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Al igual que para otras poblaciones del reino nazarí, la conquista cristiana supuso una grave

quiebra. Con todo, la capital malagueña vuelve pronto a jugar su papel de importante

ciudad portuaria como estratégica plaza marítima, escala del tráfico entre el Atlántico y el

Mediterráneo y foco de las relaciones con África. Esta posición se afianza en el XVII, cuando

acoge una nutrida colonia mercantil (ingleses, franceses, alemanes, holandeses…) y se llena de

naves para la famosa “vendeja”, el mercado de exportación de frutos (pasas, vinos, limones,

aceite…) de las comarcas circundantes. En el XVIII la bonanza económica se acrecienta,

favorecida, entre otros factores, por la apertura de Málaga al comercio directo con América.

La población malagueña sube de 15.000 almas en la segunda mitad del XVI a más de 50.000 a fines del XVIII al compás

del progreso de la ciudad, que mantiene la impronta islámica, pero experimenta notables cambios. Se edifican la catedral,

iglesias y conventos; la Merced se consolida como área de mercado; el frente marítimo se refuerza, en especial en el

XVIII, cuando se construyen varios castillos y baluartes, y el puerto mejora con la obra del Muelle Viejo, de los siglos

XVI-XVII, y otras del XVIII (Muelle Nuevo, embarcadero, dragado…) hasta convertirse en uno de los puertos mejor

dotados de Andalucía. En los aspectos hídricos se señalan la construcción de los primeros muros en el cauce urbano del

Guadalmedina, el uso de un puente de fábrica y madera, e iniciativas para el abastecimiento como la traída de aguas de

la Trinidad y, desde 1784, de la decisiva puesta en marcha del acueducto de San Telmo.

Málaga a comienzos del XVII

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] A GU A , T E R R I T O R I O Y C I U D A D

MÁ L A G A I N D U S T R I A L Y P O R T U A R I A . 1 8 8 0 [

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]

Los caminos hacia Antequera y Ronda

dan salida a la producción del interior

(aceite, trigo, lana, cueros…) para su

expedición por el puerto malagueño.

Por los Montes se

propaga el cultivo de la

vid para pasas y vino,

mientras a sus pies

se extienden algunos

olivares y secanos para

cereales.

Desde mediados del

XVI, el suministro a base

de pozos se mejora con

las “aguas de la Trinidad”,

conducción de unos

10 km cuyo caudal se

reparte por la ciudad.

Las recurrentes avenidas

del Guadalmedina

impulsan la redacción

de proyectos para

la construcción de

muros de defensa y su

encauzamiento urbano

desde el siglo XVII.

En los alrededores

de Málaga resaltan el

santuario de la Victoria

y los conventos de

Capuchinos y la

Trinidad, éste al otro

lado del río.

El consumo de combustible y el avance de la

agricultura de montaña merma la cobertura

vegetal natural en torno a Málaga.

Málaga es una destacada plaza marítima

y militar, a cargo de la costa andaluza

mediterránea y los presidios españoles en África.

Por la franja de terreno que se ha

formado entre el mar y los Montes

discurre el camino de Vélez Málaga.

El Muelle Viejo, construido entre fines

del XVI y principios del XVII, aumenta la

superficie y la seguridad del puerto, al darle

abrigo frente a los temporales de levante.

Las Atarazanas sirven para la

reparación naval, el almacenaje de

pertrechos y la fundición de artillería.

El comercio marítimo

internacional es el

sector más dinámico de

la economía, junto con

la agricultura y algunas

manufacturas.

El aterramiento debido a los

sedimentos del Guadalmedina

es un problema constante del

puerto de Málaga.

El litoral es un espacio desolado,

jalonado de amenazas y defensas.

Hacia el Guadalhorce sobresale la torre

del Río y al oeste, la de Torremolinos.

Tras los daños causados por la guerra

de conquista, los regadíos del valle del

Guadalhorce y las cercanías de Málaga se

recuperan.

Portada gótica del Sagrario, incorporada a la catedral malagueña.

A la derecha, una imagen idealizada de Málaga a mediados del siglo XVI.

Plano de Málaga por Hércules Toreli, 1694.

Archivo General de Simancas.

A la izquierda, la bahía de Málaga por el cartógrafo Pedro Texeira, 1634.

A la derecha, puente del Guadalmedina, noria y fachada de las Atarazanas,

detalle de un plano de 1720.

Panorama de Málaga en la segunda

mitad del siglo XVI, por J. Hofnagel.