Quiero darles la bienvenida a Andalucía y desearles que este encuentro sea cordial y fructífero. Estoy segura de que la hospitalidad de esta ciudad hará más agradable su estancia entre nosotros.

Nos sentimos muy honrados de que este intercambio de experiencias y conocimientos judiciales entre profesionales se celebre en nuestra tierra, que tanto comparte con Iberoamérica.

Son muchos los lazos que unen a España y, en especial, a Andalucía, con Iberoamérica, y que van más allá del compartir una lengua común. En esta ocasión, sin ir más lejos, nos acercan en una tarea tan valiosa y determinante como la de impartir Justicia. Y en esa tarea tenemos que subrayar la importancia de la cooperación internacional en esta materia, ya que pocos valores y servicios pueden elevarse a la categoría de universal.

La Justicia es el garante de nuestro Estado de Derecho y de los derechos y libertades ciudadanas. Su buen funcionamiento es un factor determinante para la calidad de nuestra democracia. Y el valor de su independencia, tan importante siempre, es fundamental como factor equilibrador y corrector con respecto al resto de los poderes del Estado.

La incesante actividad legislativa exige hoy una preparación constante por parte de los profesionales judiciales, que tienen que afrontar una puesta al día continua de sus conocimientos.

Para ello resulta clave una formación permanente y especializada, porque su cualificación y sus conocimientos son pilares fundamentales para una eficaz y justa administración de Justicia. Una formación y un conocimiento que debe fluir con la misma celeridad que los cambios y transformaciones que exige nuestra sociedad, y que reflejan sus leyes y normas.

Por ello, quiero destacar el buen trabajo y los positivos resultados del Aula Iberoamericana, que se ha erigido como un centro de referencia en este campo tanto en América como en Europa. Una formación de excelencia que incide directamente en la calidad del servicio que se presta a la ciudadanía.

Consciente de esto, el Gobierno andaluz ha mantenido y mantiene su firme compromiso con esta preparación específica de nuestros jueces y magistrados. Y lo hacemos pese a la carestía de recursos que hemos sufrido durante los últimos años.

Entendemos que la formación es un factor clave para un óptimo desempeño de la función jurisdiccional. Un instrumento esencial para prestar un servicio esencial como es la Justicia con la mayor calidad y eficiencia.

Y en este punto, quiero resaltar la fructífera colaboración del Gobierno andaluz con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), una cooperación muy estrecha en materia de formación y que se ha consolidado después de muchos años trabajando conjuntamente por mejorar el conocimiento y la preparación de nuestros jueces y magistrados.

En los diez últimos años, cerca de 4.700 jueces, magistrados y fiscales han participado en los más de 160 cursos y actividades formativas en diferentes materias jurídicas que se han organizado en Andalucía en el marco de los planes anuales de formación.

Y, como he dicho, vamos a seguir manteniendo nuestro compromiso por la formación a través de cursos que abordarán diversos aspectos de actualidad en la jurisdicción civil y penal, así como con una actividad destinada a fomentar el conocimiento de las instituciones de la comunidad por parte de los profesionales de la judicatura.

Me gustaría, por ejemplo, poner en valor el trabajo realizado en formación en materia de medio ambiente, una iniciativa pionera que ha supuesto la creación del Foro Permanente de Formación y Estudios Medioambientales del Poder Judicial en Andalucía. Más de un millar de jueces y fiscales han tenido la oportunidad de mejorar sus conocimientos en esta materia tan sensible a través de este foro.

Espero que trabajemos y redoblemos esfuerzos también en materia de violencia de género. El esfuerzo de toda la sociedad en general y, en este terreno, un esfuerzo similar al de la formación en materia de medio ambiente.

Como ven, se trata de herramientas útiles y claves para actualizar conocimientos, profundizar en temas de calado social y, como suele decirse, para estar al día y poder tomarle mejor el pulso a la sociedad y sus asuntos.

En la Justicia están los cimientos del avance de nuestras sociedades, porque es a ella a la que recurrimos para hacer valer esos avances. De su buen funcionamiento, de su independencia, su rigor y su eficacia depende el estado de salud y la calidad de nuestra sociedad y de nuestra democracia. Por tanto, tomemos sus cosas muy en serio porque nos jugamos mucho en este empeño.

Espero que estas jornadas de trabajo sirvan para estrechar lazos más firmes y duraderos con Iberoamérica y para que la Justicia sea cada día mejor y de más calidad, pues de ello dependerá que pueda prestar un servicio todavía mejor a los ciudadanos.

Todos los pasos que demos en ese sentido serán siempre positivos, y en ello redundarán sus estudios, aportaciones y debates de los programas de este Curso. Que les sea provechoso.