Raimundo Amador Fernández nació en Triana y creció en las 3000 Viviendas (barrio no oficial de Sevilla, que incluye seis barrios y que forma parte del Polígono Sur). Con su hermando tocó en tablaos como Los Gitanillos frente a Camarón, Los Chichos, Las Grecas,… Entre las colaboraciones destacan las realizadas con Lole y Manuel, Kiko Veneno, Enrique Morente o Björk entre un largo etc. Participó en “La Leyenda del Tiempo” de Camarón. La fama le llevó junto con su hermano Rafael y Kiko Veneno a crear en 1975 el grupo Veneno, con el que editaron un solo disco, homónimo, en 1997.
Pero entre todas las colaboraciones destaca su amistad con B. B. King que, junto con Andrés Calamaro, estuvo en su primer disco, “Gerundina” (1995) donde además de tocar la guitarra se abría su faceta de cantante, y que sería un gran éxito. Luego, se incorporó al proyecto “Palabra de guitarra” (1995) y Palabra de guitarra latina” (1997), en una larga gira. El segundo álbum fue “En la esquina de Las Vegas” (1997), y seguidamente “Noche de flamenco y blues” (1998), “Un okupa en tu corazón” (2000), “Isla Menor” (2003), “Mundo Amador” (2005), y “Medio hombre medio guitarra” (2010) el último hasta ahora y del que dijo era “el disco más artesano, personal y maduro” de su carrera.
Mito vivo de la música española en general y de la guitarra en particular, artista versátil, colaborador compulsivo tanto con estrellas emergentes como con consagradas y hombre simpático que ha sabido ganarse el respeto de la inmensa mayoría de sus compañeros de profesión. Raimundo Amador es sin duda un grande... a pesar de su escasa estatura.
Sus logros son numerosos: consiguió fusionar de forma exquisita flamenco y blues ya a mediados de los 70, primero con el trío que formó junto a su hermano Rafael y junto a otro gigante de la música en español, Kiko Veneno. Más tarde, a medias con su hermano, con Pata Negra, dúo que hizo el que seguramente es uno de los mejores discos grabados en el país, el mestizo ‘Blues de la frontera’. Una y otra formación abrieron y siguen abriendo espacio para que pasen otros muchos.