Celebramos el Día Mundial del Teatro

Celebramos el Día Mundial del Teatro

25/03/2017
Andalucía

El Instituto Internacional de Teatro (International Theatre Institute ITI) ha dado a conocer a través de su página web el que será el Mensaje del Día Mundial del Teatro de 2017 de la mano de la actriz Isabelle Huppert:

Desde hace 55 años y siempre en primavera, se celebra el Día Mundial de Teatro. Se trata de una jornada de 24 horas que nace en el territorio del teatro nō y del Buranku, que pasa por la Ópera de Pekín y por el Kathakali, que se demora entre Grecia y Escandinavia, de Esquilo a Ibsen, de Sófocles a Strindberg, entre Inglaterra e Italia, de Sarah Kane a Pirandello, y que pasa  también por Francia, país en el que nos encontramos y cuya capital, Paris, es la ciudad del mundo que acoge al mayor número de grupos de teatro de todos los países. Más tarde, nuestras 24 horas nos trasladan de Francia a Rusia, de Racine y Molière a Chéjov, cruzan el Atlántico para acabar su recorrido en un campus californiano donde algunos jóvenes reinventan quizás el teatro. El teatro, pues, renace siempre de sus cenizas. No es más que convención que hay que derogar incansablemente. Es así como se mantiene siempre vivo. El teatro tiene una vida proliferante que desafía el espacio y el tiempo, las obras más contemporáneas se nutren de los siglos pasados y los repertorios más clásicos se actualizan cada vez que se les vuelve a representar.

Un Día Mundial del Teatro no es por supuesto un día más en nuestras vidas. Es un día que nos hace revivir un inmenso espacio-tiempo y quién mejor que el genial y a la vez discreto dramaturgo francés, Jean Tardieu, para evocar el espacio-tiempo. En cuanto al espacio, él se pregunta cuál es el camino más largo para llegar de un punto a otro… En cuanto al tiempo, sugiere medir en décimas de segundos el tiempo que se tarda en pronunciar la palabra ‘eternidad’. Para medir el espacio-tiempo nos dice: “Ante de dormiros, fijad en vuestra mente dos puntos en el espacio y calculad el tiempo necesario para llegar de uno a otro en sueños”. Me quedo con la palabra “sueños”. Es como si Jean Tardieu y Bob Wilson se hubiesen conocido. Podríamos resumir nuestro Día Mundial del Teatro recordando a Samuel Beckett que hace decir a Winnie en su más puro estilo expeditivo: “¡Oh, este habrá sido un día feliz!” Y pensando en este mensaje que he tenido el honor de elaborar, me he acordado de todos aquellos sueños de todas aquellas escenas. Así, no llego sola en esta sala de la UNESCO, vengo acompañada por todos los personajes que he interpretado en las tablas, de todos los papeles que damos la impresión de haber dejado atrás cuando todo ha acabado, pero que siguen viviendo en nuestro interior de forma oculta, dispuestos a ayudar o a destruir los papeles que les sucederán: Fedra, Araminta, Orlando, Hedda Gabbler, Medea, Merteuil, Blanche Dubois… También me acompañan todos los personajes que he amado y aplaudido como espectadora. Y es así como paso a formar parte del mundo entero. Soy griega, africana, siria, veneciana, rusa, brasileña, persa, romana, japonesa, marsellesa, neoyorquina, filipina, argentina, noruega, coreana, alemana, austriaca, inglesa, soy del mundo entero de verdad. Esta es la auténtica globalización.

En el Día Mundial del Teatro de 1964, Laurence Olivier anunciaba que, tras un siglo de lucha, se había al fin creado en Inglaterra un teatro nacional. Desde el principio él había querido que fuese internacional, al menos por su programación. Ya era consciente de que Shakespeare pertenecía a todo el mundo y en todo el mundo.

Me ha gustado saber que la elaboración del primer mensaje de todos los Días Mundiales del Teatro fue confiada en 1962 a Jean Cocteau, el más indicado sin lugar a dudas, siendo él el autor de Mi primer viaje. Una vuelta al mundo en 80 días. Yo he dado la vuelta al mundo de una manera diferente, participando en unos 80 espectáculos o unas 80 películas. Digo películas también porque no hago ninguna distinción entre actuar para el teatro o para el cine y esto sorprende mucho cada vez que lo digo, pero es la verdad, es así. No hay ninguna diferencia.

Hablando de esta manera, no soy yo misma, no soy una actriz, solo soy una de esas numerosas personas gracias a las cuales el teatro sigue existiendo. Es un poco nuestro deber. Y es nuestra necesidad, es decir, no hacemos que el teatro exista, sino más bien es gracias al teatro que existimos. El teatro es muy fuerte, resiste, sobrevive a todo, a las guerras, a las censuras, a la falta de dinero. Basta con decir “el decorado es un escenario vacío y representa a una época indeterminada” y de dejar que entre un actor. O una actriz. ¿Qué hará? ¿Qué dirá? ¿Va a hablar? El público está expectante, está a punto de descubrirlo. Es el público sin el cual no existe el teatro, no lo olvidemos nunca. Una sola persona del público es un público. Pero ¡que no haya muchas sillas vacías, por favor! Excepto en Ionesco… Al final la Anciana dice: “Sí, Sí, morir en plena gloria. Vamos a morir para entrar en la leyenda... al menos tendremos nuestra calle ...”

El Día Mundial del Teatro existe desde hace 55 años. En estos 55 años, soy la octava mujer a la que se invita a pronunciar el mensaje, en realidad no sé si la palabra “mensaje” es la más adecuada. Mis antecesores (¡el género masculino se impone!) hablan de un teatro de imaginación, de libertad, originario, han hablado de lo multicultural, de la belleza, de preguntas sin respuestas… En 2013, hace tan solo cuatro años, Dario Fo dijo: “La única solución a la crisis se basa en la esperanza de que se organice una gran caza de brujas contra nosotros y especialmente contra la gente joven que desea aprender el arte del teatro: una nueva diáspora de Comediantes que, desde tal imposición, sin lugar a dudas provocará beneficios inimaginables por el bien de una nueva representación".

“Los beneficios inimaginables”, bella fórmula, digna de ser incluida en un programa político, ¿verdad?... Ya que me encuentro en París, un poco antes de unas elecciones presidenciales, aprovecho para sugerir a los que parecen tener ganas de gobernarnos, estar atentos a los “beneficios inimaginables” que proporciona el teatro. Pero ¡que no haya caza de brujas!

El teatro es para mí lo otro, es el diálogo, es la ausencia de odio. La amistad entre los pueblos, no sé muy bien lo qué significa pero creo en la comunidad, en la amistad entre espectadores y actores, en la unión de todos los que el teatro une, los que lo escriben, los que lo traducen, los que lo iluminan, lo visten, lo decoran, los que lo interpretan, los que lo hacen, los que van a verlo. El teatro nos protege, nos da cobijo… Creo incluso que nos ama… tanto como le amamos… Me acuerdo de un viejo regidor a la antigua usanza, que antes de levantar el telón y entre bastidores, decía cada noche con voz firme: “¡Demos paso al teatro!” Estas serán mis palabras finales. Gracias.

Traducción #CDAEA: Catalina González Melero.

Como recoge nuestra agenda y programación cultural #elcentroAescena, el próximo día 27 de marzo el Centro de Documentación de las Artes Escénicas celebrará este día tan simbólico para seguidores, artistas y especialistas del ámbito teatral saliendo a la puerta de nuestra sede, en la plaza de Santa Lucía para realizar la lectura del Manifiesto.
Acto seguido, también en la plaza, podremos disfrutar de una obra que dejó huella dentro de las actividades de #elcentroAescena. La compañía Mujereando, nacida en el seno de Rais Fundación, nos muestra una obra de marcado cariz social, que lleva por título Invisibles.

Os esperamos a todos el próximo lunes 27 de marzo a partir de las 19:30h en Santa Lucía para conmemorar este día tan significativo para las artes escénicas y el teatro.