Aprendiendo Flamenco en la Escuela de Adultos

  • Experiencia desarrollada con alumnas de la escuela de adultos de Doña Mencía de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y setenta años.
  • No conocían el Flamenco y lo consideraban algo lejano y aburrido. Hemos trabajado durante siete cursos escolares consecutivos junto a profesores del Conservatorio Superior de Música de Córdoba.
  • Galardonados con el primer premio Flamenco en el aula 2021, consideramos que el mejor premio ha sido descubrir el universo infinito del Flamenco y aprender a disfrutarlo.
Juliana Moreno Polo
S.E.P. Juanita La Larga, Doña Mencía (Córdoba)

 

APRENDIENDO FLAMENCO

Así se llama el proyecto desarrollado en la escuela de adultos “Juanita La Larga" de Doña Mencía (Córdoba) durante los últimos siete cursos escolares. Aprendiendo, en gerundio, porque es algo que no hemos terminado de hacer. Sin embargo, el trabajo de estos años ha conseguido despertar el interés suficiente para seguir escuchando, investigando y acercándonos al Flamenco.

Nuestro pueblo cuenta con muchos aficionados a este arte y hace cincuenta años se celebra la llamada vendimia flamenca. Fue en la antesala del festival del verano de 2014 cuando viví una experiencia que me hizo cambiar la percepción que tenía sobre el Flamenco.

En el libro El Principito se dice que no se ama lo que no se conoce. Es verdad. Ni se ama ni se le presta atención. Muchas veces había acudido a eventos de Flamenco sin escuchar; me limitaba a oír.

El maestro y flamencólogo Juan Ortega Chacón presentó el acto con tal vehemencia y pasión que esa noche empecé a prestar atención al espectáculo de otra manera: a escuchar las letras, a observar las diferencias entre un tipo u otro de cante y se despertaron en mi las ganas de conocer el arte que transmite penas y alegrías entre risas, lágrimas, palmas o jaleos.

Decidí esa noche que me encantaría aprender Flamenco y que también pudieran hacerlo mis alumnos.

Cuando dio comienzo el curso escolar 2014-15, hacía poco tiempo que el Flamenco se había declarado patrimonio inmaterial de la humanidad y propuse a todo el alumnado que era una ocasión perfecta para acercarnos a este arte y aprender sobre él. La mayoría respondió “No me gusta, me aburre, no lo entiendo”.

Finalmente, con bastante desconfianza, algo de curiosidad, cierta reticencia y algo de interés, se consideró aprobada la propuesta para aprender Flamenco en nuestra escuela de adultos, en el grupo formado por mujeres de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y setenta años.

Entonces llegó el momento de hacerme la gran pregunta... ¿Cómo pretendía yo enseñar flamenco si no sabía nada de este arte?

Este trabajo suponía un gran desafío; yo no podía enseñar flamenco sin saber, pero sí era capaz de trabajar lo que hiciera falta si contaba con el respaldo y asesoramiento de personal cualificado y experto. Ganas e ilusión no me faltaban.

¿…Y donde estaban los mejores profesionales? Sin duda en el Conservatorio Superior de Música 'Rafael Orozco' de Córdoba. Resultaba imprescindible contar con el apoyo y respaldo profesional riguroso que estos profesores podían prestar.

No tenía el gusto de conocer personalmente a Mª Jesús García , profesora de flamencología. y fue una verdadera suerte poder hacerlo porque desde el primer momento acogió con interés la propuesta. Ella ha sido, durante siete cursos escolares consecutivos, la persona que ha coordinado el grupo de trabajo entre profesorado del conservatorio y nuestra escuela de adultos.

La idea siempre ha sido ofrecer contenidos y actividades lo suficientemente sencillos y atractivos para que cualquier persona inexperta se sintiera interesada y entusiasmada por ellos y, al mismo tiempo, que fueran lo suficientemente rigurosos para que cualquier entendido en la materia que los consultara no encontrara incongruencias en los mismos.

Así empezamos el viaje, haciendo camino al andar, ya que el guión, cambios y adaptaciones las hemos ido haciendo juntas todo este tiempo.

Desde el primer momento, los alumnos disponían de unos apuntes. Estos se preparaban con la información que enviaba Mª Jesús y que yo les adaptaba (sin ningún tipo de noción en lenguaje musical).

Las primeras clases fueron solo teóricas: El origen de la palabra Flamenco, premisas históricas, cafés cantantes, ópera flamenca, Concurso de Granada de 1922… También trabajamos conceptos básicos de métrica, ya que las letras del flamenco se escriben en verso.

Consideré imprescindible contar con la cercanía de una persona que tocase la guitarra para enseñarnos a marcar el compás, reconocer los distintos palos y que trabajara con nosotras la parte práctica. Afortunadamente, Enrique Ordoñez, un amigo guitarrista, ha estado todos estos años acompañándonos en nuestras clases prácticas.

Doña Mencía es un pueblo olivarero. Antiguamente, en un mismo olivar, había olivos de distintas castas (plantados así a propósito porque unos maduraban antes que otros). Se hacía la recolección empezando por los olivos más mollares (más fáciles de varear). Hemos seguido este símil para aprender flamenco: en el árbol del cante flamenco hemos empezado por lo más mollar, lo más atractivo, lo más conocido y sencillo: los fandangos.

Después pasamos a los tangos, las bulerías, los cantes que se hacen circunscritos a determinadas épocas del año (saetas, campanilleros, alboreá…) llegando al final del primer curso escolar, que culminó con un concierto ofrecido por profesores del Conservatorio.

En este primer curso de trabajo pudimos disfrutar de un taller de palmas, organizado por el CEP  para profesores, pero impartido en nuestro centro para dar la posibilidad de que asistieran los alumnos que estaban aprendiendo flamenco. Sin duda, resultó un maravilloso estímulo.

Esto fue posible gracias a Miguel Calvillo, el asesor de los grupos de trabajo de adultos que desde el primer momento apostó por este proyecto innovador. También organizó en dos ocasiones jornadas de intercambio de experiencias en el CEP, donde acepté encantada su invitación para compartir la experiencia con los compañeros, algunos de los cuales se animaron también a enseñar flamenco en sus aulas.

Sin embargo, al comenzar el siguiente curso escolar, y ya que se había trabajado lo más sencillo, convinimos que abordar los distintos palos (soleá, seguiriya, cantes a palo seco, cantes de ida y vuelta, cantiñas….) requería un rigor que solo los profesores especialistas podían impartir.

A partir de este momento, varios profesores se preparaban una ponencia que impartían a los alumnos. El resto del trimestre trabajábamos sobre la misma y practicábamos escuchando ese tipo de cantes con la guitarra de Enrique y escuchando las audiciones que nos sugerían.

Así ha sido desde entonces, con unos excelentes resultados de implicación y motivación (tanto por parte de  los profesores como de los alumnos). Ha sido un auténtico privilegio contar con estas ponencias. Además de contar con su explicación teórica sobre el tema en la cuestión que les ocupaba, disfrutábamos de su cante, acompañado  siempre por la guitarra de otro profesor.

Además de las ponencias sobre los distintos palos, hemos tenido otras sobre la guitarra y los guitarristas, la mujer en el flamenco, grandes cantaores…

Sesenta y cuatro profesores a lo largo de estos siete cursos hemos formado parte de este especial grupo de trabajo.

Se ha quedado en el aire (me acabo de jubilar hace un mes) el proyecto de editar todos los apuntes que hemos trabajado estos años. Creo que sería interesante porque permitirían a otros compañeros contar con una base teórica clara, sencilla y atractiva para adaptar a cualquier perfil de alumnado sin nociones previas de música o flamenco. Queda hecha la propuesta...

La idea de la sistematización del trabajo en un pequeño manual nos rondaba hacía varios años. Esta fue la razón por la que el pasado curso escolar se integrara en el proyecto José Tomás Pérez, profesor de la escuela de artes “Mateo Inurria”, que ha preparado unas magníficas ilustraciones flamencas.

Al principio, estas ponencias del profesorado del Conservatorio eran solo para los alumnos de flamenco; sin embargo, hace cinco años se hicieron abiertas a todo el alumnado. Esto fue un gran acierto porque algunos de estos alumnos fueron incorporándose a las clases para aprender flamenco. 

Hemos celebrado todos los años el Día del Flamenco y en el Día de Andalucía y la fiesta de fin de curso hemos compartido nuestros cantes y avances con el resto de alumnos del centro.

El pasado mes de junio cerramos el curso con un espectáculo flamenco en la casa de la cultura abierto a toda la población.

En estos últimos tiempos tan difíciles marcados por la pandemia, el flamenco ha supuesto un estímulo y aliciente positivo porque hemos hecho audiciones y continuado trabajando de forma telemática.

El pasado mes de noviembre nos encontrábamos con cierre perimetral y los profesores no pudieron venir a hacer la ponencia prevista. En esas circunstancias adversas, los alumnos se convirtieron en protagonistas. Se encargaron de preparar semblanzas desde casa sobre cantaores famosos, que luego expusieron para el resto de sus compañeros. Sin duda la experiencia más interesante en este tiempo adverso. Se recogieron en un cuadernillo de cincuenta y cinco páginas con todas estas semblanzas de veinte cantaores y cantaoras famosos.

Esta actividad ha cubierto muchos objetivos. Ha servido para vencer el miedo a hablar en público, para valorar el trabajo que supone resumir, adaptar  y preparar determinada información, haciendo uso de las nuevas tecnologías.

También recogimos grabaciones de treinta y seis romances con alumnado del centro.

Creo que lo que hemos conseguido en estos siete años supera con creces la mejor de las expectativas que hubiéramos podido tener al inicio del trabajo.

Muchísimas gracias a todos los profesores, alumnos y amigos que han permitido hacer posible este sueño: pasar de considerar el flamenco algo aburrido a enamorarnos del mismo. Es posible.

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