ser así refugio ante la explotación y alienación cotidianas en el centro de trabajo, pero también se erigía en alternativa frente a las frustraciones de una familia trabajadora en la miseria y cuajada de fracasos y desgracias.

El papel de la taberna como núcleo social, espacio de socialización multifuncional, o lugar insustituible para el ocio, fue percibido por lo demás con notoria lucidez por los contemporáneos. El de la taberna fue en realidad un tema ampliamente tratado en la creación literaria, donde brillaba toda la formidable mezcla de prejuicios y de complejos problemas que concurrían en su espacio. En el documento seleccionado procedente del fondo documental de la Real Audiencia y que consiste en el expediente judicial a instancia del diputado del común de la ciudad de Écija, sobre arreglo de tabernas, cafés y almacenes de vino de dicha ciudad, el retrato de la taberna que realiza el fiscal no puede ser más hostil; la asociación entre la delincuencia y los vicios sociales y este indispensable lugar de encuentro y de solaz tras el duro trabajo, se destaca aquí con toda nitidez: “...el vicio de la embriaguez ha llegado a esta ciudad hasta el extremo de haber constituido a muchas personas de todas condiciones en el más detestable y perjudicial abandono. La libertad opuesta a todos los derechos con que se vende vino en las tabernas de esta ciudad es una de las causas del desorden, en ellas hay quartos para los aficionados bergonzantes, hay sitios y piezas oscuras para que se comentan en ellas las maldades más abominables, están surtidas de empanadas y otras viandas semejantes para exitar el vicio, y se tiene en las mismas casa, por lo común, mugeres jóvenes y del mejor aspecto que se pueden proporcionar para atraer a los vevedores con el incentibo de la luxuria...”  

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