Teatro Central Sala A
Calle José de Gálvez, 41092 Sevilla
AGUSTÍ VILLARONGA/EDUARD FERNÁNDEZ/DARÍO GRANDINETTI
EVENTO CANCELADO
De ALESSANDRO BARICCO Adaptación y dirección: AGUSTÍ VILLARONGA Con EDUARD FERNÁNDEZ y DARÍO GRANDINETTI
DOS ACTORES DE PRIMERA FILA COMO EDUARD FERNÁNDEZ Y DARÍO GRANDINETTI, SE PONEN A LAS ÓRDENES DEL PRESTIGIOSO DIRECTOR DE CINE AGUSTÍ VILLARONGA PARA LLEVAR A ESCENA UNA HISTORIA REAL.
HACE MUCHOS AÑOS, EN MEDIO DE ALGÚN OCÉANO, NAUFRAGÓ LA MEDUSA, UNA FRAGATA DE LA MARINA FRANCESA. 147 HOMBRES INTENTARON SALVARSE SUBIENDO A UNA ENORME BALSA Y CONFIÁNDOSE AL MAR. EL HORROR DURÓ DÍAS Y DÍAS, Y SOBRE ESE ESCENARIO SE MOSTRARON LA PEOR DE LAS CRUELDADES Y LA MÁS DULCE DE LAS PIEDADES.
Este suceso fue inmortalizado por Théodore Géricault en el lienzo La balsa de la Medusa, conservado en el Museo del Louvre. Alessandro Baricco lo recogió en el capítulo El vientre del mar, dentro de su novela Océano mar, y en este capítulo se ha basado Agustí Villaronga para su adaptación.
El 17 de junio de 1816, parte de la isla de Aix, en la costa francesa, la fragata La Medusa. Se dirige a Senegal, territorio que regresaba a manos francesas tras un tiempo bajo dominio inglés.
Tras dieciséis días de navegación, debido a la incompetencia de su capitán, embarranca en unos bajos frente a la costa africana. Ante la escasez de botes salvavidas, se construye una balsa en la que embarcan ciento cuarenta y siete tripulantes, mayoritariamente marineros, quienes de inmediato son abandonados cobardemente a su suerte cortando los cabos que los unían a los botes.
Se desarrolla entonces un episodio dantesco de locura, desesperación y canibalismo al que sobrevivirán únicamente quince marinos.
Dos de los supervivientes, el oficial médico Savigny y el marinero raso Thomas, relatan, cada uno a su manera, el deterioro al que se ven sometidos los náufragos tratando de sobrevivir sobre una balsa en medio del océano.
Agustí Villaronga se encarga de la adaptación de este texto, un texto magnífico, poético y atroz. En la novela el relato se estructura a través de dos grandes monólogos, uno tras otro. La adaptación, sin embargo, los intercala para construir una especie de diálogo entre esos dos personajes que, abandonados por la tierra, acaban convirtiéndose en mar.
Es casi inevitable no ver en este trágico suceso una metáfora de los múltiples naufragios que actualmente se producen en el Mediterráneo. Todo ello estará presente pero también la irreductible resistencia de la esperanza y de la dignidad humanas, incluso en los casos de injusticia extrema como el de estos episodios.