IMA 2016. Informe de Medio Ambiente en Andalucía - page 268

Informe de
Medio Ambiente en Andalucía
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Vegetación y entornos urbanos: beneficios milenarios
Las plantas son un elemento usual en la
configuración del sistema urbano desde el inicio de
las primeras civilizaciones. Mientras que en el ámbito
rural, la agricultura las adoptó con fines clara y
puramente materialistas, el urbanismo las incorporó
con otros fines algo más difusos y difíciles de
cuantificar, como estéticos y sensoriales, artísticos,
culturales e incluso espirituales, o sencillamente
porque crecían de manera espontánea. Hoy en día,
en lugares como Córdoba, una ciudad donde los
elementos verdes tienen un importante lugar en el
espacio urbano, la sensación generalizada entre el
ciudadano es que las plantas y jardines mejoran la
calidad y habitabilidad de los pueblos y ciudades.
Sin embargo, existe cierta confusión e incluso
desconocimiento a la hora de concretar cuáles son
dichos beneficios, hasta el punto de quedar en
ocasiones sepultados por sus propias desventajas.
Existe más de una razón por la que podemos
justificar la presencia de arboles en calles, todo
tipo de vegetales en jardines públicos y privados,
o plantas en las macetas de nuestro patio. Casi
todo el mundo estaría de acuerdo que hacen
más bellos nuestros pueblos y ciudades, y dan
sombra a calles y espacios donde estar, caminar
o hacer deporte. Por otra parte, en las ciudades
modernas, los elementos vegetales han adquirido
nuevas funciones, sobre todo las relacionadas
con la disminución de la contaminación, aunque
no siempre están exentos de problemas, en
ocasiones muy mediatizados y controvertidos.
Mantener arbolado y jardines supone un coste
importante para la Administración local, tanto
en recursos humanos como materiales, entrando
los requerimientos hídricos en competencia con
otras necesidades de la ciudad o la agricultura. Las
plantas son elementos vivos, no siempre previsibles,
cuyas raíces en ocasiones dañan aceras, tuberías y
edificios, provocan accidentes por caída de ramas,
alergias respiratorias y cutáneas, apantallan la vista
a edificios singulares y paisajes urbanos y atraen a
todo tipo de insectos y pájaros.
En resumen, existe una valoración vaga sobre el
papel positivo de las plantas en los núcleos de
población, más en el ámbito espiritual que en
el material, difícil de cuantificar y envuelto en el
intangible y ajado concepto de sostenibilidad, y sin
embargo, una idea muy clara sobre las desventajas
y gastos que suponen (más de 2.700.000 euros en
2014 en la ciudad de Córdoba). Un escenario de este
tipo donde la banalidad de las zonas verdes cobra
fuerza, es sumamente peligroso, ya que orienta a las
administraciones locales a disminuir los esfuerzos
dedicados a su promoción y mantenimiento.
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