Puesta en escena: DIDIER RUIZ Colaboración artística: TOMEU VERGÉS

Espectáculo para 6 intérpretes

Con la colaboración de

¿HOMBRE O MUJER? JUSTO A MEDIO CAMINO.

EN TRANS, DIDIER RUIZ, SIN PATHOS, PONE SOBRE EL ESCENARIO A PERSONAS QUE HAN CAMBIADO DE IDENTIDAD SEXUAL.

TRANS(PARENTES), ¿VISIBLES O INVISIBLES?

Hace años que Didier Ruiz trabaja con adolescentes, expresidiarios o con personas mayores, a quienes no duda en llamar “viejos”. Un director teatral que gusta de calificar sus producciones como “teatro de lo humano”, en contraposición al término “teatro documental”, ya que su reto es el de instaurar una relación distinta a la habitual entre el escenario y la sala, entre intérpretes y espectadores.

Éxito indiscutible en la ciudad condal: dos temporadas seguidas presentado en el Teatre Lliure (Barcelona) con el cartel de “no hay entradas” durante todos los días de su programación. Aclamado en el Festival de Aviñón 2018 y programado en temporada oficial en la prestigiosa Schaubühne de Berlín. Todo ello nos habla de la magnífica recepción obtenida por este espectáculo de “alto riesgo” en el circuito internacional.

A la pregunta de si su teatro es documental, Didier siempre responde es a la crítica y al público a quienes les toca decirlo. Bajo el pretexto de que sus intérpretes no son actores, que representan su propia historia, siempre existe la tentación de subtitular las puestas en escena de nuestro creador.

En efecto sobre el escenario no hay “profesionales”, pero están maravillosamente dirigidos y poseen la fuerza de “la verdad”.

Sobre el escenario descubrimos a Neus Asencio Vicente, Clara Palau i Canals, Daniel Ranieri del Hoyo, Raúl Roca Baujardon, Ian de la Rosa, Sandra Soro Mateos, Leyre Tarrason Corominas. Sus nombres son los actuales, pero no con los que nacieron. Todos han cambiado de género. Esta es la aportación principal de esta pieza: interrogarnos, más incisivamente que nunca, sobre lo que es ser hombre o mujer, sobre lo que esto significa corporal y psíquicamente.

Los siete intérpretes aparecen en el escenario, se colocan en posición semicircular, rodeados de un ciclorama, como si se tratase de una crisálida. La luz es blanca, dulce, bella. Descubrimos que la palabra “transexual” no tiene un significado preciso. Cada uno cuenta su propia historia. Cada relato se cruza con el de otro testimonio… es el momento de la revelación, la transformación, el espacio público… Todo avanza sin nombrar las escenas, con una fluidez perfecta. A menudo nos cuesta pensar que ella o él no hayan nacido en el cuerpo que vemos, hasta tal punto que creemos evidente que ese es el envoltorio que les es propio.

Nos encontramos, pues, ante una pieza sensible y perturbadora aplaudida en media Europa y más allá de sus fronteras.