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Informe de
Medio Ambiente en Andalucía
Emisiones de gases acidificantes y eutrofizantes
La emisión de gases acidificantes a la atmósfera (óxidos de azufre -SOx-, óxidos de nitrógeno -NOx- y
amoniaco -NH
3
-) regresa a la superficie directa o indirectamente, tras haber sufrido una transformación
química (ácido sulfúrico o nítrico, sulfato de amonio, nitrato amónico) provocando grandes daños a los
ecosistemas naturales sensibles a la acidificación. Son contaminantes de fácil dispersión y permanecen
en el aire durante varios días por lo que pueden ser transportados a largas distancias. Estos gases son
determinantes en la formación de partículas secundarias. Entre ellos, preocupa especialmente el amoniaco
ya que se trata de un gas precursor de las partículas más perjudiciales para la salud (PM
2,5
).
Los gases eutrofizantes (NOx y NH
3
) son aquellos que favorecen la eutrofización en las masas de agua
superficiales, proceso por el cual el agua sufre un enriquecimiento anormal de nutrientes dando lugar a
efectos adversos como la pérdida de calidad, descenso de oxígeno, aparición de toxinas, etc.
Los efectos de los óxidos de azufre (SOx) empeoran cuando el dióxido de azufre se combina con partículas
o con la humedad del aire, ya que se forma ácido sulfúrico, y produce lo que se conoce como lluvia ácida,
provocando la destrucción de bosques, vida salvaje y la acidificación de las aguas superficiales.
En el periodo comprendido entre 1990 y 2014, el comportamiento de estos gases es desigual dado que
tanto los óxidos de azufre como los de nitrógeno vienen experimentando una tendencia decreciente, más
acusada a partir del año 2007. Por el contrario, la evolución que experimentan las emisiones de amoniaco
en Andalucía es negativa. Si bien la tendencia negativa de dichas emisiones es algo menos acusada en los
últimos años del periodo, los valores casi siempre han sido superiores a los registrados en el año 1990 (en
2014, las emisiones de amoniaco son un 2% superiores a las de 1990 y superan en cuatro puntos a las
registradas en 2013). Es decir, no conseguimos reducir nuestras emisiones de amoniaco.