El pasado viernes falleció Julio Martínez Velasco, de él podríamos decir que era un prolífico autor dramático, reconocido con diferentes galardones. Autor de textos para niños, cuando pocos se acordaban de su existencia como espectadores. Todavía hoy toda una generación recuerda su Atila toma tila. Ejerció de cronista e historiador de la escena con la redacción de diferentes libros recopilatorios, fundamentales para el estudio de la vida escénica del siglo XX en Sevilla. Realizó miles de críticas de espectáculos con un estilo muy personal y didáctico. Contribuyó a la recuperación de los títeres de guante con su compañía Pipirijaina del Titirimundi, que llevó con su familia de pueblo en pueblo regalando historias e ilusión donde el teatro jamás había llegado.

Sin embargo, nosotros preferimos decir que era un amigo, que cada vez que teníamos una consulta, ahí estaba con su sabiduría enciclopédica, y que cuando se le llamaba acudía. Era el crítico que siempre encontraba algo positivo, y el titiritero vocacional. El Centro de Documentación de las Artes Escénicas de Andalucía ha perdido un gran colaborador, y el teatro una parte de su historia, pues con él se han ido vivencias y pequeñas historias de la escena española, y especialmente sevillana, imposibles ya de recuperar.
 
Pero sobre todo, estamos convencidos que nos ha dejado una buena persona que dedicó al teatro, su otro gran amor, gran parte de su vida, la cual siempre estará presente en nuestra memoria a través de su legado.