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Mensaje institucional de Fin de Año de la presidenta de la Junta de Andalucía

30/12/2013
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Quiero transmitirles los mejores deseos para el próximo año. Como ven, lo hago desde este Patio de los Leones de la Alhambra, símbolo de la historia y de la cultura de Andalucía.

Hemos celebrado precisamente este año el Milenio del Reino de Granada. Una celebración que ha servido para poner en valor aún más el rico patrimonio de esta ciudad universal, y que ha tenido entre sus hitos la restauración de este patio, cuya belleza ha sido internacionalmente admirada y reconocida.

Recuperar nuestra propia historia, nuestra cultura y nuestro enorme patrimonio representa un activo imprescindible para progresar y para mirar al futuro.

Al mismo tiempo, tenemos que ser conscientes de una cosa: lo que es bueno e importante para una ciudad o una provincia de Andalucía es bueno para todos los andaluces y andaluzas. Entender este factor de unidad es fundamental para no malgastar energías y para que avancemos todos más y mejor.

Andalucía tiene un gran potencial. Es una tierra de confianza y de futuro. Somos líderes en un buen número de sectores económicos de gran proyección, desde el turismo al sector aeronáutico, desde la agroalimentación a las energías renovables. Pero además, debemos impulsar, y es lo que estamos haciendo, un nuevo modelo económico, capaz de crear más empleo de calidad y de generar más riqueza en el territorio.

Tenemos más de un millón de personas en paro y son muchos los hogares que están viviendo estos días con preocupación. El empleo ha de ser la prioridad para el año que comienza porque un puesto de trabajo es lo que más ayuda a dar dignidad a la vida de las personas.

Lo cierto es que como consecuencia de la crisis, y a veces simplemente con la excusa de la crisis, las desigualdades sociales están aumentando considerablemente en nuestro país. Estamos asistiendo a un empobrecimiento de la mayoría de los ciudadanos, que están perdiendo recursos, bienestar y, lo que es peor, buena parte de sus esperanzas.

A todos ellos, a los que peor lo están pasando, a los desempleados, a los que se han visto obligados a alejarse de Andalucía en busca de una oportunidad, quiero expresarles el apoyo del Gobierno andaluz.

Apoyo que demostramos día a día en múltiples terrenos: manteniendo la sanidad pública universal, ayudando a las familias que cuidan a personas que padecen alguna discapacidad, a nuestros mayores, a todos aquellos que más necesitan de nuestra solidaridad.

Apostamos también por una educación pública y de calidad. Tenemos absolutamente claro que si no garantizamos a todo el mundo el acceso a una buena educación, la igualdad de oportunidades será papel mojado. Por eso estamos librando, junto a miles de familias, de profesores y de jóvenes esta gran batalla a favor de la educación pública.

Quiero tener unas palabras especiales para las mujeres andaluzas. Soy la primera presidenta de la Junta de Andalucía y me siento especialmente vinculada a las mujeres de nuestra tierra y a sus derechos. Las andaluzas tienen mucho que aportar a la recuperación de nuestra comunidad. Ninguna sociedad puede permitirse desaprovechar el enorme caudal de fuerza de la mitad de la población. Y en estos momentos de crisis, menos que nunca.

También los jóvenes son fundamentales para ganar el futuro. Jóvenes que son la generación mejor formada de andaluces y que tienen derecho a trabajar y a vivir dignamente en nuestra tierra. Jóvenes a los que tenemos que mirar y ayudar permanentemente, de los que tenemos que aprender y extender a toda la sociedad su inconformismo, su capacidad de protesta y rebeldía, su ilusión y su voluntad de cambiar las cosas.

No estamos dispuestos a dejar a nadie en el camino. Tal vez, dentro de poco, alguien nos diga que ya hemos salido de la crisis. Pues bien, cuando ello suceda y efectivamente confiemos en que sea pronto, habrá que ponerse a la tarea de recuperar los derechos perdidos y las libertades vulneradas.

No son pocos los retos colectivos que hemos enfrentado para que esta tierra ocupara el lugar que le correspondía en España y en Europa. Generaciones de andaluces y andaluzas que nos han precedido han hecho avanzar notablemente a nuestra tierra. Tenemos que agradecer su esfuerzo y el fruto de su trabajo.

En muchos aspectos, hemos superado esas dificultades que heredamos de nuestro pasado tan difícil: alejamos el fantasma de la marginación y el subdesarrollo, levantamos un Estado del bienestar con servicios públicos universales y de calidad y construimos infraestructuras de primer nivel, acordes con una sociedad avanzada.

Ante otros problemas, sin embargo, aún no hemos llegado a buen puerto. Me refiero, sobre todo, al desempleo. Tenemos que cambiar muchas cosas, las que hagan falta, para acabar con esa lacra insoportable del paro.

Reformas, pues, todas las necesarias. Pasos atrás, ninguno.

Junto al empleo, en el año 2014, alcanzar la máxima transparencia en la gestión pública va a ser otro de nuestros objetivos irrenunciables. El Gobierno andaluz está firmemente comprometido con la calidad democrática.

Blas Infante nos dejó dicho que "la política sólo puede hacerse desde la honestidad y la solidaridad". Lo he dicho en anteriores ocasiones y lo repito ahora: mi Gobierno será implacable en la lucha contra la corrupción.

La ciudadanía demanda, con toda la razón, ejemplaridad a sus instituciones y a sus representantes públicos.

Estos tiempos difíciles exigen que demos lo mejor de nosotros. En responsabilidad, sensibilidad y compromiso en la defensa de derechos y libertades, y en el servicio a los ciudadanos.

En este terreno, juegan un papel fundamental los alcaldes y alcaldesas. Las corporaciones locales son la base de la vertebración de nuestra sociedad y necesitan todo el apoyo y reconocimiento. Y con esa misma convicción defendemos hoy que en España avancemos todos. Sin miedo a abordar nuevas formas de convivencia, pero sin una sola concesión a la desigualdad o a los privilegios.

Y en este terreno, no olvidemos que las grandes reformas siempre han sido buenas cuando han venido acompañadas de grandes acuerdos. Esa ha sido nuestra gran aportación, como cuando hace 30 años los andaluces contribuimos a lograr un Estado autonómico presidido por la igualdad, la solidaridad y el respeto a la diversidad.

Para terminar, quisiera recordarles algo que todos sabemos pero que nunca deberíamos olvidar. Andalucía es un gran pueblo, de hombres y mujeres dignos, un pueblo de raíces profundas y de robusta personalidad.

Sabemos qué meta queremos alcanzar: una sociedad cada día más justa, cohesionada, innovadora, capaz de generar riqueza y empleo, y donde cada persona y cada familia pueda desarrollar su proyecto de vida con libertad y prosperidad.

Sabemos qué camino queremos tomar: de la mano junto al resto de comunidades de España, en libertad, respeto y solidaridad.

Y tenemos la fuerza de Andalucía para recorrer ese camino y alcanzar esos objetivos. Como presidenta de la Junta de Andalucía, les garantizo honestidad, esfuerzo y determinación, al tiempo que les pido su ayuda para sacar nuestra tierra adelante.

Felices fiestas, gracias por su atención y buenas noches.