Los ecosistemas y la biodiversidad son el soporte de la vida sobre el planeta, y los servicios que se obtienen de su funcionamiento son esenciales para el bienestar y la salud de las personas en todo el mundo.
Además de proporcionarnos las necesidades básicas de alimento, aire, agua limpia, protección y cierta estabilidad climática, del flujo de los servicios de los ecosistemas depende la seguridad económica y física, de libertad, de elección y de relaciones sociales.
Así, y más allá de las consecuencias directas que el cambio en los ecosistemas tiene sobre las personas como entes biológicos, existe una estrecha relación causal entre el flujo de servicios de los ecosistemas y los medios de subsistencia, los ingresos, los fenómenos demográficos de mortalidad y migración local, algunos conflictos sociales y políticos y, en última instancia en el bienestar humano.
Por la inercia con la que funciona la naturaleza y por los vínculos en el espacio y en el tiempo que implican los procesos naturales, las consecuencias sobre el bienestar humano de los cambios en los ecosistemas, y por tanto, en el flujo de sus servicios, se manifiesta tanto a escala local, como regional y global, pero también en el corto, medio y largo plazo.
Desde esa perspectiva utilitaria, los ecosistemas que mantienen su funcionamiento aseguran su capacidad de generar servicios a la sociedad y representan un capital natural, independientemente de que los servicios derivados de su funcionalidad tengan, o no, valor monetario en el mercado.
En este ámbito temático se ofrece información sobre los principales proyectos e iniciativas que desde la Consejería se desarrollan para la gestión del capital natural de Andalucía con objetivos de sostenibilidad.
