
He tenido, y tengo, muchos nombres pero hoy soy conocido como el Olivo de Fuentebuena, el más grande del mundo entre los de mi especie (certificado por los chicos del Guinness) y toda una celebridad en Jaén, desde donde he visto pasar ante mis ojos, y otras muchas veces en las palabras de viajeros y visitantes, la historia de Andalucía y sus habitantes.
Hoy, en el 2099, el río que regaba mis alrededores, el Guadalimar, está seco. La gran sequía del 2022, que dejó Andalucía llorando por su bien más preciado; el agua, acabó con él y dejó maltrecho incluso a su hermano mayor, el Guadalquivir.
Aún lo recuerdo perfectamente, fueron tiempos duros ya que la gran sequía coincidió con la crisis energética mundial, pero, al menos, salimos reforzados de aquella época y hoy podemos decir que muchas cosas han cambiado para bien, aunque no es menos cierto que aún hay otras muchas que mejorar, si es que aún se puede.