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Bienestar en el tiempo de ocio

El turismo de salud y belleza, que atrajo a 600.000 viajeros durante 2011, se distribuye entre los establecimientos con centros SPA, balnearios y baños árabes

24/08/2012
Baños árabes.

Baños árabes.

El ritual del baño, el interés por la estética y la búsqueda del bienestar han tenido una gran importancia en los usos y costumbres de diversas sociedades y en distintas épocas, más allá del mero aseo personal. Para las civilizaciones antiguas de Egipto, Grecia y Roma, el baño adquiría connotaciones ligadas no sólo a la religión sino también a la medicina, que se entrelazaban con el placer, la diversión y la ostentación de la riqueza. También los árabes, con el ritual del hamman, han desempeñado un papel significativo en la tradición cultural de limpiar el cuerpo y relajar el espíritu. Estos pueblos inauguraron una práctica que hoy hemos heredado como una manera de disfrutar del tiempo de ocio que toma forma en el turismo de salud y belleza.

Así, este segmento viene experimentando desde hace algunos años un auge significativo a nivel mundial, en primer lugar, porque se basa en una serie de recursos limitados a un espacio, lo que propicia la diferenciación y la exclusividad de un destino. En segundo lugar, por la creciente preocupación por la vida saludable y el bienestar, y por último, por sus implicaciones lúdicas y sociales, un aspecto hasta ahora poco desarrollado en esta actividad, que se asociaba exclusivamente a la mejora de la salud.

En el caso de Andalucía, esta tendencia ha propiciado un incremento de la oferta disponible, de modo que es una de las tipologías que mayor crecimiento está teniendo en los últimos años, lo que, además, está permitiendo que el destino ocupe una posición cada vez más destacada en el conjunto nacional. De hecho, un estudio elaborado recientemente por la Consejería de Turismo y Comercio refleja que el turismo de salud y belleza atrajo a 600.000 viajeros durante el ejercicio 2011, lo que supone ya un 3% del total de las llegadas que recibió la comunidad.

Este segmento destaca, sobre todo, porque presenta un gasto y una estancia media superiores a los del resto de visitantes. En este sentido, el citado estudio pone de relieve que estos turistas permanecieron en la región andaluza una media de diez días, uno más que el promedio del total de viajeros, y que el desembolso medio diario fue de 72,01 euros, superior en casi 12 euros al conjunto. En este capítulo, la restauración (33%) y los tratamientos de salud y belleza (22%) sumaron más de la mitad del presupuesto en destino, mientras que el alojamiento supuso el 19%.

El Gobierno andaluz pone en marcha desde hace algunos años políticas para reforzar el posicionamiento de Andalucía en esta actividad que han estado enfocadas a aumentar la oferta hotelera y la complementaria, a la mejora de la comercialización y al desarrollo de sinergias con otras áreas productivas. Así, se pueden mencionar proyectos como la Iniciativa de Turismo Sostenible (ITS) Villas Termales de Andalucía, destinada a reforzar la competitividad de 15 municipios de cinco provincias a través de la ampliación y modernización de balnearios.

Otra apuesta destacada ha sido la inclusión de un apartado propio en la Comunidad Turística (www.andalucia.org), con todas las instalaciones y servicios disponibles. En la actual legislatura, la Consejería de Turismo y Comercio tiene previsto incorporar en el Plan de Marketing 2012-2016 medidas específicas para impulsar este segmento que, además, ocupará un papel destacado en el nuevo Plan Estratégico contra la Estacionalidad.

Oferta

La oferta andaluza de turismo de salud y belleza se distribuye en hoteles con servicios o centros SPA, balnearios y baños árabes. Muchos establecimientos hoteleros han adecuado sus instalaciones y han contratado al personal necesario para ofrecer a sus huéspedes una prestación completa de relax, como complemento a las comodidades fundamentales que un hotel debe prestar.

Por su parte, los balnearios y villas termales, enclavados muchos de ellos en entornos o parajes naturales, aportan a los visitantes diversas técnicas basadas en aguas minero-medicinales, instalaciones apropiadas para realizar tratamientos adaptados a cada perfil y equipos médicos especializados. Y, por último, los baños árabes (hammam) suelen estar ubicados en instalaciones con siglos de antigüedad -que se han rehabilitado o incluso ampliado con salas de masajes y tetería-, en las que se recupera la tradición del disfrute del agua en diferentes piscinas.

No obstante, aunque existe esta amplia gama de instalaciones, el 65% del total de la oferta de servicios de salud y belleza se proporciona en hoteles y son los de mayor categoría los que más concentración presentan. De este modo, el 90% de los establecimientos de cinco estrellas ofrece este producto, porcentaje que en el caso de los de cuatro estrellas se sitúa en torno al 50%. Por su parte, entre los de tres estrellas es del 20%.

Del total de alojamientos hoteleros de la comunidad andaluza, casi el 14% proporciona servicios de salud y belleza. Málaga es la provincia que ocupa la primera posición en cuanto a la oferta de este tipo de establecimientos, al concentrar el 33% del global del destino. A continuación, se sitúan Cádiz y Granada, que suman cada una el 16% de los hoteles que disponen de estos tratamientos. Precisamente sobre este aspecto, hay que destacar que se trata de un turismo mayoritariamente hotelero porque el 82% de los viajeros que llegaron para disfrutar de servicios de salud y bellaza usaron estos alojamientos, lo que supone 12 puntos por encima del conjunto de visitantes. En un porcentaje similar, los visitantes pernoctan en el mismo hotel en el que reciben los tratamientos.

Tradición e innovación

Las instalaciones andaluzas ofertan una amplia gama de servicios que varían desde los más tradicionales, como los baños, el peeling, el hidromasaje, las duchas, los chorros, los masajes, las saunas o las grutas naturales, a otros métodos curativos avanzados como algoterapia, aplicación de cataplasmas de barro, fototerapia, crenoterapia (uso de aguas y fango), clapping (técnica fisioterapéutica manual que se aplica en el tórax), aromaterapia, cavitosonic (ondas ultrasónicas), ionización (corrientes galvánicas), ozonoterapia o reflexología.

No obstante, las actividades de salud y belleza más habituales son los baños (23%), junto con los masajes (14%) y la ducha  (17%), con una media de 5,5 tratamientos por persona. Asimismo, otra de las características de este segmento turístico es la mayor presencia femenina, puesto que el 57% de las llegadas corresponde a mujeres, cinco puntos sobre la media.

Otro aspecto destacable es su vinculación con otras tipologías y su impacto sobre la oferta complementaria, ya que, además de disfutar de los tratamientos de salud y belleza, el 45% de los visitantes aprovecha su estancia para disfrutar del sol y de la playa, el 20% para conocer la gastronomía y el 15% para realizar actividades relacionadas con la naturaleza, entre otras.

Turistas fieles

También es un segmento que contribuye de forma notable a la fidelización de los turistas, ya que el 70% de los viajeros que eligieron Andalucía el pasado año como destino de salud y belleza ya había estado por el mismo motivo en los últimos cuatro años y el 60% había pasado sus últimas vacaciones en la comunidad disfrutando de estos servicios. Además, el 77% tiene intención de volver, entre los cuales, la gran mayoría pretende disfrutar de nuevo de los servicios y tratamientos disponibles en la oferta andaluza, lo que desmuestra que durante su estancia se han sentido satisfechos.

Finalmente, hay que subrayar que la valoración media que realizan los turistas en cuanto a los servicios recibidos y las instalaciones de salud y belleza en el destino Andalucía es de notable alto, con 8,7 puntos sobre diez. Todos los conceptos analizados alcanzan puntuaciones superiores al 8,5, destacando por encima de la media la limpieza, con un nueve, y las infraestructuras e instalaciones, con 8,8 puntos. En cuanto al uso de internet, el 56% de los viajeros lo utilizó para realizar consultas, reservas o compras relacionados con el viaje, un porcentaje similar al del resto de visitantes.