Mi padre decía que todas sus películas eran musicales. Algo que extrañaba a los que no habían trabajado con él, porque solía sorprenderles más su potencia fotográfica y su dominio del relato a través de la cámara, que la música. Pero era absolutamente cierto. Para él la música era el personaje que acababa de dar la forma final a la obra, el que debía soportar con su carácter las emociones que movían el relato. Bueno, la música y la danza, porque esa dupla era la que le entusiasmaba.
Le propuso entonces a Salomón Castiel, amigo y cómplice, que se debería hacer “algo” relacionado con Picasso y su etapa de colaboración con la compañía de Ballets Rusos de Diaghilev. Porque Picasso se junta con varios intelectuales de gran categoría que han decidido romper con las convenciones del teatro tradicional. Es en 2022 cuando finalmente se puede arrancar el proyecto, con el respaldo de la Junta de Andalucía y el patrocinio de la Fundación Unicaja, cuyos responsables se volcaron desde el primer minuto con el proyecto.
Mi padre y yo nos ponemos a trabajar inmediatamente en él. En ese momento está delicado de salud, pero fenomenal de la cabeza, y este proyecto pasa a ser su mayor ilusión. Trabajamos en su casa de Collado en el guion musical, que es la clave para el espectáculo y cuando tiene algún problema físico más serio, seguimos en el hospital. La idea va tomando forma y él insiste en que es fundamental introducir el flamenco en el espectáculo: primero porque es un arte que ama profundamente y como buen aragonés, eso basta. Y segundo porque considera que es la música y el baile más moderno que tenemos, y el único con la capacidad de romper con lo establecido/conocido; una idea muy “picassiana” y que conecta con el tema de fondo del espectáculo: la fuerza creativa que nace de la ruptura con lo tradicional.
Durante esos encuentros, mi padre me decía que no se iba a morir mientras tuviese imaginación, porque eso es lo más importante de todo: la imaginación. Pero “la mente propone, y el cuerpo dispone”, y finalmente el cuerpo dijo que “no” y se marchó suavemente una noche de febrero. Pero su trabajo ha puesto en marcha el talento y el alma de un equipo de gente excepcional que ha conseguido llevar adelante sus ideas y levantar una magnífica obra. Un equipo entregado al cien por cien, consciente de que ahora no se trataba sólo de homenajear a un genial pintor, sino también a un gran director de cine. Estoy convencido de que él estaría encantado con el resultado obtenido, y que se sentiría enormemente orgulloso del trabajo que se presenta ahora al público.
Carlos Saura Medrano
OFICINA DEL PROGRAMA 'LORCA Y GRANADA EN LOS JARDINES DEL GENERALIFE'.
TEATRO ALHAMBRA
Calle Molinos, 56 18009 Granada
Tfn. 958 028 000