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Informe de
Medio Ambiente en Andalucía
El desperdicio de alimentos
Obviando el aspecto ético que pone de
manifiesto el despropósito que supone
la existencia de una población vulnerable
que demanda ayuda alimentaria frente
al despilfarro de cantidades ingentes de
alimentos, desde el punto de vista del
cuidado del planeta la lucha contra el
despilfarro es un reto y una oportunidad
que no debería ser ignorada, si aspiramos
a construir un mundo más sostenible y
una sociedad más próspera y solidaria.
La Comisión Europea estima que cada
año se desaprovechan en el mundo
más de 1.300 millones de toneladas de
alimentos, es decir, 1/3 de lo que se
produce. Europa es el segundo territorio
con mayores pérdidas de alimentos a
escala mundial, después de Norteamérica
y Oceanía. Según el informe de la FAO,
Global food losses and food waste
(2011), en Europa tiramos a la basura 89
millones de toneladas anuales, lo que
implica una media de entre 95 y 115 kilos
de comida por persona y año.
La FAO calcula en 936 mil millones de
dólares anuales el valor del desperdicio
de alimentos, a escala mundial. Esta
cantidad se refiere únicamente al coste
directo (monetario) del despilfarro, y no
considera los impactos ambientales y
sociales asociados al mismo.
FAO: Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura.
Además del impacto social y económico,
el despilfarro alimentario tiene
importantes repercusiones negativas
sobre el medio ambiente, ya que
contribuye a aumentar en gran medida
las emisiones de gases de efecto
invernadero, la huella hídrica y las
pérdidas u ocupación del suelo, factores
todos ellos que ayudan a incrementar el
problema del cambio climático. A escala
planetaria, si el desperdicio alimentario
fuese un país, ocuparía el primer lugar
según la huella hídrica, el segundo en
ocupación de tierras, y el tercer lugar
considerando las emisiones de gases de
efecto invernadero.