La nueva figura de ayudante doctor vinculado al sector clínico atenuará la carencia de profesores médicos en Andalucía

La Consejería de Universidad prepara la orden que recogerá los criterios y las condiciones que deberán reunir su contratación por las universidades públicas
Andalucía, 11/05/2024
Estudiantes universitarios en el aula

Estudiantes en un aula universitaria

La Consejería de Universidad, Investigación e Innovación prepara la orden que establecerá las condiciones y requisitos que guiarán la contratación y la actividad del ayudante doctor con vinculación clínica al sistema sanitario público, figura pionera en Andalucía con la que se pretende solucionar la carencia de profesorado médico en los grados de Medicina de la comunidad y adelantar el inicio de su carrera académica e investigadora.

Esta modalidad ya se incorporó en la actual normativa regional en materia de universidades en octubre de 2023 a través de una modificación parcial que se realizó con el fin de adaptar la legislación andaluza a los cambios de personal docente e investigador de carácter laboral recogidos en la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU). Este novedoso perfil no existe actualmente en el marco estatal ni en otras normas autonómicas y su desarrollo atraerá más talento al Servicio Andaluz de Salud (SAS) y a las universidades.

De acuerdo con el borrador de la orden, la Consejería de Universidad propone que este perfil tenga consideración de personal de la universidad y plantea que la dedicación al desempeño asistencial y a las labores de docencia y de investigación sea equilibrada para facilitar la acreditación y estabilización de este personal. Asimismo, el texto legal también plantea que la remuneración del profesorado ayudante doctor con vinculación clínica sea la misma que la estipulada para la categoría de ayudante doctor de universidad y que esa retribución será asumida al 50% por la institución académica en la que desarrolle su labor y por el SAS, dependiente de la Consejería de Salud y Consumo, que debe hacerse cargo, además, de la parte correspondiente a guardias, complementos y continuidades.

Al margen de esta futura orden, el marco normativo de referencia también establece que la contratación de ayudante doctor será a tiempo completo y no podrá ser inferior a un año ni superior a cinco, pudiendo prorrogarse si se hubiera concertado por una duración inferior a la máxima. En cualquier caso, el tiempo total de los contratos de ayudante doctor en la misma o diferente universidad, no podrá exceder de ocho años.

Una anticipación de 6 años 

La categoría de ayudante doctor vinculado al sistema sanitario público está orientada a los jóvenes médicos que hayan finalizado su periodo de especialización a través del MIR y que estén en posesión del título de doctor. Los candidatos a obtener esta plaza se incorporarían a la universidad a una edad aproximada de 30 años, pudiendo alcanzar la siguiente etapa, la de contratado doctor con vinculación clínica o profesor titular vinculado, a los 36 años, algo que ocurre actualmente a una edad superior a los 40 años, por lo que se adelanta la carrera académica de este personal en seis años.

Esta medida contribuirá, además, a renovar la plantilla docente, al favorecer la incorporación de profesionales sanitarios a las facultades de Medicina en etapas muy tempranas.

Tanto la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina de España como el Foro de la Profesión Médica llevan alertando en los últimos años de la insuficiencia de la plantilla docente de carácter clínico, poniendo el acento en que la carencia actual es de casi 4.000 profesores con la previsión de que la situación se agrave y esa cifra se eleve hasta los 5.000 en 2030. Además, ponen el foco sobre otro problema añadido: la necesidad de rejuvenecer ese profesorado ante el alto índice de jubilaciones de sus miembros, cuya edad media supera los 50 años, por encima del resto de personal docente e investigador en otras áreas de enseñanza.

El periodo de formación de los médicos supera con creces el invertido en otros grados: a los seis años de carrera hay que añadirle el tiempo de preparación de la prueba MIR para acceder a una plaza de especialista en el sistema de salud español, así como los cuatro o cinco años de residencia y los cuatro de doctorado. Esa acumulación de etapas provoca que la edad de partida en la carrera académica ya sea bastante avanzada.

Por otro lado, la doble condición clínica y docente exige a estos profesionales, para acceder a una plaza universitaria, superar como cualquier otro profesor el proceso de acreditación que evalúa los méritos docentes y las publicaciones científicas. Sin embargo, al tratarse de médicos en ejercicio, tienen menos tiempo de dedicación a la investigación y a la enseñanza, por lo que les resulta más complicado obtener los exigentes requisitos fijados por la Agencia Nacional de Evaluación. Eso dificulta y desalienta a los potenciales candidatos, que se quejan, además, de que el sistema de evaluación actual no valora adecuadamente su actividad asistencial.

Esa combinación de factores, unida a las restricciones impuestas en las tasas de reposición para reemplazar las jubilaciones, han complicado la renovación y el relevo generacional de las plantillas docentes en el ámbito sanitario.

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