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Intervención del presidente de la Junta de Andalucía en el acto de entrega de nombramientos y distinciones de la Diputación de Granada

30/11/2009
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Es para mí una satisfacción presidir esta entrega de nombramientos y distinciones de la Diputación de Granada.

Una satisfacción y un orgullo, porque de ella se desprende el reconocimiento a personas e instituciones que simbolizan los mejores valores de nuestra sociedad.

Ejemplos de empeño, de talento y excelencia en sus respectivos ámbitos profesionales; en la actividad social, y en el ejercicio de las responsabilidades institucionales. Pero, sobre todo, son andaluces y andaluzas que han sentido esta tierra como la raíz que ha nutrido sus carreras y aspiraciones vitales.

Así ha sucedido con tantos otros y otras que han conformado la ilustre nómina de pensadores, poetas, músicos, artistas y profesionales que nacieron, vivieron y dejaron el testimonio de su ingenio, creatividad y entrega profesional.

Me gustaría compartir con todos ustedes el recuerdo y la figura de ese gran hombre que fue Francisco Ayala, a cuyo homenaje me sumo en nombre de todos los andaluces.

Ayala fue un testimonio, es un testimonio, de lucidez, sabiduría, humanidad y generosidad con la vida.

Un hombre universal, de soberbia biografía y contribuciones imprescindibles, que llevó a Granada prendida en su pluma a lo largo de toda su extensa y profunda travesía creativa.

Granada es una ciudad abierta y acogedora. Una ciudad única. Esto se suele decir, es verdad, de todas las que llevamos en el corazón. Y no es un tópico.

Pero Granada es, además, una huella para todos cuantos son sensibles a la realidad. Para quienes viven con todas las puertas abiertas al conocimiento y a las experiencias sensoriales. Para cuantos quieran sentir la huella profunda de distintos pueblos y diferentes civilizaciones, enlazadas en ese patrimonio común que es el de la humanidad.

Y el flamenco ha de formar parte de ese patrimonio inmaterial de la humanidad porque, a lo musical, une la expresión de sentimientos compartidos por todos los seres humanos. Una forma de hacerlos íntimos en el lenguaje más común de todos: la música.

Es, sin duda, una de nuestras principales señas de identidad. Y en esas señas, que lo son de Granada y de Andalucía en su conjunto, hay un intérprete que forma parte del acervo más legendario del flamenco: Enrique Morente.

Y lo es por su brillante trayectoria y por ser uno de los creadores que han sabido respetar las raíces de este arte para proponer nuevas aportaciones contemporáneas al universo único del flamenco.

Morente es referencia de la vanguardia de un arte al que ha legado un inigualable patrimonio de experiencias. El presente y el futuro del flamenco no se entendería sin su contribución.

Mi más sincera enhorabuena por esta distinción.

Y también, con la misma intensidad, mi más cordial felicitación a Augusto Méndez de Lugo.

Augusto entiende bien lo que puede significar en Granada el "síndrome de Stendhal". Lo difícil que es sustraerse al enorme potencial de belleza con el que te atrapa esta ciudad.

Para ser nombrado Hijo Adoptivo de Granada se ha tenido en cuenta, además, su dilatada y brillante trayectoria como jurista.

El mundo del derecho es un mundo que pretende convertir la controversia en concordia.

Granada es la Andalucía donde la ciencia y el derecho adquieren su pleno significado, la sede y la promoción de las dos disciplinas que han de ser compañeras permanentes del progreso.

Augusto ha sido impulsor de una de ellas y su más alto representante. Su compromiso con la justicia y con Granada son razones más que suficientes para un reconocimiento que viene a certificar su "alma de granadino" y a reconocer su inestimable aportación a la convivencia.

Estimado Augusto, enhorabuena.

Todos los premiados, todos aquéllos que hoy reciben este testimonio de gratitud de los granadinos, son una cara de Andalucía que debería ser "la" cara de Andalucía.

Todos hemos de tener la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños. Éste ha de ser el fundamento de la convivencia, la razón por la que vivimos en sociedad y por la que aspiramos a un futuro mejor.

Pero no solo basta con que tengamos esas oportunidades. Es necesario además que nuestros sueños merezcan la pena. Y eso solo lo puede conseguir la educación. Una sociedad avanza, se hace más libre y más próspera en la medida en que nuestra libertad sea algo más que hacer lo que nos venga en gana. En la medida en que la libertad de cada uno consista en buscar la manera óptima de crecer y hacer mejor aquello que siempre quiso llevar a cabo.

Como Mariola Cantarero, con su voz. Se dio a conocer en uno de los concursos Alfredo Kraus y su carrera, tan bien administrada y elegida como lo haría el maestro canario, está siendo una historia de éxitos. Su excepcional Ninetta en el Festival de Pésaro de hace dos años convirtió aquel acontecimiento musical que recuerda a Rossini en algo inolvidable. Desde entonces, la Cantarero se ha convertido en una referencia ineludible. Sus sobreagudos, sus filados, su fuerza interpretativa y su edad la hacen ver como la sucesora más clara de la Gruberova.

Los granadinos, andaluces y españoles nos sentimos orgullosos de su excelencia.

Justo Navarro es un hombre de letras. No sé si es más admirable como novelista, como traductor o como periodista. Cualquiera de esas manifestaciones de su expresión literaria le hacen merecedor de nuestro reconocimiento. Si me lo permiten, yo querría rendir en él un homenaje a quienes en sus traducciones nos han regalado la lectura de grandes obras universales. Traducir es muchas veces una traición. En el caso de los buenos traductores como lo es Navarro, una creación. Un auténtico regalo.

Todos cuantos son reconocidos en este acto, son, en definitiva, andaluces de referencia; seres humanos a los que conviene mirar cuando proyectamos una ambición compartida, una empresa común: la de hacer de nuestra tierra un espacio de convivencia y de democracia avanzada. Y esto, este reconocimiento, esta referencia, forma parte también de lo que entiendo por educación.

Hablo de un compromiso por la convivencia, el progreso, el respeto y la responsabilidad.

Hablo de ciudadanos e instituciones cada vez más conscientes y mejor preparados que han desplegado todo su potencial y todas sus capacidades para ayudarnos con su experiencia a construir entre todos una Andalucía de futuro; más capaz, más sostenible, más habitable y más moderna.

Hablo de esa Andalucía que, con personas como las que hoy se premian, se hace mucho más hacedera.

Y en este aspecto, querría destacar la merecida Medalla de Oro al Consorcio Parque de las Ciencias.

Un referente internacional en la formación y divulgación de la ciencia y uno de los pilares básicos del turismo científico.

Felicidades a su director, Ernesto Páramo, y a cuantos conforman este importante proyecto para Andalucía.

Quiero felicitar igualmente a José Manuel Ruiz, Tomás Piñas y Manuel Ángel Martín.

Tres excelentes deportistas granadinos que llevaron a los Juegos Paralímpicos de Pekín de 2008 los mejores valores deportivos y, sobre todo, la mejor muestra de lo que es el esfuerzo y la superación personal.

Mi más sincero reconocimiento.

Quiero hacer también un expreso reconocimiento a la práctica del diálogo y el consenso presente en estos premios.

Así, es destacable el desarrollo de una cultura emprendedora e innovadora, y la búsqueda de un progreso equitativo y solidario, como el que han desarrollado los municipios de Orce y Galera fomentando y difundiendo sus relevantes yacimientos paleontológicos.

Y, por supuesto, el Puerto de Motril, uno de los principales motores de desarrollo de la costa tropical de la provincia de Granada.

A todos, mis felicitaciones.

En diferentes ámbitos y desde distintas perspectivas, son ustedes un modelo a seguir.

Sus excepcionales trayectorias de dedicación personal contribuyen, sin duda, a construir una sociedad más moderna, próspera y solidaria.

Valores como el tesón, el talento y la excelencia son imprescindibles para conformar un modelo de sociedad sostenible, en lo económico y también en lo social y medioambiental.

Granada, como antes dije, ya trabaja en ese modelo y atiende de manera prioritaria a la educación, la salud, y la investigación y la innovación como importantes instrumentos para avanzar.

Granada cuenta, además, con un importante proyecto de futuro. La conmemoración del Milenio de la Fundación del Reino de Granada abre numerosas expectativas y concreta una serie de proyectos de gran calado económico, social y cultural.

La pasada semana se ratificaba el convenio de constitución del Consorcio del Milenio, lo que supone la puesta en marcha de distintas actuaciones e inversiones.

La construcción del Parque del Milenio; el Gran Espacio Escénico de la Ciudad de Granada, y un programa de exposiciones y eventos relacionados con la efeméride se han de sumar a la importante inversión estatal que tiene la celebración del Milenio en 2013 como horizonte para la puesta en funcionamiento de la alta velocidad.

Una infraestructura vital para la proyección al exterior de Granada, a la que se añadirá el trazado de la línea 1 del Metro, que transformará la movilidad del cinturón metropolitano.

La ampliación del Parque Tecnológico de la Salud; la finalización en los próximos meses del Hospital Virgen de la Nieves, del Centro García Lorca, o la próxima construcción de la Ronda Este, son referencias de una ciudad que trabaja y mira al futuro.

Pero esta forma de hacer ciudad, de hacer Granada no es suficiente si no se ve enriquecida con valores sociales de referencia. Facilitar la movilidad es importante, pero aún más es saber dónde queremos ir, tener metas y saber que las que nos fijamos podemos alcanzarlas.

Y aquí no cabe otra actitud que el compromiso de una sociedad con sus mejores valores. Por eso, es tan importante la referencia social del premio.

Supongo que para los premiados es un honor y una alegría recibirlos. Pero para la sociedad que los otorga es aún más importante. Porque con los premios señala también sus valores, aquellos con los que quiere fortalecer la convivencia, hacer sociedad.

La crisis financiera internacional nos convoca a todos para salir pronto de sus efectos. Pero también a hacer un ejercicio de autocrítica y saber que las causas que la provocaron no deben volver a producirse. Y hemos de recordar que ha sido el modelo que nos trajo lo que alguien llamó "el final de la historia" el detonante de esta crisis global: la exaltación del individualismo, el concepto de libertad como simple abstencionismo de lo público, la desregulación y el beneficio inmediato; la conversión de un medio de cambio, como es el dinero, en una mercancía, y la preterición de la economía productiva en beneficio de la especulativa.

Una sociedad anuda el lazo social con un compromiso colectivo que se hace fortaleciendo la libertad. Y la libertad se hace fuerte con el conocimiento, la educación y el saber.

Metas sociales sin derogar el impulso individual, el esfuerzo personal y la libertad hacen de la sociedad algo que merece la pena.

Y premiados como los que hoy reciben el reconocimiento de la sociedad granadina son ejemplos que permiten hacer visible cuanto estoy diciendo.

El futuro es nuestro. Será mejor o peor dependiendo de cómo nos situemos en el presente.

Un futuro en el que, desde hoy, todos ustedes forman parte como perfil de lo más sobresaliente de nuestra sociedad.

Enhorabuena a los protagonistas. Y muchas gracias a todos.